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El verdadero invierno lo vive el pueblo: alzas, abandono y desigualdad fuera del debate político

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Mientras las campañas oficiales se enfocan en las primarias y estrategias electorales, las organizaciones territoriales populares vuelven a encender las alarmas sobre una realidad que no forma parte del debate político: la pobreza, la desigualdad y la vulnerabilidad estructural que enfrentan miles de familias chilenas durante el invierno.

Desde el Bloque de Organizaciones Populares, agrupación compuesta por colectivos sociales y territoriales, se ha levantado una crítica categórica al modelo económico chileno, al que responsabilizan de perpetuar condiciones indignas para los sectores populares. En una declaración pública, el Bloque señala que en Chile “resistir el invierno con desigualdad” se ha vuelto una normalidad cruel, donde el frío deja de ser una molestia estacional para transformarse en una amenaza real contra la vida.

Las alzas en las cuentas de electricidad —de hasta un 60% en algunos hogares— en los meses más fríos del año han agudizado la precariedad. Las familias trabajadoras, denuncian, deben optar entre alimentarse o calefaccionarse, mientras las grandes empresas eléctricas continúan aumentando sus ganancias con la complacencia de un Estado que se muestra ausente. “La energía debería ser un derecho garantizado para todas las personas”, sostienen desde la organización, y no un lujo determinado por la capacidad de pago.

La crítica va más allá del acceso a los servicios básicos. Se apunta al deterioro de la salud pública, especialmente en invierno, cuando aumentan las enfermedades respiratorias en niñas, niños y personas mayores. La falta de calefacción adecuada, sumada al colapso del sistema de salud estatal, genera un ciclo de enfermedad, endeudamiento y desprotección. “Morimos esperando atención médica”, señala el texto.




El documento también cuestiona duramente las respuestas institucionales, como bonos o subsidios parciales, los cuales —afirman— no resuelven las causas estructurales de la pobreza, sino que buscan “enmascararla y desmovilizar al pueblo”. En su lugar, llaman a una organización desde los territorios, con redes de solidaridad, apoyo mutuo y movilización.

“El capitalismo no solo se apropia del trabajo ajeno, sino que se beneficia del dolor, del frío y de la enfermedad”, declaran. En esta línea, rechazan la narrativa oficial que responsabiliza a las personas por su consumo energético, sin cuestionar por qué bienes esenciales como la electricidad siguen en manos privadas.

Para las organizaciones sociales, el invierno de 2025 no solo simboliza el abandono del Estado, sino también la posibilidad de articular nuevas formas de resistencia. “Que el frío no nos inmovilice. Que la rabia no se apague”, concluyen, llamando a transformar la indignación en acción colectiva.

Fuente: Declaración pública del Bloque de Organizaciones Populares, junio 2025.



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