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Una placa para la memoria: Amnistía Internacional conmemora el histórico concierto por los derechos humanos en el Estadio Nacional

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A 34 años del emblemático concierto “Desde Chile… un abrazo a la esperanza”, Amnistía Internacional y la Corporación Estadio Nacional Memoria Nacional inauguraron este viernes una placa conmemorativa en el espacio de memoria Escotilla 8 del Estadio Nacional. La actividad, íntima y profundamente emotiva, reunió a artistas, organizaciones de derechos humanos, autoridades y familiares de víctimas de la dictadura, en un acto de memoria activa que honra uno de los hitos culturales más significativos del retorno a la democracia en Chile.

El concierto, realizado el 12 y 13 de octubre de 1990, marcó el primer evento internacional de gran envergadura tras el fin de la dictadura, y reunió a más de cien mil personas en una celebración por la vida, la libertad y los derechos humanos. Figuras internacionales como Peter Gabriel, Sting, Rubén Blades, Sinéad O’Connor, Luz Casal, Wynton Marsalis y Tracy Chapman compartieron escenario con referentes nacionales como Inti-Illimani y Congreso. Fue una verdadera fiesta de reencuentro y esperanza en un país que recién comenzaba a sacudirse el miedo.

“La placa es una forma de recordar y traer a la memoria la relevancia de este momento donde miles de personas pudieron volver a reunirse, cantar, bailar y abrazarse sin temor tras años de una dictadura salvaje”, señaló Rodrigo Bustos Bottai, director de Amnistía Internacional Chile, durante la ceremonia.

El lugar elegido para instalar la placa —la Escotilla 8— no es casual: fue por esa puerta donde cientos de detenidos fueron ingresados al Estadio Nacional durante los primeros días del golpe de Estado de 1973. Transformado hoy en espacio de memoria, ese acceso representa uno de los símbolos más duros de la represión, pero también de la resistencia y la dignidad.




“Han pasado más de tres décadas desde aquel homenaje musical a los derechos humanos y también del fin de la dictadura civil y militar que asoló nuestro país por 17 años. Pero la memoria no responde al calendario. La memoria persiste porque es necesaria, porque sin ella, no hay justicia, no hay verdad, y no hay garantías de no repetición”, afirmó Marcelo Acevedo Vallejos, presidente de la Corporación Estadio Nacional Memoria Nacional.

Durante el evento también se recordó la emotiva presentación de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD) en el escenario del concierto de 1990, cuando bailaron la ‘cueca sola’ como símbolo del duelo y la búsqueda incansable de justicia. Aquella escena fue acompañada por Sting con su canción They Dance Alone, compuesta como un homenaje a las mujeres que enfrentaron la dictadura con coraje y ternura.

La ceremonia de este viernes contó con la presencia de representantes de organizaciones como Londres 38, Villa Grimaldi, 3 y 4 Álamos, la Fundación Víctor Jara, la Ex Clínica Santa Lucía y el Museo de la Memoria, entre otras, junto a músicos históricos como miembros de Inti-Illimani y Congreso. Un entramado de memorias vivas que sigue entrelazando arte, política y derechos humanos.

“En tiempos electorales, donde los discursos de odio y el negacionismo se hacen presentes, es importante, hoy más que nunca, cuidar y dignificar los sitios de memoria, como el Estadio Nacional, para que puedan cumplir su función educativa y ser un legado de la historia de Chile”, concluyó Rodrigo Bustos.

A más de tres décadas del retorno a la democracia, la placa instalada no solo recuerda un concierto: señala un compromiso. En un país donde aún se niegan crímenes y se relativizan responsabilidades, la memoria sigue siendo una forma de resistencia, y la música, un abrazo que no se apaga.



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