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Allamand en el País de las Maravillas

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Para Andrés Allamand, el actual Ministro de Relaciones Exteriores, Chile es un país que logró recuperar su normalidad.

Eso es verdad.

Millones de chilenos deben levantarse temprano para ir a trabajar y significa  utilizar medios de transportes precarios. No hay que ir a buscar muy lejos para entender que es justamente cuando los trabajadores se movilizan el costo del pasaje es más caro.

Todo es normal para Allamand.




Es bueno saber que Ponce Lerou, yerno de Pinochet que también empapeló con billetes a diputados y otros santimbanquis, debía haber pagado una multa de U$$ 59 millones lo que se puede comparar a 15.400 Rentas Básicas Solidarias durante seis meses. Ahora deberá pagar solamente U$$ 3 millones.

Como si de un mantra se tratara desde todas las ventanas de La Moneda se vocifera que este gobierno es de la clase media, y que todos los esfuerzos están destinados justamente a ese sector. MENTIRA.

Para Allamand este es el país normal.

Chile no es un país de clase media, es un país con millones que no alcanza a las cifras para ser considerados como tales. Hasta seis tarjetas de crédito habitan en los bolsillos de millones de chilenos, para un negocio que triangula los dineros de las AFP y los convierte en créditos de consumo para los mismos que mensualmente están obligados a depositar en sus cuentas de ahorro, sencillamente porque eso son los fondos previsionales.

Si se hace un recorrido por el pasado político por el actual canciller de Piñera se comprende que para él sea normal que un adolecente nacido en un barrio pobre sea lanzado por carabineros al rio Mapocho, que no se le haya prestado ayuda y hayan seguido lanzando bombas lacrimógenas. Para Allamand eso es normal.

Pero Allamand no ha estado solo en su análisis de lo sucedido desde el 18-0 del 2019. Un aliado muy cercano como el senador del Partido Socialista José Miguel Insulza, el partido de Salvador Allende, manifestó “Soy partidario de reprimir con energía el intento de saltarse los torniquetes del Metro”.

Se deja constancia que este senador trabajó incansablemente para salvar a Pinochet y traerlo a Chile, evitando así que rindiera cuenta por los crímenes cometidos en contra de ciudadanos españoles en Chile, Joan Alsina, Antonio Lleidó, Carmelo Soria.

Entonces no es sólo Allamand quien define a Chile como un país con normalidad y que desarrolla su vida ciudadanamente.

Estamos en guerra y enfrentamos un enemigo muy poderoso, implacable, que no respeta nada ni a nadie, que está dispuesto a usar la violencia y la delincuencia sin ningún límite” afirmó Piñera en los primeros días de la insurrección del 18-0 y tenía razón. El derecho a la salud pública y de calidad para millones de hombres y mujeres para la derecha es un enemigo, ellos tiene sus ISAPRES y sus clínicas y sus convenios, pero para los otros había que aprovechar las filas para atención haciendo vida social.

La guerra es por pensiones dignas y justas para que luego de largos años de trabajo y haber aportado también al desarrollo del país, nuestros viejos no vivan hacinados y muchos convertidos en mendicantes, por eso un  nuevo sistema previsional es un asunto de guerra por la dignidad.

Tiene razón Allamand. “Vamos a tener que disminuir nuestros privilegios”. Con ese desparpajo se refirió Cecilia Morel mujer del presidente para compararse con las demandas populares.

Y de que habría que asombrarse entonces que una juventud abandonada por el sistema, excluida de la educación, condenada a vivir en la casa del abuelo que se tomó el terreno para vivir dignamente cuando pasó de ser un callampero a marginal. Que el sistema no los quiere ni como mano de obra barata, condenado a la nada; entonces tome la alternativa de apurar desde la calle algún cambio.

Ha pasado un año y es la pandemia la que salvó a Piñera.

La derecha sabía que la intensidad en las manifestaciones se mantendría y había que salvar los muebles, el incendio era inevitable; es entonces cuando surge el cambio de giro y pasa a llamar a un plebiscito que no estaba en su programa de campaña. Y como si de un derbi se tratara comenzó un listado de proyectos de ley muy parecido a una lista de supermercado.

Pero Chile no es el único país en el planeta. Entonces comenzaron a llegar las condenas por las graves violaciones a los Derechos Humanos y en nuestra memoria Camilo Catrillanca. Piñera y sus ministros salieron a responder de la misma forma que en los tiempos de la dictadura. Negar absolutamente todo y blindar a los carabineros y agentes del Estado responsables de las graves violaciones cometidas desde el 18-0. No es causa de asombro y Piñera es un heredero del pinochetismo.

Cómo olvidar cuando fue el jefe de campaña de Hernán Buchi, el candidato de Pinochet y pedía voz al cuello el regreso del dictador detenido por criminal en Londres.

Chile no ha vuelto a la normalidad, nada de lo reclamado ha sido respondido de forma ordenada. Se sigue siendo un país agredido por la desigualdad y la pobreza, el desprecio de los sectores más ricos, en sus colegios, en sus clínicas, los tiros no van por esos lados.

Allamand se equivocó Chile, es el mismo país de siempre.

“Me preocupa que se burlen del pueblo por segunda vez. Eso sería un desastre” Raúl Zurita. Premio Reina Sofía de Poesía 2020.

No se preocupe maestro, la lección está ya aprendida

 

Por Pablo Varas

 

 

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Escritor

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