
Murió Luisa Riveros, la mujer que denunció la dictadura ante Juan Pablo II
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Este sábado falleció Luisa Riveros, histórica dirigenta social y pobladora que se convirtió en un símbolo de la resistencia contra la dictadura civil militar. Su voz, levantada en 1987 ante el Papa Juan Pablo II, sigue siendo uno de los gestos más recordados de esa visita papal, en la que denunció con valentía los crímenes y la pobreza que golpeaban a millones de chilenos.
Una voz en tiempos de silencio
En plena visita papal, en la población La Bandera, Riveros subió al escenario y rompió la solemnidad oficial para contar lo que la dictadura quería ocultar. Denunció la represión, las detenciones, la tortura y la miseria que se vivía en los barrios populares.
“Queremos una vida digna sin dictadura. Por lo mismo vamos a visitar a los presos políticos y a los torturados. Pedimos que se haga justicia y vuelvan los exiliados. Acompañamos a los familiares de los detenidos desaparecidos y queremos que se nos escuche y se nos respete”, expresó entonces. Su testimonio fue escuchado por el Papa y, a través de los medios internacionales, por el mundo entero.
Ese acto de coraje marcó la memoria colectiva y transformó a Luisa Riveros en un emblema de la dignidad popular.
Reconocimiento a su lucha
El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) recordó este sábado su legado, destacando que su voz fue clave en la recuperación democrática. “En el Día de las Detenidas y Detenidos Desaparecidos, nos despedimos de Luisa Riveros, pobladora que luchó valientemente por la recuperación de la democracia. Luisa denunció, delante de los ojos del mundo, los horrores de la dictadura”, señaló la institución.
Junto con sus palabras, el INDH difundió un afiche con una de sus frases más icónicas, donde resumía su esperanza en justicia y respeto para los sectores más golpeados: “Queremos una vida digna sin dictadura”.
Una mujer de fe y coraje
El cardenal Fernando Chomalí también reaccionó a la noticia, expresando en X (antes Twitter) que el fallecimiento de Riveros significaba la partida de una mujer que supo unir fe y valentía:
“Supe del lamentable fallecimiento de Luisa Riveros. Mujer de fe y coraje que en plena dictadura levantó la voz por los que no podían hacerlo. Su testimonio ante san Juan Pablo II sigue siendo un signo de esperanza y dignidad. Mis oraciones por ella, su familia y seres queridos”.
Un legado vigente
La vida de Luisa Riveros recuerda que la democracia chilena se construyó gracias al valor de quienes no se resignaron. En tiempos donde la memoria y los derechos humanos son objeto de disputa, su figura reaparece como una advertencia y una inspiración.
Riveros representó a miles de pobladoras y pobladores que hicieron frente al miedo, a la represión y al silencio impuesto por la dictadura. Su muerte marca la partida de una luchadora, pero también refuerza el compromiso de seguir buscando justicia para las víctimas y dignidad para quienes aún esperan una vida mejor.





