Poder y Política Portada

Kast se impone en el conteo preliminar y perfila una victoria con amplio respaldo electoral

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 21 segundos

Con el 57,44 % de las mesas escrutadas, el Servicio Electoral (Servel) entregó este domingo una nueva actualización de los resultados de la segunda vuelta presidencial, confirmando una tendencia clara: José Antonio Kast obtiene hasta ahora el 59,16 % de los votos, mientras que Jeannette Jara alcanza el 40,84 %. La distancia, cercana a los 18 puntos porcentuales, perfila una victoria holgada del candidato del Partido Republicano, a la espera de que avance el cómputo oficial.

El resultado parcial consolida un escenario que las encuestas venían anticipando en los últimos días, aunque con márgenes menores. La magnitud de la diferencia, sin embargo, vuelve a instalar preguntas de fondo sobre el rumbo político del país, la legitimidad del proyecto que emerge vencedor y las tensiones que se abrirán a partir del lunes, tanto en el sistema político como en la sociedad chilena.

Desde el punto de vista estrictamente electoral, el desempeño de Kast refleja una capacidad de movilización superior a la esperada, especialmente en sectores que históricamente han mostrado altos niveles de abstención. El discurso de orden, seguridad y control del Estado, reforzado durante la campaña final, parece haber logrado articular un voto transversal que va más allá del electorado tradicional de la derecha, captando apoyos en capas populares atravesadas por el miedo, la inseguridad económica y la desconfianza hacia la política institucional.

Para Jeannette Jara, en cambio, el resultado preliminar confirma las dificultades que enfrentó su candidatura para romper el techo electoral del oficialismo. Pese a un repunte en las últimas semanas, visible en debates y en una mayor presencia territorial, la candidata no logró revertir la percepción mayoritaria de continuidad con un ciclo político desgastado. Su votación, aunque significativa, no fue suficiente para disputar el liderazgo de Kast en un escenario marcado por el voto castigo y el hastío social.




Más allá de las cifras, el resultado abre una fase política delicada. Kast llega a la antesala de La Moneda con una votación robusta, pero también con fragilidades estructurales. Su programa económico, que contempla recortes fiscales de gran magnitud en plazos breves, ha generado inquietud incluso en sectores empresariales que lo apoyaron. A ello se suma la ambigüedad persistente frente a temas sensibles como derechos humanos, memoria histórica y política exterior, aspectos que podrían tensionar tanto la gobernabilidad interna como la relación de Chile con la comunidad internacional.

En paralelo, el desempeño electoral de Jara plantea interrogantes sobre el futuro del progresismo chileno. Su resultado expresa un colapso en el oficialismo aun cuando las elecciones parlamentarias mantuvo un caudal electoral relevante que podría convertirse en un factor de oposición decisivo en el próximo ciclo. En ese sentido, incluso en la derrota, el oficialismo logra impedir una hegemonía absoluta de la extrema derecha y conserva capacidad de incidencia política y social.

El dato del Servel también debe leerse a la luz de un proceso más largo. Chile no vota hoy solo por un presidente, sino por una forma de administrar el modelo neoliberal que rige desde hace más de tres décadas. La elección no enfrenta proyectos económicos radicalmente opuestos, sino dos variantes de un mismo orden, diferenciadas por su relación con la democracia, los derechos y el rol del Estado. En ese marco, la ventaja de Kast expresa un giro hacia una versión más autoritaria del neoliberalismo, mientras que el respaldo a Jara refleja la persistencia de una alternativa democrática, aunque debilitada.

A medida que avance el escrutinio y se consolide el resultado final, el país ingresará en una etapa de definiciones rápidas. El lunes comenzará el tránsito entre el triunfo electoral y la realidad de gobernar, un camino donde el respaldo obtenido en las urnas deberá traducirse en capacidad de diálogo, acuerdos y responsabilidad institucional. La magnitud de la votación no elimina las tensiones; por el contrario, las amplifica.

Con más de la mitad de las mesas escrutadas, la señal es clara. José Antonio Kast se encamina a la presidencia con un respaldo mayoritario, pero también con el desafío de demostrar que ese apoyo no se transformará en un mandato excluyente. En las próximas horas, mientras el país espera el resultado definitivo, la pregunta que se instala no es solo quién ganó la elección, sino qué tipo de democracia emergerá de ella.



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *