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Boric enfrenta el populismo de Kast: el recorte de 6 mil millones que amenaza derechos sociales

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En la política chilena pocas veces se ha visto una propuesta tan riesgosa y carente de sustento como la que ha instalado José Antonio Kast: un recorte de seis mil millones de dólares al gasto fiscal. La cifra, presentada sin informes técnicos, sin planes de reestructuración y sin estudios de impacto, equivale a casi un siete por ciento del presupuesto nacional. No se trata de una promesa menor ni de un gesto simbólico, sino de una amenaza concreta a la estabilidad de las cuentas públicas y, sobre todo, a los derechos sociales conquistados en las últimas décadas.

El recorte no está explicado. Kast no ha dicho de dónde pretende sacar semejante suma. ¿De la salud pública? ¿De la PGU? ¿De la educación? ¿De los programas de vivienda o de seguridad? Ningún gobierno, ni siquiera en los años de mayor crisis, ha planteado un ajuste de esa magnitud sin detallar qué ministerios o beneficios serían sacrificados. Esa es la marca del populismo de extrema derecha: prometer soluciones fáciles a problemas complejos, esconder las consecuencias y, mientras tanto, montar un espectáculo comunicacional basado en slogans y campañas digitales.

Boric: responsabilidad social y fiscal

El contraste lo planteó con nitidez el presidente Gabriel Boric en su cadena nacional al presentar la Ley de Presupuesto 2026. Sin nombrarlo, aludió directamente a Kast al afirmar que “Chile no tiene por qué elegir entre irresponsabilidad fiscal o indolencia social”. El mandatario fue más allá: calificó como “irresponsable, además de indeseable” la idea de recortar 6.000 millones sin decir de dónde. Y agregó la pregunta que resume toda la inconsistencia del discurso republicano: “¿Acaso van a echar abajo beneficios sociales? Es imposible recortar 6.000 millones de dólares sin afectar derechos sociales como la PGU”.

La propuesta de Boric busca consolidar lo contrario: responsabilidad fiscal y social al mismo tiempo. El presupuesto 2026 crece en 1,7% respecto de 2025, con un gasto total de 90 mil millones de dólares y un déficit de 1,1%, cifra que permite encaminar al país hacia la eliminación del déficit estructural en 2029. No son solo números: detrás hay prioridades claras en salud, pensiones, seguridad y vivienda, justamente las áreas que Kast pondría en riesgo con su ajuste.




En salud, el presupuesto destina la mayor inversión en el GES desde su creación, incorpora medicamentos de alto costo y duplica los recursos en salud mental. En pensiones, asegura el aumento de la PGU y la compensación para las mujeres. En vivienda, crece un 37% para cumplir la meta de 260.000 hogares construidos en este gobierno. Y en seguridad, aumenta en 16,7% respecto al período anterior, con más carabineros, detectives, vehículos y hasta nuevas cárceles.

El verdadero populismo

La diferencia de fondo entre ambas visiones es clara. Mientras Boric habla de equilibrio, planificación y datos verificables, Kast construye una retórica de austeridad que suena atractiva para ciertos sectores, pero que carece de sustento y se sostiene en la desinformación. La extrema derecha vende la ilusión de que el Estado puede adelgazar sin consecuencias, cuando la realidad es que detrás de cada peso hay programas, familias, personas que dependen de ellos.

No es casualidad que este discurso venga acompañado del despliegue de bots y campañas digitales de odio. Kast ha hecho de la política un terreno donde la mentira y la manipulación sustituyen al debate serio. Su populismo no es solo económico, también es comunicacional: instala frases fáciles mientras evita responder preguntas básicas.

Un camino en disputa

En los próximos meses, Chile deberá decidir entre dos caminos. Uno, el de la responsabilidad social y fiscal que Boric ha querido dejar encaminado, con las cuentas claras y la casa ordenada. Otro, el de la demagogia recortista de Kast, que promete un ahorro imposible sin decir a costa de qué.

La elección es clara: detrás de la austeridad fantasmal de la extrema derecha hay un proyecto de desmantelamiento de derechos. Y como advirtió Boric, un Estado responsable no abandona a su gente.

Simón del Valle

Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



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Simon Del Valle

Periodista
  1. Serafín Rodríguez says:

    Boric y su patota han reintriducido descaradamente en nuestra prostituida democracia electoral una de las peores prácticas del “Gran Elector” de los años 1833-1874. Quienes hoy lo celebran, lo lamentarán mañana cuando ellos sean los políticamente atacados haciéndose uso de los recursos del Estado que pagamos todos los chilenos.

  2. Serafín Rodríguez says:

    En esta trifulca cuidadosamente programada por La Moneda y que no es más que una trifulca, pierden Boric y Kast, Jara queda invicibilizada y gana Matthei. Atentos a las próximas encuestas. La trifulca bien puede ser un punto de inflexión en la presidencial. A estas alturas, el gobierno poco o nada importa.

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