
¿Campañas «asquerosas» con doble estándar? UDI caricaturiza a ministro Cataldo mientras Matthei guarda silencio
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La semana pasada, Evelyn Matthei denunciaba públicamente una campaña “asquerosa” en su contra, difundida por sectores ligados al Partido Republicano. Acusaba que se estaban alterando videos para insinuar que padecía Alzheimer, calificando esta práctica como “violenta”, “mentirosa” y dañina para la democracia. Exigía campañas limpias y un tono más respetuoso en la contienda presidencial.
Pero esta semana, el foco se ha invertido. La polémica recae ahora en su propio partido, la UDI, tras la publicación en sus redes sociales de un video parodia del ministro de Educación, Nicolás Cataldo. El registro muestra una caricatura del secretario de Estado aplazando tareas y concentrado en la campaña presidencial de Jeannette Jara, insinuando que ha descuidado su labor.
La publicación —que apunta a supuestas prioridades erradas del ministro frente a la crisis educativa reflejada en los resultados del Simce— ha sido criticada desde el oficialismo como un acto de campaña sucia, burla y desinformación. El propio Cataldo lo calificó como una acción “de pésimo gusto”, comparándola con prácticas de bullying, y exigió coherencia por parte de quienes, días antes, pedían “elevar el nivel del debate”.
Cataldo responde: “Es impúdico y paradójico”
El ministro fue directo: “Lo he conversado con parlamentarios de la UDI que me han pedido disculpas, lo han encontrado lamentable. Me parece paradojal que, en el contexto en que la propia candidatura de oposición, precisamente de la UDI, ha hecho observaciones sobre campañas sucias —particularmente de los Republicanos—, hoy estén haciendo eso desde la cuenta oficial de la UDI. Totalmente impúdico”.
Cataldo no sólo lamentó el ataque, sino que lo contextualizó como parte de un problema mayor: el daño que causan estos gestos en la convivencia democrática y su efecto en la cultura escolar. “Es algo muy parecido al bullying. ¿Qué mensaje le dan a los niños y familias cuando hay jóvenes que incluso se han quitado la vida producto de este tipo de prácticas?”, señaló.
El ministro, además, negó categóricamente estar desconcentrado en su función. Afirmó estar “trabajando hasta el último día”, destacando logros recientes como la reforma a la nueva educación pública aprobada en el Congreso, con apoyo incluso del senador UDI Gustavo Sanhueza.
Vallejo exige coherencia: “¿Matthei avala esto?”
La ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo, también salió al cruce. En entrevista con Podría ser Peor, apuntó directamente al contraste entre la indignación mostrada por Matthei ante los ataques del Partido Republicano y el silencio actual frente a lo hecho por su propio partido.
“Es extraño cómo en una semana Matthei rechaza una campaña sucia por un supuesto problema de salud, y hoy su partido publica un video parodia lleno de mentiras sobre un ministro de Estado”, cuestionó Vallejo. “Tiene que haber un solo estándar, no se puede condenar la campaña sucia cuando es en contra y guardarse cuando es a favor”.
Vallejo también expresó dudas sobre la postura personal de Matthei frente al video: “No sé si ella avala esto. Sé que tenía una buena relación con el ministro Cataldo, pero ahora el mismo partido con el que es candidata orquesta esta campaña”.
¿Silencio estratégico o doble discurso?
La pregunta inevitable es si Matthei compartirá la misma vara moral que exigió al Partido Republicano. ¿Condenará públicamente esta caricatura ofensiva contra Cataldo? ¿O guardará silencio para no incomodar a sus filas en plena campaña presidencial?
El silencio, en este caso, se vuelve elocuente. Si la candidata exigía respeto, altura de miras y fin a las fake news cuando fue blanco de ataques, ¿por qué no aplica el mismo criterio ahora que la ofensiva parte de su propio sector?
Una señal peligrosa para la convivencia política
Más allá de la anécdota del video, lo que está en juego es el estándar con que la política chilena se trata a sí misma. El oficialismo tiene razón al advertir que estas prácticas —sean memes, parodias o burlas disfrazadas de humor político— tienen consecuencias reales. No solo erosionan el respeto institucional, sino que alimentan una cultura de desinformación, polarización y desprecio al adversario.
El llamado de Cataldo a que se baje el video y se corrija la actitud no es sólo una defensa personal. Es también un intento de marcar límites en un momento donde el barro parece ser la herramienta preferida de varios equipos de campaña. Y donde las denuncias de “campaña sucia” muchas veces parecen depender del lugar donde uno está parado.
Por Simón del Valle





