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La izquierda se ordena, la derecha se descompone: ¿quién lo diría?

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La adhesión oficial de la Democracia Cristiana a la candidatura presidencial de Jeannette Jara, aprobada por la Junta Nacional del partido este sábado, no solo despeja el mapa de la centroizquierda, sino que comienza a modificar de forma sustantiva el eje del centro político chileno. En paralelo, y como reflejo especular, la derecha vive una guerra abierta entre sus dos principales figuras: Evelyn Matthei y José Antonio Kast. La exalcaldesa, cada vez más acorralada y en franco declive según varias encuestas, acusa una campaña sucia en su contra, «asquerosa» dijo la semana pasada,  y anuncia querellas judiciales, mientras Kast guarda silencio y sus redes actúan desde la sombra.

Este doble movimiento en poco más de una semana –construcción de unidad en la izquierda con nueve partidos y fragmentación destructiva en la derecha– podría estar definiendo prematuramente el tono de la carrera presidencial rumbo a noviembre. Mientras Jeannette Jara consolida un proyecto que cruza desde el Partido Comunista hasta la DC, las derechas parecen disputarse no solo el poder, sino también la legitimidad ética de su propia existencia. Una guerra fratricida que, sin embargo, muestra ciertas opacidades: ambos partidos, el Republicano de Kast, y la coalición Chile Vamos de Matthei, comparten la narrativa neoliberal a ultranza y destacan la dictadura de Pinochet. ¿Porqué hacer de los bots y trolls un escándalo?

La apuesta de la DC: entre la subsistencia y el futuro

El respaldo democratacristiano a Jara fue una jugada audaz que no esta libre de riesgos. Con 167 votos a favor y 97 en contra, la decisión tensionó la identidad histórica del partido y provocó la renuncia de su presidente, Alberto Undurraga. Pero el resultado es innegable: por primera vez desde la transición, la DC se alinea plenamente con una candidatura de izquierda, incluso con una militante comunista a la cabeza. El senador Francisco Huenchumilla, nuevo líder de la colectividad, será el encargado de administrar esta inédita alianza. Estos son los resultados visibles desde la superficie. Porque no se sabe qué pasará con el electorado tradicionalmente de izquierda a la hora de votar por una coalición que integra a la Democracia Cristiana. Y tampoco se conoce si el simpatizante DC clásico dejará de lado su anticomunismo endémico para apoyar a Jeannette Jara.

Según Marco Moreno, director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, esta decisión “le entrega a la propia Democracia Cristiana una última oportunidad para sobrevivir institucionalmente. Amarrarse a una candidatura competitiva y a una lista única, podría facilitar su permanencia en el sistema actual”.




El movimiento no solo afecta a la DC. Como añade Moreno, esta adhesión permite a Jeannette Jara proyectarse más allá de su espacio natural en la izquierda: “Refuerza una narrativa de unidad, y es clave para ampliar su base hacia sectores de centro que aún miraban con cierta distancia su candidatura”. En efecto, tras esta semana, Jara no solo es la candidata del oficialismo: es la articuladora de una coalición transversal, con nueve partidos y el respaldo de exopositores históricos. La imagen de orden que proyecta contrasta con el caos que reina en el campo rival.

Una derecha en descomposición

Mientras Jara suma y ordena, la derecha se rompe de forma estridente con el deleite de la prensa conservadora tradicional . Evelyn Matthei, candidata de la derecha clásica de Chile Vamos, ha intensificado su ofensiva contra el Partido Republicano y su líder, José Antonio Kast, a quien acusa de estar detrás de una campaña “asquerosa” en su contra. La exalcaldesa denuncia videos falsos que circulan en redes sociales, donde se le atribuyen síntomas de Alzheimer, y anunció acciones judiciales contra quienes resulten responsables.

«Este no es un tema político, es un tema de principios», dijo Matthei ayer en tono severo. Pero sus palabras no ocultan el trasfondo: el sector opositor está fracturado y lo que comenzó como una pugna por liderazgos se ha convertido en una batalla por la supervivencia política. Como advirtió el analista Marco Moreno, “cuando una coalición recurre a tribunales para resolver disputas internas, es señal de una fractura profunda. No estamos ante una crisis, sino ante una ruptura”.

Esta señal sí es más clara y confirmaría la tesis de Moreno. El propio empresariado, que hasta hace poco promovía la unidad de las derechas, observa con alarma cómo se desmorona la estrategia de una candidatura única. Llamó a la unidad a través de una inserción en El Mercurio para también levantar el fantasma del comunismo.

Kast, por su parte, mantiene una ventaja relativa en ciertos sondeos y permite que sus redes de apoyo operen con lógica de guerra digital, lo que expertos en comunicación consideran muy difícil de rastrear y detener. Chile, como tantas otras democracias del mundo, comienza a vivir las secuelas de la desinformación como arma electoral.

¿Quién hereda el centro?

En este nuevo mapa, la pregunta clave es quién logra conquistar el voto del centro. La mayoría de las encuestas revelan que Jeannette Jara sube al primer lugar, Kast se mantiene en el segundo y Matthei cae al tercero. Su pérdida de apoyo coincide con el crecimiento de las tensiones en su propio sector y con una estrategia que, según algunos analistas, oscila entre la victimización y la denuncia moral, pero sin lograr un relato convincente.

Alberto Mayol, sociólogo y analista político, ha señalado que la verdadera batalla de noviembre será por el centro electoral. “El apoyo de la Democracia Cristiana a Jara es un paso importante en esa dirección. Si ella logra romper la discusión del odio y desplazar el miedo al comunismo con una agenda programática, tendrá mejores condiciones en una eventual segunda vuelta con Kast”, sostuvo.

En este escenario, la vieja idea de una centroizquierda articulada resurge con fuerza. Lo que hasta hace semanas parecía improbable –una candidatura de izquierda capaz de atraer al centro político– hoy se vuelve una posibilidad real, gracias al orden estratégico que ha mostrado el oficialismo y a la implosión que atraviesan sus adversarios.

Si las derechas no logran recomponerse pronto, y si Jara consolida una narrativa de unidad, progreso y gobernabilidad, el país podría enfrentar en noviembre una elección menos polarizada de lo previsto, pero con una nueva hegemonía en construcción.

Simón del Valle



Periodista
  1. Serafín Rodríguez says:

    *¿Está en riesgo la coherencia política del Partido Comunista al liderar una coalición tan amplia, que ahora incluye a la DC? ¿O es esta una oportunidad para redefinir su rol en una nueva mayoría transformadora?*

    «El PC no está diluyendo su identidad; al contrario, la está reafirmando. Siempre ha sido un partido parlamentarista, institucional y reformista. Ha buscado alianzas con el centro desde los años 30. El apoyo de la DC es coherente con su estrategia histórica: evitar rupturas sociales profundas y mantener el orden bajo un modelo de capitalismo social o Estado de bienestar.»

    «La sorpresa de la victoria de Jara en las primarias no cambia ese rumbo. El PC sigue siendo el partido más obediente del sistema. No representa un peligro para el orden neoliberal, como tampoco lo representó durante los gobiernos de la Concertación. La alianza con la DC, lejos de ser una transformación, es la confirmación de su estrategia de largo plazo.»

    Fuente: Entrevista con Carlos Gómez Leyton en este medio

    • Serafín Rodríguez says:

      Así es! No queda otra! A falta de contra-argumentos a lo que se ha querido descalificar con insultos as hominem, es imposible razonar!

  2. Pobre «hombre» Serafin. Es un mulito desinformado que cree
    poseer dones especiales, pero no pasa de ir hasta la esquina y
    volver creyendo que ha hecho un gran viaje…
    Kast, Kaiser y tambien Matthei son con claridad de pensamiento,
    accion del dictador supremo Pinochet…Dudas ? Pues no es mas
    que mala informacion y falta de pensamiento positivo y real.
    No IMAGINARIO.

    • Serafín Rodríguez says:

      Se puede decir todo lo que se quiera de mí, pero lo cierto es que no soy de derecha ni tampoco huevón. Nunca insulto a mis interlocutores ni les atribuyo afirmaciones que no han hecho. Por último, nada de lo que he afirmado es ningún invento. La historia de la postdictadura política chilena lo demuestra. Ahí están, por ejemplo, los abundantes artículos del profesor Felipe Portales y sus comentarios en este medio, entre otros.

  3. Serafín Rodríguez says:

    ¿Cuál izquierda? ¿La neoliberal del PS, el PPD, el PRSD, el PC, la DC, el FA y otros grupúscolos menores de la misma estofa que pululan por los pasillos del poder beneficiándose del mismo? ¿De qué izquierda se habla, por favor?

    Sólo veo, leo y escucho a los mismos de siempre, los que de las cúpulas institucionales a las cuales han escalado abusando de la fe pública negocian con los neoliberales más reaccionarios, a espaldas de la ciudadanía, para ponerle algo de lubricante al sistema de modo funcione mejor, sin muchas tensiones sociales que puedan ponerlo en peligro o, metafóricamente hablando, poniéndole vaselina a la del burro para que les entre más suavecita a los explotados de siempre y no se encabriten en el acto… Por lo visto, hay cerca de un 30% al que incluso le gusta!

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