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Eduardo Frei, el mercader del prestigio: un expresidente en venta

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Eduardo Frei Ruiz-Tagle insiste en hablar desde la autoridad de un expresidente y como militante de la Democracia Cristiana, pero en la práctica se ha transformado en un opinante itinerante, sin lealtades claras y con un discurso que la prensa conservadora amplifica con entusiasmo. Sus recientes críticas al gobierno de Gabriel Boric —centradas en la supuesta parálisis del Parlamento y la “decadencia” de la política chilena— revelan más que un diagnóstico: confirman su tránsito hacia un rol ambiguo, donde la política es un escenario secundario y el negocio personal parece ocupar el centro.

El disfraz del centro

Frei repite que no abandonará jamás la DC, el partido que integró en 1959, y que su identidad es la de un hombre de centro. Pero ese discurso suena hueco. El partido apenas sobrevive, sin capacidad de influir en la conducción nacional, y él mismo ya no participa de sus definiciones estratégicas. Su pertenencia es más un certificado de antigüedad que un compromiso político real.

Mientras tanto, su defensa del “centro democrático” aparece como una coartada conveniente: un lugar cómodo desde donde criticar a todos sin comprometerse con nadie.

Negocios turbios, política difusa

El expresidente arrastra problemas serios con sus empresas familiares, cuestionadas en tribunales y en estado de crisis financiera. Ese telón de fondo ilumina su actual itinerario: lejos de la disputa política real, Frei se presenta en foros empresariales y encuentros internacionales como la APEC, donde actúa más como lobista de intereses privados que como estadista.




En este contexto, su discurso contra la política chilena —a la que acusa de “destruir países”— se convierte en un ejercicio de cinismo: un empresario fallido convertido en oráculo moral.

La tribuna prestada

Que los medios conservadores le ofrezcan tribuna constante no es casualidad. Frei es el rostro perfecto para un libreto que busca golpear al gobierno de Boric: un expresidente de la Concertación que confirma el relato del fracaso. Radio Bío Bío, La Tercera y otros lo exhiben como la voz de la experiencia, ocultando que sus palabras carecen de proyecto político y sirven como simple munición opositora.

No propone salidas ni alternativas. Se limita a instalar la idea de un país en ruinas, un Parlamento inviable, una política sin rumbo. La operación es evidente: su prestigio heredado del apellido y del cargo se convierte en herramienta útil para quienes quieren socavar al actual gobierno.

Un legado convertido en mercancía

Frei se muestra como víctima de la decadencia política nacional, pero lo que realmente hace es rentabilizar su pasado. Se ofrece como “expresidente disponible”, dispuesto a prestar su voz, su nombre y su foto para causas que hoy poco tienen que ver con la Democracia Cristiana.

No hay aquí un proyecto de centro, ni un compromiso con la historia de la DC, ni mucho menos con el país. Lo que queda es la silueta de un mercader: un hombre que administra su biografía como capital político y que vende, al mejor postor, el prestigio que alguna vez tuvo.

¿Qué busca Frei?

La pregunta no es si Frei tiene razón cuando habla de la política como un pantano. La pregunta es qué pretende al repetir, una y otra vez, un discurso que no construye nada, que no convoca a nadie y que solo sirve para apuntalar a quienes se benefician del descrédito.

El misterio es aparente: Frei ya no busca transformar nada. Su negocio es otro. Lucra con su perfil de expresidente y, en el camino, se ofrece como aval de los sectores que sueñan con ver fracasar al actual gobierno.

La sospecha es inevitable: Frei no habla por el país ni por su partido. Habla por sí mismo, desde la comodidad del expresidente en venta.

Simón del Valle



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Simon Del Valle

Periodista
    • Serafín Rodríguez says:

      Nada nuevo ni de qué sorprenderse! Si celebró el golpe de estado con un asado y después fue a enteegarle una donación para la reconstrucción nacional al Gral. Bonilla, ese que «se cayó» en un elicóptero…

  1. Serafín Rodríguez says:

    En todo caso y sea como sea, Eduardo Frei, «El Petizo”, no deja de tener razón en su crítica «Nos habían dicho que este gobierno era feminista» en relación al alto porcentaje de mujeres desempleadas que dejó en este gobierno la gestión de la ex Ministra del Trabajo, Jeannette Jara, hoy nada menos que candidata a la Presidencia de la República sin siquiera arrugarse por ello..

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