
COP30 en Brasil al límite: el gran impasse de los combustibles fósiles pone en jaque el acuerdo
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La COP30, que se desarrolla en Belém, Brasil, entra en su jornada decisiva este viernes en medio de un clima de tensión creciente. Las negociaciones están prácticamente estancadas debido a la resistencia de varios países petroleros a comprometerse con una hoja de ruta clara para abandonar los combustibles fósiles, mientras que una amplia coalición de Estados —incluidos países europeos, latinoamericanos y las naciones insulares del Pacífico— exige que el acuerdo final incluya metas y plazos concretos de descarbonización.
El borrador del acuerdo distribuido en las últimas horas encendió las alarmas: desapareció toda referencia explícita a un “roadmap” para la eliminación progresiva del petróleo, carbón y gas. El texto omite incluso mencionar las palabras “combustibles fósiles”. Esta supresión confirma el peso del bloque de países productores —principalmente Arabia Saudita, Rusia, India y otros estados con alta dependencia del petróleo— que rechazan cualquier compromiso que pueda afectar económicamente sus economías basadas en la extracción.
La hoja de ruta que divide al planeta
Más de 80 países llegaron a Belém con una demanda clara: establecer una vía explícita para dejar atrás los combustibles fósiles, con hitos y fechas definidas. Para estas naciones, sin esa hoja de ruta la COP30 perdería su razón de ser. En cambio, los productores de petróleo insisten en fórmulas vagas basadas en “reducciones de emisiones” y en tecnologías aún inciertas como la captura y almacenamiento de carbono.
El choque entre ambos grupos ha tensado las negociaciones al límite. Varios delegados han advertido que están dispuestos a bloquear el texto final si no se reincorpora algún mecanismo verificable para la transición energética.
El financiamiento, otro frente crítico
Además del conflicto sobre fósiles, la COP30 enfrenta un segundo impasse: la falta de compromisos financieros concretos para permitir que los países más pobres puedan adaptarse a la crisis climática. Aunque el borrador menciona la posibilidad de triplicar los fondos de adaptación hacia 2030, no especifica fuentes de financiamiento ni mecanismos obligatorios.
Para los países vulnerables —especialmente los del Pacífico, África y partes de América Latina— cualquier acuerdo sin garantías económicas es letra muerta. Los ministros de estas naciones han dicho abiertamente que un pacto sin financiamiento no puede considerarse un “acuerdo histórico”, sino una promesa vacía que no enfrentará los efectos reales del calentamiento global.
Un incendio inesperado simboliza la urgencia
En uno de los momentos más insólitos de la cumbre, un incendio dentro del complejo de negociaciones obligó a evacuar a miles de asistentes y suspendió temporalmente varias reuniones clave. El incidente, sin víctimas, fue interpretado por muchos como una metáfora demasiado evidente de lo que ocurre: un planeta en llamas mientras los gobiernos aún debaten si actuar o no.
Brasil entre dos presiones
Como anfitrión, Brasil intenta maniobrar entre dos mundos: la presión internacional para asumir liderazgo climático y sus propios intereses petroleros. El país planea expandir la exploración de crudo en la desembocadura del Amazonas, lo que dificulta asumir compromisos más profundos en la mesa negociadora. Esa ambigüedad ha generado desconfianza entre algunos delegados que esperaban una presidencia más decidida en favor de la transición energética.
¿Qué se juega hoy?
La importancia de esta COP no puede subestimarse:
La credibilidad del sistema multilateral para ejecutar el Acuerdo de París.
La posibilidad de mantener viva la meta de 1,5 °C.
La urgencia de recursos para el Sur Global, que ya enfrenta los impactos más devastadores del clima.
El mensaje político de si el mundo está listo —o no— para enfrentar la era del petróleo.
Si este viernes las negociaciones fracasan o el acuerdo queda reducido a vaguedades, se consolidará la sensación de que los intereses fósiles siguen controlando el ritmo de la transición global.
Si, en cambio, las presiones logran reponer una hoja de ruta verificable, COP30 podría marcar un punto de inflexión histórico.
Por ahora, lo que domina en Belém es la incertidumbre. Y el mundo observa.
Fuente: The Guardian, Reuters y AP News.





