
En defensa de la paz en Venezuela: una advertencia para toda América Latina
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La escalada de agresiones del gobierno de Estados Unidos contra la República Bolivariana de Venezuela ha alcanzado, en las últimas semanas, un nivel de gravedad sin precedentes. Así lo denuncia el Capítulo Chile de la Red en Defensa de la Humanidad (REDH), que advierte que lo que hoy se presenta como una ofensiva “puntual” contra Venezuela constituye, en realidad, una amenaza directa a la estabilidad de toda América Latina y a la paz regional.
Desde septiembre de 2025, Estados Unidos ha desplegado una serie de operaciones militares en el Caribe y el Pacífico bajo el nombre de “Lanza del Sur”. Según la declaración, estas acciones han provocado la destrucción de al menos 26 embarcaciones civiles y la muerte de cerca de un centenar de personas, todo bajo el argumento —calificado como fabricado— de la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, los hechos recientes han dejado en evidencia un cambio de fase: ya no se trata solo de una narrativa de seguridad, sino de acciones abiertas de piratería y apropiación forzada de recursos estratégicos.
El 10 de diciembre de 2025, fuerzas militares estadounidenses interceptaron y se apoderaron de un buque petrolero que transportaba cerca de 1,9 millones de barriles de crudo venezolano. Días después, el propio Donald Trump confirmó públicamente que tanto el buque como su carga “se quedarían” en manos de Estados Unidos. La tripulación permanece desaparecida hasta hoy. La excusa del narcotráfico fue reemplazada por una afirmación aún más explícita: impedir que un “régimen hostil” disponga de “su petróleo, su tierra y otros activos”.
Violaciones al Derecho Internacional y amenaza regional
La REDH denuncia que estas acciones se complementan con la amenaza de un bloqueo naval total y con la declaración unilateral del cierre del espacio aéreo venezolano, medidas adoptadas sin respaldo legal alguno y en abierta violación del Derecho Internacional. El objetivo, señalan, es inequívoco: forzar un cambio de régimen en Venezuela, deslegitimar a su gobierno y facilitar el control extranjero sobre sus recursos energéticos.
El relato que intenta justificar esta ofensiva —Venezuela como un “narcoestado” o un foco de “narcoterrorismo”— carece de sustento. La declaración recuerda que el país no figura en los informes de Naciones Unidas como un actor relevante en el tráfico internacional de drogas. Se trata, sostienen, de una construcción discursiva funcional a la guerra, similar a la utilizada en su momento contra Irak con el pretexto de las armas de destrucción masiva.
Las palabras del propio Trump confirman el carácter imperial de la operación: al afirmar que Venezuela está “rodeada por la Armada más grande jamás reunida en la historia de Sudamérica” y que la presión aumentará hasta que “devuelvan” a Estados Unidos sus recursos, deja en claro que no se trata de defensa ni de cooperación internacional, sino de coerción abierta y saqueo.
Doctrina Monroe: una historia que se repite
Para la Red en Defensa de la Humanidad, lo que ocurre hoy con Venezuela es la reedición actualizada de la Doctrina Monroe, formulada en 1823, que estableció a América Latina como zona de influencia exclusiva de Estados Unidos. Ayer fue el pretexto para expulsar a las potencias europeas; hoy lo es para frenar el avance de otros actores globales y asegurar el control de recursos estratégicos.
La declaración establece un vínculo directo entre esta doctrina y la historia reciente de Chile, recordando que fue esa misma lógica imperial la que contribuyó al golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende. Desde esta perspectiva, el caso venezolano no es una anomalía, sino parte de una continuidad histórica de intervenciones, desestabilizaciones y agresiones en el continente.
Silencio gubernamental y pasividad internacional
Uno de los puntos más críticos del pronunciamiento apunta al silencio del gobierno chileno. La REDH expresa asombro ante la rapidez con que el Ejecutivo emitió una nota de protesta contra el presidente colombiano Gustavo Petro por sus declaraciones sobre el triunfo de José Antonio Kast, contrastándola con la ausencia total de una posición pública frente a la amenaza militar contra Venezuela y la región.
Esta omisión se suma a la ineficacia —o derechamente pasividad— de los organismos internacionales, incluidos aquellos del sistema de Naciones Unidas. La falta de condena clara y de acciones diplomáticas firmes, advierten, convierte a estos actores en cómplices pasivos de una posible guerra imperialista y neocolonial.
Un llamado a la movilización y a la defensa de la paz
Frente a este escenario, el Capítulo Chile de la Red en Defensa de la Humanidad hace un llamado urgente a las chilenas y chilenos, a sus organizaciones sociales, políticas y culturales, a pronunciarse, mantenerse alerta y movilizados. La amenaza no recae solo sobre Venezuela: está en juego la paz regional y el derecho de los pueblos a la autodeterminación.
La declaración, suscrita por un amplio espectro de personalidades del mundo de los derechos humanos, la academia, la cultura, el sindicalismo y la política, insiste en que detener la guerra es una tarea colectiva. No se trata de adhesión ideológica a un gobierno específico, sino de la defensa de principios básicos: la soberanía de las naciones, la solución pacífica de los conflictos y el rechazo a la violencia imperial como forma de orden global.
En un momento de creciente autoritarismo y militarización en distintas partes del mundo, la advertencia es clara: guardar silencio hoy equivale a aceptar la barbarie mañana. Defender la paz en Venezuela es, en última instancia, defender la paz en América Latina y la humanidad entera.





