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Lula rechaza ultimátum de Trump y acusa a Bolsonaro de traición: “Brasil no acepta chantajes”

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En un encendido discurso en la inauguración del Congreso de la Unión Nacional de Estudiantes, en Goiânia, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva rechazó categóricamente lo que calificó como un “chantaje inaceptable” por parte de su homólogo estadounidense, Donald Trump. Según trascendió, el líder republicano habría exigido el fin del proceso judicial contra el expresidente Jair Bolsonaro, bajo amenaza de imponer nuevos aranceles a productos brasileños.

“Brasil no acepta amenazas de nadie. Somos un país soberano y nuestras decisiones las tomamos nosotros, no en Washington ni en ninguna otra capital”, afirmó Lula ante un auditorio repleto. Sus palabras encendieron los ánimos de los asistentes, quienes respondieron con ovaciones y cánticos en defensa de la autonomía nacional.

Ultimátum y soberanía

El contenido exacto del mensaje de Trump no ha sido divulgado oficialmente, pero fuentes diplomáticas en Brasilia interpretaron la comunicación como un intento de presionar al Gobierno de Lula para detener las investigaciones contra Bolsonaro, actualmente procesado por su presunta implicación en intentos golpistas y vínculos con grupos extremistas internacionales.

Lula no dejó lugar a dudas sobre su posición: “No negociaremos bajo amenazas ni aceptaremos condicionamientos de potencias extranjeras. Brasil tiene una política exterior basada en el respeto mutuo y la cooperación, no en la subordinación”.




Críticas al clan Bolsonaro

En su alocución, Lula arremetió con fuerza contra Jair Bolsonaro y su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro, a quienes calificó de “traidores a la patria” por, según él, haber comprometido la soberanía brasileña durante su mandato (2019-2022).

“El alineamiento incondicional de Bolsonaro con Washington puso en riesgo nuestros recursos naturales y las políticas públicas. Hoy defendemos una Amazonía brasileña y sudamericana, no una Amazonía al servicio de intereses extranjeros”, subrayó el mandatario.

Autonomía estratégica y Sur Global

El presidente brasileño aprovechó la ocasión para reforzar su visión de una política exterior centrada en la autonomía estratégica y la integración regional. Recordó que su Gobierno impulsa alianzas en el Sur Global a través de bloques como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y el Mercado Común del Sur (Mercosur).

“La multipolaridad es la única garantía para que las naciones en desarrollo tengan voz propia en el escenario internacional. Brasil será un actor clave en esa construcción”, afirmó.

Contexto de tensiones

El pronunciamiento de Lula se produce en un momento de creciente tensión diplomática entre Brasil y Estados Unidos. La retórica de Trump, conocida por sus tácticas de presión comercial, añade un elemento de incertidumbre a la relación bilateral, mientras se desarrollan en Brasil investigaciones que podrían comprometer seriamente a Bolsonaro y su círculo más cercano.

El Gobierno brasileño, por su parte, ha insistido en que la defensa de la Amazonía y otros recursos estratégicos seguirá siendo una decisión exclusiva del pueblo brasileño, resistiendo cualquier intento de injerencia foránea.

Un Brasil en pie

Con un tono que evocó sus discursos de los primeros mandatos (2003-2010), Lula cerró su intervención con un mensaje de unidad nacional: “Hoy más que nunca debemos recordar que la soberanía no se negocia. El futuro de Brasil será decidido aquí, por los brasileños y brasileñas, y por nadie más”.

La declaración de Lula marca un nuevo capítulo en la relación entre Brasil y Estados Unidos, con posibles repercusiones tanto en el ámbito comercial como en el geopolítico, en un mundo cada vez más marcado por el ascenso de nuevas potencias y las tensiones entre bloques.



  1. Felipe Portales says:

    Que Trump es un delincuente, matón, odioso, racista, xenófobo, ultranacionalista, imperialista, etc. eso ya lo sabíamos. Pero como de todo mal salen bienes (en demostración de la teología y filosofía del predominio del bien sobre el mal) de su segunda presidencia se pueden extraer también algunos bienes no desdeñables: La disminución del riesgo de enfrentamiento nuclear con Rusia; el transparentar el imperialismo que muchos han querido olvidar; y, particularmente, que sus políticas están agudizando extraordinariamente la decadencia de Estados Unidos como gran potencia (que ha sido nefasta particularmente para nuestra América Latina) al hacerle perder prestigio y al provocar el éxodo (y la obvia pérdida de nuevos estudiantes extranjeros de elite) creciente de científicos y académicos extranjeros. ¡No se da cuenta de la importancia que ha tenido para la supremacía estadounidense el haber sido el polo de atracción más importante en la materia y en que el «deformar» por años a la elite humanística mundial le ha rendido gigantescos dividendos: ¡No lo sabremos nosotros con los «chicago boys» y con economistas que estudiaron post-grados en Harvard y otras universidades estadounidenses…

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