Programa de Boric, censura y otras yerbas
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Como el derecho a opinión y a expresarse en Chile, aún es una garantía a veces vapuleada, hay lenguaraces que abusan de la facultad. Durante la dictadura, si usted se atrevía a opinar sobre el clima, por ejemplo, podía ser acusado de terrorista. Si anunciaba lluvia y no llovía, lo metían preso. En aquella época, de nada servía saber leer y escribir, pues no había que leer. Quienes escribían en la clandestinidad, criticando a la dictadura, publicaban sus textos en hojitas y las distribuían en forma clandestina. Recuerdo dos de ellas, “El Cientopiés” a cargo de Esteban Navarro y “La Gota Pura”, dirigida por Ramón Díaz Eterovic, escritores que empezaban a destacarse por su coraje.
En la actualidad, ha habido propósitos de cercenar la libertad de opinión y someterla a la censura. Marcela Cubillos, la Ministra de Educación de Sebastián Piñera, de triste recuerdo, se propuso amordazarla. En esa oportunidad, demostró talento inquisidor. Hay infinidad de otros casos de censura y de no haberse actuado con decisión, ahora tendríamos que escribir al gusto del censor.
Este preámbulo se hace necesario, para hablar también del caso Sebastián Depolo, Secretario General de Revolución Democrática. En una entrevista, quien es candidato al Senado, señaló: «Es cierto que nosotros vamos a meterle inestabilidad al país, porque vamos a hacer transformaciones importantes. La Constituyente es la primera de ellas. Esa inestabilidad tiene que ser acotada y para que así sea, los cambios tienen que ocurrir». Le faltó expresar: “Vamos a incendiar La Moneda y sobre sus cenizas, surgirá un nuevo Chile”. De ser así, nos encontramos ante una declaración temeraria e irresponsable de quien se llama Sebastián. ¿A tanto llega el contagio de este nombre manoseado o sólo se trata de una casualidad?
Chile, a pesar de estar gobernado por una derecha depredadora, amante del lucro y la suntuosidad, continúa siendo un país decente, el cual no ha sido doblegado. El 1% más rico, concentra el 25% del ingreso nacional, cuyo objetivo es continuar por sécula seculórum, aferrado a sus privilegios. He leído el Programa de Gobierno de Gabriel Boric, el cual me parece equilibrado, desprovisto de trampas, subterfugios y de una manifiesta claridad.
De aplicarse el programa de Gabriel Boric, los únicos perjudicados van a ser los sinvergüenzas, quienes evaden impuestos, se coluden, roban el agua y abusan desde sus posiciones sociales y empresariales. Ellos siempre han creído que Chile les pertenece y que el pueblo llano, debe obedecer a sus propósitos, pues son sus sirvientes.
Sólo opinaré sobre la cultura de este programa de gobierno, pues me concierne. Las propuestas de la candidatura de Gabriel Boric se ven atractivas, y aplicables en nuestro país, donde el analfabetismo es una vergüenza. Alcanza a 516.960 personas, donde no se incluye al analfabeto cultural y nada se dice en el programa, de cómo combatir esta lacra. No se habla de rebajar el IVA al libro que es del 19%. Chile ostenta un record mundial, al aplicar un impuesto a la cultura y a la libertad de expresión. En América Latina, con excepción de Guatemala y Chile, no existe el IVA al libro. Eduardo Artés, candidato a la presidencia por la Unión Patriótica, sí lo eliminaría de raíz.
En paralelo, se deben crear bibliotecas a lo largo del país. No dudo que la Sociedad de Escritores de Chile, iniciará una campaña, donde sus componentes obsequien sus obras. A esta labor se deben unir quienes lo realicen desde sus bibliotecas. Urge fundar orquestas juveniles, salas de teatro y poner la cultura y el arte al servicio del pueblo, como una obligación de Estado. En ello, radica la verdadera revolución. Y para concluir, lo expresado por Andrés Velasco, ex ministro de la fenecida Concertación. Alega que asesores de Boric: «Son calcados a los Chicago Boys. Hicieron suyas ideas y ahora las aplican a raja tabla». Al menos es sincero y no oculta su admiración por José Antonio Kast.
Por Walter Garib