Poder y Política Portada

Jara responde a Kast y Matthei: “Prometen lo imposible para beneficiar a los de siempre

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 24 segundos

En medio del avance de la ultraderecha, Jeannette Jara afina su estrategia presidencial desde el centro de Santiago. Con el respaldo ya confirmado de la Democracia Cristiana, la candidata única del oficialismo marca con nitidez los contornos de su propuesta: una centroizquierda que combine orden, crecimiento económico con equidad y reformas sociales sin maximalismos.

“No quiero refundar nada ni hacer el mejor gobierno de la historia”, afirma Jara en una entrevista al diario El País, desmarcándose de promesas grandilocuentes, aludiendo con ironía al fallido marketing de Sebastián Piñera. Su apuesta es otra: estabilidad, gestión eficiente, fortalecimiento del Estado y crecimiento con justicia social.

Seguridad como prioridad

Jara no duda: la seguridad pública es uno de los temas centrales de su campaña y será prioridad desde el primer día de su eventual mandato. Lo dice sin rodeos: el país necesita tranquilidad, y para eso se requiere más inversión pública, fortalecimiento institucional y eficiencia en la gestión estatal.




En este marco, cuestiona duramente las propuestas tributarias de Kast y Matthei, que prometen recortes impositivos en plena crisis fiscal. “Reducir impuestos en este escenario es inviable, a menos que estén dispuestos a desfinanciar la PGU, las pensiones o la salud. Eso es populismo fiscal irresponsable”, advierte, con un mensaje claro al empresariado y a los votantes indecisos.

Cohesión social como motor de desarrollo

La candidata sostiene que la principal inversión para el crecimiento futuro del país es la cohesión social. Reitera que mejorar salarios, garantizar derechos y reducir la desigualdad no son frenos al crecimiento, sino su base. “No se puede crecer a costa de la precariedad”, dice. Y aclara: “esa caricatura de que queremos expropiar es completamente falsa”.

Distancia de Maduro y autocrítica a la izquierda

En un tema que suele incomodar a la izquierda latinoamericana, Jara no duda en marcar distancia del régimen venezolano: “No tengo ninguna adhesión al gobierno de Maduro. En Venezuela hay una grave crisis democrática”. Esa claridad —infrecuente en figuras comunistas del continente— se suma a otras definiciones que refuerzan su perfil dialogante y realista.

Reconoce, además, errores comunicacionales propios. Como el “modelo de demanda interna” que fue rápidamente criticado incluso dentro del oficialismo. “Fue un parafraseo desafortunado. No se puede igualar antes de crecer”, admite, aclarando que valora el rol del comercio exterior y que su estrategia se basa en crecimiento con justicia.

Un guiño al empresariado, sin renunciar a convicciones

Jara ha desplegado en las últimas semanas una agenda de encuentros con el mundo empresarial. A ellos les dice: “No les vamos a expropiar nada. Queremos atraer inversiones, pero con criterios de sostenibilidad ambiental y trabajo decente”.

Se abre a racionalizar permisos y destrabar inversiones públicas. “Los proyectos que están listos deben ejecutarse. Hay demasiada lentitud por la burocracia”, reclama. Pero advierte: no aceptará una visión de país en la que las élites sigan concentrando beneficios mientras la mayoría vive en la inseguridad o la informalidad.

Una izquierda que no teme al diálogo

Jara insiste en su voluntad de construir mayorías y proyectar un gobierno de centroizquierda amplio. “No tengo problemas en trabajar con quienes no piensan igual que yo. Lo importante es la matriz común”, afirma. Se declara heredera de la Concertación en sus aciertos, aunque reconoce las deudas de la transición. “La reducción de la pobreza fue importante, pero muchos derechos sociales siguieron privatizados”.

En un mundo marcado por hegemonías conservadoras, Jara no se amilana. Dice estar preparada para dialogar con líderes como Trump o Milei, pero sin renunciar a principios. “A Milei le tocará hablar con esta ‘zurda de mierda’, porque si quiere a su país como yo quiero al mío, tendrá que dialogar”.

Un tono directo y una apuesta política clara

La candidata sabe que su biografía conecta, pero apuesta a que no será su simpatía lo que la lleve a La Moneda, sino su capacidad de gestión, liderazgo y claridad política. “La sociedad aún no está acostumbrada a valorar a las mujeres por su integralidad. A Michelle Bachelet también le dijeron que ganaba por tierna”, recuerda con firmeza.

A menos de cuatro meses de la primera vuelta, Jeannette Jara marca el ritmo de una campaña polarizada, donde su desafío es mantener el liderazgo en las encuestas sin caer en las provocaciones de la ultraderecha. Y lo hace con un mensaje que busca combinar cambio, gobernabilidad y sentido común.



  1. Esta es una eleccion de presidente Serafin se debe tener
    cuidado con el lenguaje, para no «meter la pata».
    Kast es un defensor del pinochetismo dictatorial, y esto
    es claro y definido. Lo demas sobra .

    • Serafín Rodríguez says:

      Con lo que hay que tener cuidado, es no entender la realidad electoral para poder cambiarla si disgusta. Y para cambiarla una vez que se entiende esa realidad, de la cual mi comentario inicial es parte,, se requieren candidaturas que convoquen activismo y movilización ciudadana, lo que hasta el momento no ocurre según demuestran las encuestas.

  2. Serafín Rodríguez says:

    En las encuestas, Jara se está pegando fuerte con la cabeza contra el techo, el que es básicamente el mismo o muy cercano —puntos más o puntos menos— al promedio de apoyo con que cuenta Boric —su barra brava. Diga lo que diga y haga lo que haga Jara, a estas alturas la suerte está prácticamente echada. Hasta ahora, Kast tiene ganada esta cueca en primera y segunda pata! «Tiki tiki tí, tiki tiki tííí…” gritaron por ahí, en la “fonda» aristocrática…

    En los hechos, lo que realmente ocurre en el panorama político chileno, es que los partidos políticos ejes de la tal llamada “transición”, están virtualmente agotados por efectos de la endogamia que han practicado desde 1990. Así, el PS, el PPD, el PRSD y la DC —hoy mendicantes del PC— están prácticamente reducidos a quienes se mueven y cohabitan en sus cúpulas dirigenciales a todo nivel político-institucional, con magras militancias y clientelas electorales altamente esquivas —una clara consecuencia de su práctica de aparearse y procrear internamente sin incluir nueva sangre, para ponerlo metafóricamente. El ejemplo más patético en esta línea ha sido el de Carolina Tohá, equivalente a una de las últimas “hillbillies» de los Apalaches…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *