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¿Campaña sucia o montaje comunicacional? La derecha entre la guerra y la victimización

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La contienda presidencial chilena ha dado un giro inesperado con la polémica entre Evelyn Matthei y el Partido Republicano de José Antonio Kast. La candidata de Chile Vamos denunció una “campaña asquerosa” en su contra, acusando la circulación de videos manipulados que la muestran vacilante y sugieren que sufre de Alzheimer. Desde la ultraderecha, Kast negó cualquier participación, mientras dirigentes republicanos ofrecieron disculpas públicas por comentarios ofensivos.

Pero a una semana de que Johannes Kaiser, candidato del Partido Nacional Libertario, lanzara ataques directos y cargados de símbolos dictatoriales contra Jeannette Jara —sin provocar un escándalo mediático comparable— surge una pregunta inevitable: ¿es esta confrontación interna en la derecha una muestra auténtica de tensiones o una operación comunicacional cuidadosamente diseñada?

El relato de la victimización

Matthei, con gran eco mediático, ha construido un relato en el que se presenta como víctima de una “guerra sucia” y de prácticas políticas degradantes. En X, desde la Región de Los Ríos, afirmó: “Chile necesita más unidad y menos división. Mientras algunos optan por el barro, nosotros seguimos en terreno, escuchando y proponiendo un camino mejor.”

El mensaje va más allá de una denuncia puntual. Es un intento de reposicionar su imagen como la de una candidata ética y moderada en contraste con la derecha radicalizada que, según ella, recurre a la desinformación y al machismo para hacerla retroceder. La estrategia de victimización no es nueva en política: permite recuperar terreno cuando las encuestas no son favorables y sirve para reforzar la empatía con sectores moderados y descontentos.




Sin embargo, el timing y la amplificación mediática de la denuncia levantan sospechas. La candidata oficialista Jeannette Jara, líder en los sondeos, ha recibido ataques más duros desde la ultraderecha —como los de Kaiser, quien incluso entonó la tercera estrofa del himno nacional, símbolo de la dictadura— sin que se haya producido un despliegue comunicacional similar.

¿Una pieza comunicacional estratégica?

La denuncia de Matthei podría ser funcional a su campaña. Su caída en las encuestas, la consolidación de Kast y el liderazgo de Jara generan la necesidad de diferenciarse. Aparecer como víctima de la ultraderecha le permite marcar un límite moral y político frente a los sectores que ella misma ayudó a fortalecer durante años de alianzas.

El sociólogo Alberto Mayol, en su análisis para La Cosa Nostra, advierte que la derecha institucional chilena enfrenta el mismo dilema que partidos similares en EE. UU., Brasil y Europa: sin un “muro sanitario” para contener a figuras como Kast y Kaiser, corre el riesgo de ser absorbida por el populismo autoritario. En casi todos los casos comparados, las derechas tradicionales que intentaron pactar o mediar terminaron colonizadas o barridas por las fuerzas ultras.

¿Está Evelyn Matthei construyendo ese muro o simplemente utilizando la victimización para reposicionarse en la carrera presidencial?

Kaiser, Kast y la táctica de polarización

La proclamación de Johannes Kaiser como candidato presidencial del PNL y sus ataques a Jara forman parte de un escenario más amplio. Su estilo confrontacional podría estar diseñando un “marco” que permita a Kast aparecer como una figura más moderada dentro de la ultraderecha.

La ministra Antonia Orellana advirtió sobre el peligro de normalizar este juego de extremos: “Hay un ataque sistémico que utiliza incluso inteligencia artificial para manipular videos y difundirlos en redes.” ¿Es Kaiser el ariete de una estrategia mayor de la derecha radical para polarizar el debate y desplazar a Matthei?

La batalla por el relato

Lo que está en juego no son solo puntos porcentuales, sino el control del relato político en la derecha. Matthei busca presentarse como la bisagra ética entre la derecha institucional y el populismo autoritario, pero la historia reciente sugiere que este posicionamiento puede ser insuficiente.

En EE. UU., el Partido Republicano fue arrasado por el trumpismo. En Brasil, el PSDB fue eclipsado por Bolsonaro. En Argentina, el PRO de Macri sucumbió ante el anarco-capitalismo de Milei. Y en Europa, fuerzas como Salvini, Meloni y el PIS polaco arrasaron con sus pares tradicionales.

Si la victimización de Matthei es parte de una operación comunicacional, podría ser una jugada de alto riesgo. Si es sincera, su desafío será demostrar que tiene el liderazgo suficiente para contener a la ultraderecha sin perder su base electoral.

Simón del Valle



Periodista
  1. Renato Alvarado Vidal says:

    Era probable que ante la certeza de un triunfo en la presidencial, los diversos grupos y sectores de la derecha se peleasen a muerte por quedarse con el botín.
    Los dirigentes de derecha son patrones y no tienen asco a la hora de las zancadillas y canalladas, es cosa de recordar la voz de Piñera saliendo de la grabadora de Ricardo Claro y poniendo de todos colores a esta misma señora.

  2. Muchas palabras y poco contenido .
    Kast y Kaiser son claramente pinochetistas y pertenecen a esa
    «ideologia» dictatorial.
    Matthei es solo eso. Un apellido que nada dice y que muy poco
    puede ofrecer
    Si todavia existen papanatas que no captan la realidad
    nacional actual y su NECESARIO cambio con un gobierno
    adecuado y progresista , es porque son eso: PAPANATAS.

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