
El peso del voto venezolano: casi 238 mil migrantes podrán decidir en las elecciones presidenciales de Chile
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En un reportaje publicado este miércoles, La Tercera reveló cifras que han encendido aún más la discusión política sobre el voto de los extranjeros en Chile. Según datos del padrón provisorio entregado por el Servicio Electoral (Servel), 237.889 venezolanos están habilitados para votar en las elecciones presidenciales y parlamentarias de noviembre, transformándose en la principal fuerza electoral extranjera del país.
La cifra representa un aumento explosivo respecto a los comicios de 2021, cuando apenas 16.153 venezolanos estaban inscritos para sufragar. En solo cuatro años, el número se ha multiplicado por casi 15, producto de la ola migratoria que antecedió a la pandemia y de una normativa que permite votar a quienes tengan al menos cinco años de residencia regularizada en Chile, incluso temporal o discontinua.
Según La Tercera, el total de electores extranjeros habilitados para votar asciende a 886.190 personas, mientras que el padrón general (chilenos y extranjeros) suma 15.791.056. Esto significa que el voto extranjero equivale al 5,6% del electorado nacional, una proporción capaz de inclinar resultados estrechos en distritos o incluso en la elección presidencial.
Más votos que regiones completas
La comunidad venezolana habilitada para votar ya supera en número a los electores de regiones completas como Aysén, Arica o Magallanes. Si se compara a nivel comunal, solo nueve comunas en todo Chile tienen más electores que los venezolanos habilitados: Puente Alto, Maipú, Santiago, La Florida, Viña del Mar, Antofagasta, Valparaíso, Las Condes y Temuco.
La segunda fuerza electoral extranjera sigue siendo la comunidad peruana, con 193.883 electores, seguida por los colombianos, que suman 103.239.
Un debate político cruzado por el cálculo electoral
La eventual incidencia del voto venezolano, mayoritariamente crítico del régimen de Nicolás Maduro y presumiblemente inclinado hacia la derecha, ha tensionado el Congreso en las últimas semanas. Mientras en el pasado el oficialismo abogaba por la inclusión de los extranjeros en las decisiones nacionales, hoy diversos sectores de la izquierda temen que ese voto se transforme en un castigo electoral.
El ministro del Interior, Álvaro Elizalde, ha manifestado resistencia a tramitar una reforma para regularizar las multas a quienes no voten –dado el carácter obligatorio del sufragio–, si no se restringe también el derecho de los extranjeros a participar en los comicios. Sin embargo, el Servel ha advertido que cualquier cambio al padrón electoral es “técnicamente imposible” a estas alturas, dado que la ley fija el 17 de septiembre como fecha límite para publicar el padrón definitivo.
La paradoja de la derecha y la izquierda
Lo que hace aún más complejo el debate es el giro en las posturas históricas de ambos bloques políticos. La derecha, que durante años buscó limitar la migración, hoy defiende que los extranjeros mantengan su derecho a voto. ¿La razón? La presunción de que la comunidad migrante –en especial la venezolana– se identifica más con candidaturas conservadoras.
Por su parte, sectores del oficialismo han impulsado iniciativas para excluir a los extranjeros no nacionalizados de las elecciones presidenciales y parlamentarias. El senador socialista Tomás de Rementería afirmó esta semana: “Nos parece necesario que las elecciones presidenciales las decidan los nacionales y no los extranjeros. Espero que el Gobierno le ponga urgencia y que la derecha demuestre su patriotismo”.
El diputado Daniel Manouchehri (PS) también ha defendido esta posición con convicción: “El destino de Chile lo deben decidir los chilenos. Tengo un profundo respeto por los migrantes, pero la derecha busca transformar a los migrantes en una base electoral”.
Un caso casi único en el mundo
Chile es uno de los pocos países en el mundo que permite a los extranjeros votar en elecciones presidenciales y parlamentarias. Solo cuatro países más lo hacen: Uruguay, Ecuador, Malawi y Nueva Zelandia. Pero Chile y Uruguay son los únicos donde el voto es además obligatorio. La legislación chilena va incluso más allá al inscribir automáticamente en el padrón a los extranjeros con más de cinco años de residencia, aunque no se hayan nacionalizado ni hayan solicitado participar.
Esta combinación normativa, que parecía marginal en el pasado, hoy se ha vuelto un tema central de la agenda política, con el potencial de influir decisivamente en los resultados de noviembre.
Lo que viene
El debate en el Congreso sobre el voto extranjero y las multas a quienes no cumplan con la obligación de sufragar continuará en las próximas semanas. El plazo legal para hacer modificaciones que afecten el padrón electoral expira el 19 de julio, dejando a los legisladores poco margen para consensuar cambios sin desatar una tormenta política.






Felipe Portales says:
¿Y quién fue el Presidente y los parlamentarios «genios» que presentaron y/o aprobaron la reforma legal que ahora permite esto? Porque es muy distinto que los extranjeros residentes por más de cinco años puedan votar en las elecciones municipales a que lo puedan hacer en las elecciones presidenciales y parlamentarias…