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Bukele abre paso a la reelección indefinida con reforma exprés de la Constitución salvadoreña

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En un sorpresivo movimiento político, el partido oficialista Nuevas Ideas (NI), liderado por el presidente Nayib Bukele, presentó en la Asamblea Legislativa de El Salvador una propuesta de reforma constitucional que elimina la prohibición de la reelección presidencial inmediata y permite la permanencia indefinida en el poder. La iniciativa, introducida sin debate previo en comisiones y con “licencia de trámite”, fue lanzada justo en la víspera de las fiestas agostinas, lo que podría diluir temporalmente la discusión pública en torno a su contenido.

Con una mayoría calificada en la Asamblea —57 de los 60 diputados— el oficialismo garantiza que los cambios propuestos avancen sin obstáculos. De concretarse, se trataría de una reforma histórica que, más allá de los aspectos técnicos, despierta alarmas dentro y fuera del país por su potencial impacto en el orden democrático salvadoreño.

Una reforma para perpetuar el poder

La propuesta de reforma modifica al menos cinco artículos clave de la Constitución (75, 80, 133, 152 y 154), entre ellos el artículo 152, que hasta ahora prohibía que una persona que hubiese ejercido la Presidencia en el periodo anterior pudiera volver a postularse. Su eliminación libera a Bukele de cualquier impedimento para buscar la reelección indefinida.

Además, se contempla la anulación de la segunda vuelta en las elecciones presidenciales, estableciendo que el candidato con mayoría simple —aunque no alcance el 50% más uno de los votos— podrá ser electo presidente. También se plantea la reestructuración del calendario electoral: a partir de 2027, los comicios presidenciales, legislativos y municipales se realizarían en una misma jornada, y el mandato presidencial pasaría de cinco a seis años.




Reacciones y críticas

El carácter exprés de la iniciativa, sumado a la oportunidad en que fue presentada —coincidiendo con el inicio de las festividades nacionales— ha sido interpretado como un intento de reducir el impacto mediático y la reacción ciudadana inmediata. Para algunos analistas políticos, se trata de una maniobra deliberada destinada a consolidar un proyecto de poder hegemónico, debilitando los contrapesos institucionales y desdibujando los límites del poder presidencial.

La diputada Ana Figueroa, de Nuevas Ideas, defendió la propuesta afirmando que «en el país no hay límites a los cargos de elección popular, salvo para la Presidencia», argumento que para la oposición confirma el avance de un modelo autoritario incompatible con los principios de la democracia liberal.

Por su parte, voces críticas advierten que la concentración de poder en el Ejecutivo y la erosión de los principios republicanos —entre ellos la alternancia en el poder y la separación de funciones— colocan a El Salvador en una ruta de regresión democrática. Para la oposición, esta reforma constitucional no es solo un paso técnico, sino una redefinición del pacto político del país, establecido desde 1983.

¿Fin de la democracia representativa?

Con este nuevo escenario, El Salvador se aproxima a un modelo de democracia plebiscitaria, centrado en la figura de un líder popular con amplios poderes y escasos controles. La eliminación de la segunda vuelta electoral y la posibilidad de reelección indefinida abren la puerta a un presidencialismo absoluto que, aunque amparado por procedimientos formales, socava los fundamentos de la institucionalidad democrática.

Aunque aún falta la ratificación definitiva por la misma legislatura 2024–2027, el camino está despejado para que Bukele pueda mantenerse en el poder sin fecha de salida. La pregunta que queda abierta es si esta reforma marcará un punto de inflexión en la historia política salvadoreña, o si generará una reacción que reavive el debate sobre los límites del poder y el verdadero sentido de la democracia.



  1. Hugo Murialdo says:

    Recordar que Bukele ejerce, actualmente, un segundo mandato presidencial al reelegirse contraviniendo la Constitución salvadoreña. En América Latina la derecha tiene carta blanca para dar golpes de Estado, saltarse la Constitución, cometer fraudes electorales (Ecuador), y ¡Santas Pascuas! Sólo basta contar con el respaldo de USA. «el país más terrorista del mundo» (Noam Chomsky)

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