
Kast minimiza rol del Congreso y provoca críticas transversales en la antesala electoral
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Apenas instalado como la carta presidencial más sólida de la derecha dura, José Antonio Kast ya comienza a perfilar su eventual estilo de gobierno. Y lo hace con una frase que encendió alertas en el mundo político: “El Congreso no es tan relevante como ustedes se imaginan”.
El líder del Partido Republicano pronunció estas palabras durante el XXI Seminario de Moneda Patria Investments, en una intervención en la que buscó responder a quienes cuestionan la gobernabilidad en un eventual mandato suyo con minoría parlamentaria. Lejos de mostrar preocupación, Kast aseguró que “no va a haber ningún problema” y que bastará con “voluntad y carácter” para gobernar.
En su exposición, apuntó a lo que llamó “regular el sentido de la autoridad” y advirtió que el Congreso no puede sobrepasar las facultades exclusivas del Presidente. Criticó el “populismo legislativo” que, a su juicio, se desató después del estallido social, y afirmó que muchas normas y guías administrativas —no leyes— son aplicadas por funcionarios como si tuvieran rango legal.
Una visión presidencialista y con margen reglamentario
Kast defendió la llamada “potestad reglamentaria” del Ejecutivo como herramienta para destrabar proyectos, subrayando que “no necesitamos más leyes para aplicar la ley”. En su lógica, el Estado y el Poder Judicial deben ceñirse a sus atribuciones, y el Congreso no debería invadir competencias presidenciales.
Posteriormente, ante la prensa, buscó matizar sus dichos, argumentando que algunos “no entendieron bien” y que en ningún momento planteó gobernar al margen de la Constitución. Sin embargo, reafirmó que cada poder del Estado debe concentrarse en sus tareas y que la eficiencia puede alcanzarse mediante reglamentos y decretos dentro de lo que permite la ley.
Críticas desde todo el arco político
Las reacciones no se hicieron esperar, y esta vez no solo llegaron desde el oficialismo. Parlamentarios de oposición, incluidos miembros de Chile Vamos, coincidieron en advertir que la declaración puede interpretarse como un ninguneo al Poder Legislativo y un guiño a fórmulas de gobierno con ribetes autoritarios.
El jefe de bancada Independientes-PPD, Héctor Ulloa, fue categórico: “Muy peligroso y muy acorde con su estilo autoritario. ¿Queremos un Milei o un Trump gobernando nuestro país por cuatro años? No podemos retroceder en derechos que costaron tanto conquistar”.
Desde el Frente Amplio, el senador Juan Ignacio Latorre sostuvo que las palabras de Kast revelan “un liderazgo nostálgico de la dictadura, donde se gobernó por decreto”. La diputada comunista Karol Cariola agregó que el presidenciable “tiene poco valor por la democracia” y que es grave que minimice “uno de los tres poderes del Estado, electo por la ciudadanía y reflejo de su diversidad política”.
Incluso en Chile Vamos hubo distancia. La diputada RN Ximena Ossandón recordó que la Constitución establece un amplio catálogo de materias que solo pueden tratarse mediante leyes, advirtiendo que gobernar por decreto “es propio de gobiernos autoritarios”. El diputado UDI Henry Leal enfatizó que “el Congreso es vital para el funcionamiento de la democracia” y que los candidatos deben fortalecerlo, no debilitarlo.
Más matizado, el diputado Jorge Alessandri (UDI) admitió que la frase podía malinterpretarse y recordó que Chile es “muy regulado y legalista”, lo que dificulta actuar sin pasar por el Congreso. No obstante, pidió “tener mucho cuidado” para que no parezca que se busca “saltarse las reglas del juego”.
Una señal temprana y preocupante
Las declaraciones de Kast revelan un punto central de su estrategia: preparar desde ya el terreno para gobernar con un Parlamento adverso. Su mensaje combina dos elementos: la reivindicación del presidencialismo fuerte —amparado en las facultades reglamentarias— y la minimización del rol legislativo en la conducción del país.
En la práctica, esta visión podría abrir la puerta a tensiones institucionales desde el primer día. El Congreso chileno, pese a su descrédito y baja aprobación ciudadana, sigue siendo el principal contrapeso democrático al Ejecutivo. Quitarle relevancia no es solo una postura discursiva: implica redefinir el equilibrio de poderes y la forma en que se procesan los conflictos políticos.
En un escenario de minoría parlamentaria, la tentación de usar decretos y reglamentos para avanzar sin consensos legislativos puede ser alta. La historia reciente de la región —desde el chavismo hasta el bolsonarismo, pasando por el propio Milei— demuestra que los discursos que relativizan el papel de los parlamentos suelen ir acompañados de estilos de gobierno confrontacionales y concentradores de poder.
Kast, que ya saca cuentas alegres por su posición en las encuestas, parece estar tanteando no solo a los inversionistas que escucharon su ponencia, sino también a su electorado: un mensaje de autoridad, eficiencia y acción directa, que conecta con quienes ven al Congreso como un obstáculo.
El problema es que ese mismo mensaje activa las alarmas de quienes defienden el sistema democrático chileno, no solo por lo que dice, sino por lo que implica: que en su diseño de gobierno, la negociación política con el Parlamento podría pasar a un segundo plano. Y, en democracia, ese segundo plano no existe sin afectar el equilibrio de poderes.






jaime norambuena says:
Si el pueblo espera de Kast que mejore su condicion actual, es un error
efectivo. F: Kast es un fascista de tomo y lomo que desea seguir el ejemplo
del dictador Pinochet, con un sistema algo diferente de dictadura personal.
Serafín Rodríguez says:
Aunque nunca dijo nada de “gobernar por decreto”, la embarró porque abrió la puerta para que se lo cuestionara En las campañas electorales, los errores se pagan.