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Kast arma su núcleo de poder: Interior represivo, economía de shock y privatización total

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A poco más de dos semanas de su triunfo electoral, el presidente electo José Antonio Kast comenzó a delinear un gabinete que, más que una suma de nombres, configura un proyecto político coherente, ideológicamente nítido y con escasos matices: seguridad dura en el plano interno, ortodoxia de mercado en lo económico, privatización acelerada de la infraestructura y una política exterior subordinada a los intereses empresariales y al nuevo eje de la ultraderecha regional.

Lejos de una coalición amplia o de equilibrios entre partidos, el diseño de Kast apunta a un gabinete a su medida, con fuerte presencia de independientes de derecha dura y mínima incidencia de los partidos que se plegaron tardíamente a su campaña. El mensaje es claro: este será un gobierno conducido desde La Moneda, con bajo margen de autonomía para Chile Vamos y sin concesiones relevantes al centro político.

Interior: Claudio Alvarado y el retorno del orden político conservador

El nombre que aparece con mayor claridad para el Ministerio del Interior es el de Claudio Alvarado, exdiputado UDI y hombre de confianza personal de Kast. Su trayectoria parlamentaria, su estilo disciplinado y su visión tradicional del poder lo convierten en una pieza clave para el primer objetivo del nuevo gobierno: restablecer el control político y social del Estado.

Alvarado no es un improvisado ni un outsider. Representa a la derecha política clásica, con experiencia en el Congreso y vínculos profundos con el mundo conservador. Su rechazo explícito a la llamada “ley de amarre” del gobierno saliente anticipa una estrategia de desmontaje rápido del aparato político-administrativo heredado, reforzando la idea de que Interior será el eje desde donde se coordine un gobierno de autoridad fuerte, con escasa tolerancia a la protesta social y alta centralización de decisiones.




No es casual que, incluso, se especule con un “supraministerio” que concentre Interior y Segpres: la gobernabilidad, para Kast, no se negocia, se administra desde arriba.

Hacienda y Economía: el dilema entre Daza y Quiroz

En el corazón económico del futuro gobierno se libra un debate que revela tensiones internas, pero no diferencias de fondo. Los nombres que suenan con fuerza son José Luis Daza y Jorge Quiroz, dos figuras con trayectorias distintas, pero un denominador común: fundamentalismo de mercado.

Daza, actual viceministro de Economía en Argentina y cercano al presidente Javier Milei, encarna una visión macroeconómica ortodoxa, con fuerte énfasis en ajuste fiscal, desregulación y confianza ciega en la inversión privada. Su eventual llegada a Hacienda sería una señal directa a los mercados internacionales y al gran empresariado: Chile profundizará el camino del shock económico, aunque eso implique costos sociales significativos.

Quiroz, en tanto, carece de experiencia en política fiscal y macroeconomía, pero es valorado por Kast por su perfil técnico en microeconomía, desregulación y simplificación administrativa. Su historial como asesor de empresas involucradas en casos de colusión —farmacias, avícolas— lo convierte en una figura altamente polémica, pero funcional a un proyecto que busca reducir controles y fiscalización estatal.

Más allá de quién se imponga, el rumbo es inequívoco: rebaja de impuestos a las grandes empresas, recorte del gasto público y traslado de los costos del ajuste a los sectores medios y populares.

Obras Públicas: Martín Arrau y la infraestructura como negocio

En el Ministerio de Obras Públicas aparece confirmado Martín Arrau, exintendente de Ñuble y jefe de campaña de Kast. Su reciente ronda de reuniones con la Cámara Chilena de la Construcción y el lobby de concesionarias anticipa el enfoque: infraestructura como motor de negocios privados, con el Estado como facilitador.

Arrau representa una mirada abiertamente pro-privatización, con escasa sensibilidad ambiental y fuerte afinidad con el modelo de concesiones. En un contexto de crisis climática y conflictos socioambientales crecientes, su eventual gestión augura una aceleración de proyectos sin mayor consideración por evaluaciones ambientales o participación ciudadana efectiva.

Cancillería: diplomacia empresarial y subordinación estratégica

Para el Ministerio de Relaciones Exteriores, el nombre que circula es el del empresario Francisco Pérez Mackenna, gerente general de Quiñenco, grupo Luksic. La señal es nítida: la política exterior será entendida como extensión de la política comercial, con énfasis en atraer inversiones y alinear a Chile con los intereses del gran capital.

Este perfil refuerza una diplomacia pragmática, desideologizada en apariencia, pero profundamente funcional a un eje conservador regional, donde la agenda migratoria, la seguridad y la subordinación a Estados Unidos adquieren centralidad. No es menor que Kast haya priorizado visitas a gobiernos de ultraderecha en la región antes de asumir: Argentina, Ecuador y le seguirá Perú.

Un gabinete sin contrapesos

El diseño preliminar del gabinete de Kast confirma una hipótesis que se instala con fuerza: no habrá contrapesos internos relevantes, ni en lo político ni en lo social. La ausencia de paridad, la marginalidad de los partidos tradicionales y la concentración de poder en figuras afines al presidente electo anticipan un gobierno vertical, ideológicamente homogéneo y poco permeable a la crítica.

Más que un “equipo de gobierno”, lo que emerge es un núcleo de poder orientado a consolidar un nuevo ciclo conservador en Chile, con profundas implicancias para la democracia, los derechos sociales y la relación entre Estado y ciudadanía.

Lo que está en juego no es solo un cambio de administración, sino la reinstalación —con ropaje moderno— de un proyecto neoliberal duro, ahora sin complejos ni mediaciones.

Paul Walder



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Paul Walder

Periodista

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