
La Derecha gana con mentiras… la batalla que la Izquierda no sabe o no se atreve a enfrentar
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La derecha no hace análisis estructural. No le conviene, pues ahí se gráfica los grandes desequilibrios macro.
Ellos son adictos al “Funcionalismo”, esa teoría que presupone los equilibrios espontáneos en todas las partes de la sociedad.
Los neoliberales ni siquiera admiten correcciones en las crisis, a menos que afecten las ganancias de algún sector empresarial (crisis 82-83 y el rescate de la banca; crisis asiática y el rescate del sector inmobiliario).
Los neokeynesianos (Tercera vía), lo permiten sólo en crisis severa y por el tiempo mínimo.
Por tanto su diagnóstico es siempre parcial, puntual y superficial. Tanto así que muchas veces en ese ejercicio se muerden la cola (como el caso de los inmigrantes, los atacan ferozmente y ahí tienen, sin embargo, una buena base electoral y de plusvalía económica).
Con las pensiones enarbolan frases simples “Con mi plata no”; con la delincuencia “Se les acabó la fiesta”; en la crisis postpandemia, “Chile se cae a pedazos”; con la Convención Constitucional “ El mamarracho”, “ Te quitarán tu casa”, en fin, tienen ojos de águila para ver donde la presa puede ser atrapada….y lo logran.
Ellos no tienen que construir argumentos, simplemente lanzan una frase, no tienen que explicar (quién explica se complica).
Por tanto, en el juego político llevan las de ganar.
Sabemos que han fracasado en su lucha contra la delincuencia (en sus dos gobiernos), que dejarán a los viejos miserables en lo que les quede de vida; sabemos que no pudieron hacer crecer la economía al retirarse la bonanza de las materias primas; sabemos que al bajar impuestos a los ricos, aumentará la concentración del ingreso mucho más y no crecerá la economía ni en un punto. Lo que sí aumentará será la fuga de capitales hacia paraísos fiscales, pues no invierten sus excedentes en Chile (vean donde tienen sus fondos acumulados los Luksic, Angelini, Cencosud, el Yernísimo, los Piñera y toda la pléyade de altos ingresos).
El 40% de los empresarios “ chilenos”, se inscriben como empresas en el exterior, con el propósito de dejar la puerta abierta a la salida de capitales y de aprovechar las facilidades tributarias en Chile. Pero son los primeros que instalan la bandera chilena para las fiestas patrias.
Todo esto lo sabemos, pero necesitamos explicarlo y, por desgracia, nuestra ciudadanía sufre de déficit atencional como mal de base y en las alturas sufre de otro mal peor: no son capaces de entender lo que leen, ni siquiera los manuales simples de instrucción, así es que comprenderá usted, la derecha tiene ganada la partida: simple, comprensible hasta por el loro, sin explicación y con un tercer mal a favor: la falta de retentiva, de memoria, así es que si en el pasado se comprobó la falacia, esta se borró del disco duro.
Si usted quiere competir con la derecha, debe simplificar, mentir y poner cara de póquer. No la tenemos fácil.
Y queda otra ventaja para la derecha: tienen dinero y medios de comunicación, cosa que por voluntad de los señores de la Concertación, ahora no los tenemos (ver Eugenio Tironi y Correa).
LA OTRA FORMA.
Si la izquierda desea hacer política de cambios y no conformarse con malamente administrar el modelo para los ricos, debe ponerse seriamente a organizar al pueblo, formar movimientos y partidos con base popular participativa, tener programa de cambios sustentado en una teoría económica alternativa, que anuncie un modelo alternativo de desarrollo, cambiando el estilo de producción, de tributación, de distribución y de acumulación. Con un cambio en la cultura de convivencia y con una inserción distinta en la economía internacional.
Ya lo explicaremos.
- Cambio en el modelo de producción.
De uno extractivista- rentista, mercantil y financiero, a otro industrial- tecnológico que exporte valor agregado y trabajo digno. Es decir cambiar la pala por la máquina, la submateria prima por el producto terminado.
- Cambiar el modelo de acumulación.
De uno individual- corporativo a otro de acumulación social. Usar los fondos sociales (pensión, cooperativas de ahorro, superávit fiscal) en inversión socialmente calificada, y no privada, como ocurre hoy.
- Cambiar el modelo de tributación.
De uno socialmente regresivo a otro socialmente progresivo
(El más rico más paga) y no como el sistema actual donde el empresariado que se apropia del 80% del ingreso, tributa apenas entre el 9 y 10% real de sus ingresos (Ocde, Cepal, Bco. Central.)
- Cambio en el modelo de distribución.
El modelo actual hace que los ingresos más bajos subsidien a los ingresos más altos (vía oligopolios de mercado, estímulos empresariales, límites a la negociación colectiva, uso de recursos sociales por los empresarios [Fondos de pensiones], entrega- regalo de impuestos [FUT]. Todo sumado hace que el sector empresarial disponga de casi 2 PIB completos en acumulación de capital. Nunca los ricos gozaron de un paraíso de la abundancia como en estos tiempos neoliberales. Así y todo no lograron hacer crecer de manera sostenida a la economía chilena. Pero siguen proclamando que harán crecer al país. Obviamente no lo han hecho y no lo harán.
El modelo nuevo de distribución debe privilegia el ingreso y la inversión pública, la creación de trabajo calificado (industrial- tecnológico), lograr la autonomía alimentaria
(Aprovechar áreas cultivables del norte, con sistemas de riego moderno, cultivar nuestras costas sobre explotadas).
Los sindicatos deben negociar adecuadamente sus remuneraciones y avanzar en políticas de beneficio familiar (vivienda, educación, salud, recreación y cultura).
- Cambio cultural.
De una cultura disolutivamente individualista a otra que promueve las instancias solidarias. Comunitarismo social de base, cooperativas de producción, distribución, consumo, vivienda, educativa y de salud.
Municipios cuya principal tarea sea la de trabajar con la base comunal organizada. La individualidad debe ser sustituida por la comunidad.
Debemos recuperar la red estructurada de comunidades que la dictadura disolvió de manera violenta y brutal.
Cosa que la nueva democracia nunca tuvo la voluntad de restablecer, producto de su travestismo ideológico.
CONCLUSIÓN.
Todos estos desafíos son complejos y requerirán de sangre, sudor y lágrimas.
La cultura de derechas domina hasta el espectro llamado de izquierda, pues nadie viene cuestionando las estructuras del atraso, de la alienación, la enajenación y la expoliación.
Lo vemos en las propuestas electorales del presente. Lo simple lleva ventajas: miedo, falsos dilemas, mentiras pegajosas, algoritmos difamantes y el espectáculo de los medios.
El oficialista debe explicar, a la derecha le basta con acusar. Esa batalla se pierde frente a un individuo electoral mente influenciable, inconsistente, sin espíritu crítico y que añora consumir y separarse del otro.
Tendremos que tolerar otra “ travesía por el desierto”, ojalá no tan prolongada que el Éxodo bíblico.
Hugo Latorre Fuenzalida






Felipe Portales says:
Efectivamente, como lo señala Serafín Rodríguez, el gran problema que tenemos es que desde hace décadas que en Chile simplemente no hay izquierdas ni centro-izquierdas, si entendemos por ellas organizaciones políticas que tengan como proyecto sustituir el modelo económico-social neoliberal impuesto por la dictadura.
Serafín Rodríguez says:
¿De qué izquierda habla, compañero?