Centro Memoria y Futuro advierte sobre escalada de agresión de Estados Unidos contra Venezuela
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Diversas organizaciones y centros de pensamiento latinoamericanos han manifestado su preocupación ante la escalada de agresiones del Gobierno de Estados Unidos contra la República Bolivariana de Venezuela, advirtiendo que esta situación no solo amenaza a ese país, sino que representa un riesgo para toda la región.
En una declaración pública difundida este 17 de diciembre desde Santiago, el Centro Memoria y Futuro denunció que Washington ha intensificado sus acciones contra Venezuela, pasando —según señalan— desde sanciones económicas unilaterales y actos de confiscación de bienes, hasta el despliegue de una importante flota naval y medios militares en el Caribe, incluyendo fuerzas aéreas y marines.
La organización sostiene que estas acciones se justifican bajo el argumento del combate al narcotráfico y al llamado “narco-terrorismo”, una narrativa fabricada y carente de sustento, comparable a la utilizada por Estados Unidos para intervenir militarmente en Irak a comienzos de los años 2000, bajo la acusación de poseer armas de destrucción masiva.
“Están mintiendo, y los medios de desinformación masiva han impuesto esa mentira que, repetida mil veces, se transforma en verdad”, afirma el documento.
Cuestionamiento a las acusaciones contra Venezuela
En la declaración se rechaza categóricamente la idea de que Venezuela sea un país productor de drogas o una ruta central del narcotráfico internacional. También se rechaza como una mentira más la existencia del denominado “Cartel de los Soles” y cualquier vínculo del presidente Nicolás Maduro con estructuras criminales, calificando estas acusaciones como parte de una guerra psicológica destinada a preparar el terreno para una agresión militar.
Según el texto, estas imputaciones forman parte de una estrategia más amplia del aparato de defensa estadounidense para legitimar ante la opinión pública internacional una eventual intervención armada.
Doctrina Monroe y disputa geopolítica
El comunicado sitúa estos hechos en el marco de un retorno explícito de la Doctrina Monroe, formulada en 1823 bajo el lema “América para los americanos”, interpretado hoy como “América para Estados Unidos”.
Desde esta perspectiva, la presión sobre Venezuela no solo tendría como objetivo el control de sus vastos recursos naturales, sino también frenar la creciente influencia de China en América Latina, en un contexto de competencia geopolítica global en el que Washington ya no logra imponerse mediante las reglas del libre mercado que históricamente ha promovido.
El texto advierte que Venezuela podría ser “el primero de muchos países” en ser amenazados o agredidos si no se alinean con los intereses estratégicos del gobierno estadounidense.
Críticas a organismos internacionales y gobiernos regionales
Otro de los ejes centrales de la declaración es la crítica a la pasividad de los organismos internacionales, en particular la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Según el Centro Memoria y Futuro, el silencio de estas instancias frente al despliegue militar y a los actos de incautación y bloqueo constituye una forma de complicidad pasiva ante lo que califican como prácticas de piratería y posibles crímenes internacionales.
También se cuestiona la actitud de varios gobiernos de la región, a los que el documento describe como alineados o subordinados a la política exterior de Washington.
Llamado a la solidaridad y a la defensa de la soberanía
En su declaración, el Centro Memoria y Futuro —que se define como heredero del pensamiento y la experiencia del presidente Salvador Allende y de la dirección socialista asesinada durante la dictadura de Augusto Pinochet— expresó su condena a la escalada de tensiones y llamó a organizaciones sociales, políticas y personas “de buena voluntad” a pronunciarse contra la guerra y en defensa de la soberanía de los pueblos.
El documento enfatiza la necesidad de soluciones pacíficas a los conflictos, el respeto al derecho internacional y el rechazo a cualquier intento de imponer en América Latina políticas imperiales o neocoloniales en el siglo XXI.
“Latinoamérica será grande y próspera cuando impere la justicia y juntos defendamos su independencia y su autodeterminación”, concluye la declaración
