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La guerra fría de la derecha: Kast, Matthei y la disputa por el centro

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A menos de tres meses de las elecciones presidenciales, el panorama parece estable en las encuestas: Jeannette Jara en primer lugar, con algo más del 30%, seguida muy de cerca por José Antonio Kast, y en tercer lugar Evelyn Matthei, quien tras semanas de caída logró tocar fondo y recuperar algunos puntos. Nada indica que alguien pueda ganar en primera vuelta, y los cálculos apuntan a un balotaje entre Jara y Kast, donde la derecha en bloque —desde los republicanos hasta el sector de Matthei y figuras como Johannes Kaiser— cerraría filas detrás del líder ultraderechista.

Pero la carrera no es estática. Cada semana las campañas prueban narrativas nuevas, tropiezan con errores o aciertan en ofensivas. Y lo cierto es que la derecha atraviesa hoy un conflicto abierto entre sus dos candidaturas principales, un choque que revela fracturas de fondo en la estrategia y el tono con que buscan disputarle a la izquierda y la centro izquierda el poder en noviembre.

Kast y el retroceso tras las pensiones

José Antonio Kast inició la semana a la defensiva. Su propuesta de eliminar el “préstamo al Estado” en la reforma de pensiones y devolver todo a las AFP encendió críticas transversales: desde Jeannette Jara hasta economistas de Chile Vamos. Incluso desde el comando de Evelyn Matthei se calificó su promesa de recortar seis mil millones de dólares de gasto fiscal en 18 meses como un delirio “sin números que cuadren”.

Kast intentó relativizar sus dichos, acusando a la izquierda de manipular sus propuestas. Pero lo cierto es que sus palabras fueron claras: recortes masivos y defensa abierta de las AFP. En una campaña donde el malestar con las bajas pensiones es transversal, la apuesta republicana terminó abriendo un flanco que debilitó momentáneamente al candidato que parecía tener el relato de la seguridad bajo control.




Matthei busca el centro con un relato progresista

La verdadera novedad de la semana ha venido de Evelyn Matthei. La candidata de Chile Vamos estrenó un video titulado “Chile: un solo equipo”, una pieza cargada de simbolismo progresista y con un mensaje de unidad nacional.

El relato se aleja del tono duro con que Matthei había intentado disputar la agenda de la seguridad, y busca en cambio capturar al electorado moderado y centrista, ese que, según el sociólogo Alberto Mayol, aún tiene espacio para moverse y puede definir la elección. En el video, la candidata recuerda momentos de unidad nacional —los rescates mineros, las Copas América, las catástrofes naturales— y plantea que el país debe enfrentar la delincuencia y la crisis económica “como un solo equipo, sin polarización”.

La jugada no solo apunta a acercarse a votantes huérfanos de la ex Concertación o de la DC, sino también a marcar diferencias con la narrativa extrema de Kast. Matthei intenta proyectarse como la opción de la derecha “razonable”, capaz de construir puentes en vez de trincheras.

La furia republicana

La reacción de los republicanos no tardó en llegar. El exalcalde UDI y actual candidato a senador por el Partido Republicano, Rodolfo Carter, acusó a Matthei de “preferir que gane el Partido Comunista antes que alguien distinto a ella”. Una frase dura, que refleja la tensión interna: para Kast y su círculo, cualquier guiño de Matthei hacia el progresismo no solo es oportunismo, sino una traición en medio de la contienda.

El contraste no puede ser más evidente. Mientras Matthei intenta mostrarse como garante de estabilidad y gobernabilidad —un liderazgo femenino que evita el discurso extremo—, Kast y los suyos endurecen el tono y acusan conspiraciones. No es casualidad: saben que el voto moderado será decisivo, y que si Matthei logra crecer en ese terreno, el camino al balotaje podría complicarse.

¿Un balotaje ya definido?

La pregunta que ronda en los círculos políticos es si realmente el balotaje está cerrado. La narrativa instalada en los últimos meses daba por hecho que Kast sería el rival de Jara en segunda vuelta, y que la derecha unida le permitiría imponerse. Pero la campaña de Matthei busca precisamente romper esa inercia: crecer en el centro, incomodar a Kast y mostrar que la derecha no tiene por qué apostar por un candidato que divide y amenaza con reeditar la polarización.

En este escenario, nada está escrito. Jara mantiene el liderazgo y una base sólida; Kast conserva la fidelidad de la derecha dura; y Matthei juega la carta de la unidad nacional para intentar revertir su caída. La elección, lejos de estar definida, se mueve en un terreno de disputas semanales donde un error o un acierto puede cambiar la tendencia.

Lo que muestran estos días es que la derecha no logra proyectar un relato común. Kast insiste en las recetas neoliberales y en el lenguaje de la confrontación; Matthei busca mostrarse como alternativa moderada con un discurso inclusivo. Entre ambos, el conflicto es evidente, y aunque al final pudieran terminar juntos en un balotaje, el daño y las contradicciones ya son parte del paisaje.

La disputa por el centro, en definitiva, es la clave de esta elección. Y en esa pelea, Matthei ha decidido dar un paso audaz: apropiarse de un discurso progresista de unidad, aunque eso signifique enfrentarse con la furia de los republicanos.

Simón del Valle



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Simon Del Valle

Periodista
  1. Serafín Rodríguez says:

    No hay centro! Lo que hay, son las dos derechas del famoso Grito de Aguiló que terminó en chillido, sólo que una es más puntúa que la otra, además de una masa de votantes que se mueve a favor de la una o la otra según su conciencia política —vale decir, según le apriete el zapato en días de elecciones. Nada nuevo en cuanto a conciencia política en todo caso! Siempre ha sido así independientemente de toda ideología.

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