
Trump aplica aranceles del 50% a Brasil como represalia por el juicio a Bolsonaro
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles la aplicación de aranceles del 50 por ciento a los productos brasileños, en un movimiento que mezcla razones económicas y consideraciones políticas de alto voltaje. Según el mandatario, la medida responde al déficit comercial con Brasil, pero también al juicio en curso contra el expresidente Jair Bolsonaro por su implicación en un intento de golpe de Estado y a los supuestos ataques del Gobierno brasileño a la libertad electoral y de expresión.
“He conocido y tratado con el expresidente Jair Bolsonaro, y le he respetado mucho, tal y como hicieron la mayoría de los líderes de otros países. La forma en la que Brasil le ha tratado (…) un líder altamente respetado en el mundo durante su mandato, incluido Estados Unidos, es una vergüenza internacional. El juicio no debería tener lugar. Es una caza de brujas que debe terminar inmediatamente”, señaló Trump en una carta enviada a su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lulaaranceles da Silva.
El gesto ha generado una tormenta diplomática y económica, tensando las ya frágiles relaciones entre Washington y Brasilia en un momento en que ambos países se encuentran en polos opuestos ideológicos.
Aranceles como castigo político
Aunque Trump argumentó que el déficit comercial es la razón principal de los aranceles, reconoció que la decisión está también motivada “en parte por los maliciosos ataques de Brasil a la libertad electoral y los derechos fundamentales de libertad de expresión”.
El mandatario acusó al Supremo Tribunal Federal de Brasil de emitir “centenares de órdenes de censura secretas e ilegales contra plataformas de redes sociales estadounidenses”, acompañadas de amenazas de “multas millonarias y la salida del mercado brasileño”. Esta crítica se refiere a las medidas adoptadas por el Supremo brasileño para contener la difusión de desinformación y discursos de odio en plataformas como X (Twitter), Facebook y YouTube, medidas que Bolsonaro y sus aliados han denunciado como censura política.
Trump, quien mantiene una estrecha relación con Bolsonaro y ha apoyado abiertamente su agenda en el pasado, pidió a Lula que “entienda” que el gravamen del 50% es “una cifra muy inferior a la que se necesita para tener igualdad de condiciones” comerciales. “Es necesario para rectificar las graves injusticias del régimen actual”, afirmó.
El presidente estadounidense incluso dejó la puerta abierta a una solución: “No habría aranceles en el caso de que Brasil o sus empresas decidieran trasladarse a territorio estadounidense”, dijo, en una clara invitación a la deslocalización de industrias brasileñas.
Advertencias y represalias
Trump advirtió además a Lula que cualquier intento de represalia comercial por parte de Brasil se encontrará con una nueva ronda de aranceles estadounidenses: “Cualquiera que sea el número que usted elija para aumentarlos, se agregará al 50% que cobramos”, explicó, aunque matizó que estas medidas “pueden ser modificadas hacia arriba o hacia abajo según la relación con el país”.
La decisión de Trump forma parte de una ola de medidas proteccionistas que en los últimos días han incluido a países como Japón, Corea del Sur, Malasia, Sudáfrica y Camboya. En total, Washington ha anunciado aranceles contra más de 20 países, en lo que analistas describen como una intensificación de la “guerra comercial global” desatada por la Casa Blanca.
Impacto económico y tensiones regionales
Brasil, principal economía de América Latina y uno de los mayores exportadores agrícolas del mundo, podría ser gravemente afectado por los nuevos aranceles. Sectores como la soja, el acero y la carne, que tienen a Estados Unidos como uno de sus principales mercados, están especialmente expuestos.
Desde Brasilia, el Gobierno de Lula aún no ha emitido una respuesta oficial, aunque fuentes diplomáticas citadas por medios locales anticipan una protesta formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Economistas brasileños han advertido que la medida podría tener un efecto dominó sobre otras economías de la región, especialmente aquellas integradas en cadenas de valor con Brasil.
¿Una guerra comercial con tintes ideológicos?
El trasfondo político es innegable. La cercanía de Trump con Bolsonaro y su rechazo frontal al progresismo de Lula dibujan un escenario en el que la política exterior de Washington se alinea con los intereses de la derecha global. El juicio a Bolsonaro, acusado de instigar los disturbios de enero de 2023 en Brasilia tras su derrota electoral, se ha convertido en un símbolo de la lucha de Brasil por salvaguardar su democracia, pero también en un campo de batalla geopolítico.
Para la administración Lula, el desafío será doble: contener el impacto económico de los aranceles y evitar que la crisis se convierta en un catalizador de mayor polarización interna y externa.





