
Matthei, entre la disculpa y la pérdida de terreno: el difícil equilibrio de las derechas
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Evelyn Matthei intenta corregir el rumbo. Con una carta pública publicada en El Mercurio, la candidata presidencial de Chile Vamos pidió disculpas por sus declaraciones pasadas sobre la dictadura de Pinochet. En abril, había calificado las muertes de los primeros años del régimen como “inevitables”, lo que provocó un amplio rechazo político y social. Esta semana, sin embargo, se retractó, afirmando que “nada puede justificar asesinatos ni torturas”.
El gesto ocurre en un momento crítico para su candidatura. Matthei cae en las encuestas, el electorado tradicional de la derecha se le escapa hacia posiciones más radicalizadas, y José Antonio Kast, con su mensaje autoritario y neoliberal, capitaliza ese desplazamiento. La alcaldesa en pausa, que hace apenas unos meses intentaba seducir al votante más duro, hoy intenta tender puentes hacia el centro, buscando en parte recuperar el perfil moderado que alguna vez la distinguió.
Pero el terreno político actual no es el de antaño. La derecha chilena, como en muchos otros países, está atravesada por un proceso de polarización y de descomposición de sus formas tradicionales. No es solo un fenómeno local. También ocurre en Argentina, con Javier Milei; en Brasil, con Bolsonaro; y en Estados Unidos, con el trumpismo. Son liderazgos que no se construyen sobre propuestas programáticas clásicas, sino sobre una mezcla de autoritarismo, libre mercado extremo y antagonismo cultural. Kast, en Chile, representa ese nuevo molde.
En este escenario, Matthei parece atrapada. Cuando giró a la derecha, encontró que ese electorado ya estaba cautivado por otro discurso. Cuando intenta ahora acercarse al centro, arriesga alienar a los sectores que aún le son fieles. Su intento de aclaración —una carta dirigida a Sebastián Edwards, economista liberal— fue recibida con beneplácito por este último, quien valoró su “grandeza y valentía”. Pero la vocera de Gobierno, Camila Vallejo, fue clara al señalar que “una disculpa a don Sebastián Edwards no basta”. La verdadera disculpa, sostuvo, debe dirigirse a las familias de los torturados, detenidos desaparecidos y ejecutados políticos.
El gesto, aunque valorado en algunos círculos liberales, fue recibido con frialdad en otros sectores. Parte de la derecha dura la acusa de debilidad y calculadora ambigüedad. Por otro lado, en la centroizquierda y el oficialismo se interpreta más como una maniobra desesperada que como una rectificación genuina.
Lo cierto es que el acto de contrición de Evelyn Matthei no ocurre en el vacío: responde a la presión de los sondeos y al temor real de ser superada por Kast no solo en las encuestas de primera vuelta, sino también en la configuración interna de la derecha. Su carta es un intento por reequilibrar su lugar en un mapa político cada vez más polarizado.
Este giro también deja ver una de las tensiones estructurales de la candidatura de Matthei: representar a una derecha que ya no existe como bloque homogéneo. Mientras algunos aún buscan referentes institucionales y republicanos, otros se sienten cómodos con la lógica de la confrontación permanente. Su estrategia, por ahora, parece buscar una síntesis imposible.
La pregunta que queda es si aún está a tiempo para lograrlo. El terreno se le mueve bajo los pies, y lo que ayer parecía una candidatura sólida hoy se ve amenazada por una deriva que ella misma ayudó a provocar. ¿Podrá Matthei reconstruir su base, o la nueva derecha ya no tiene espacio para figuras como ella?
Como en otros momentos de su trayectoria, Evelyn Matthei apuesta por la política del gesto. Pero en tiempos de crisis estructural, los gestos pueden no ser suficientes. Y la carrera hacia La Moneda no espera.
Por Simón del Valle






Patricio Serendero says:
Si, la Derecha adopta hoy FORMAS distintas en su discurso político. Pero que nadie se confunda. Todas sus expresiones políticas están para defender los intereses de la clase dominante en su conjunto. Eso es lo esencial. Lamentablemente una gran parte de los trabajadores chilenos todavía vota con los patrones.