
COP30 firma acuerdo de mínimos: triplica fondos de adaptación, pero el fin de los combustibles fósiles queda fuera
Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 32 segundos
La COP30 cerró este sábado en Belém, Brasil, con un acuerdo que muchos califican como “desigual” o “insuficiente”. Aunque se logró un compromiso para triplicar los fondos destinados a la adaptación climática en los países más vulnerables hacia 2035, el texto final omitió cualquier plan vinculante para abandonar el carbón, petróleo y gas, a pesar de la presión ejercida por más de 80 países.
Un avance parcial: más fondos para adaptación
Los países participantes acordaron intensificar la financiación y apoyo técnico para que las naciones en desarrollo puedan enfrentar los efectos del cambio climático. Este paso implica aumentar recursos, cooperación tecnológica y capacidad de respuesta ante eventos extremos que ya afectan a millones de personas en el Sur global.
También se anunció un Mecanismo de Transición Justa, orientado a colaborar en la reconversión económica y energética de países que dependen de actividades altamente emisoras, con el objetivo de no dejar atrás a trabajadores y comunidades durante la transición.
La gran omisión: sin hoja de ruta para abandonar los combustibles fósiles
A pesar del amplio apoyo internacional para incluir un compromiso explícito hacia la eliminación de los combustibles fósiles, el documento final no incorpora el concepto, ni fija metas ni plazos. La propuesta enfrentó la resistencia de un bloque de países petroleros y gasíferos, quienes insistieron en un lenguaje más ambiguo y voluntario.
La falta de una hoja de ruta concreta implica que los estados podrán continuar expandiendo proyectos fósiles bajo compromisos vagos de “reducción de emisiones”, lo que complica seriamente las probabilidades de cumplir la meta de limitar el calentamiento global a 1,5 °C.
Tensiones políticas y desconfianza
El sentimiento predominante entre delegaciones y organizaciones ambientales es que el acuerdo “evita un colapso político de la cumbre”, pero no entrega soluciones estructurales. Para los estados más vulnerables —muchos del Pacífico, África y el Caribe— la mezcla entre mayores exigencias de adaptación y ausencia de compromisos reales de mitigación aumenta la sensación de inequidad y deja en duda la credibilidad del proceso climático.
¿Qué viene después de Belém?
Aunque la presidencia brasileña anunció que elaborará dos hojas de ruta voluntarias —una sobre transición energética y otra sobre freno a la deforestación— estas no forman parte del acuerdo formal. Su impacto dependerá del interés de los países en adherir fuera del marco vinculante de la convención climática.
De cara a la COP31, los países están obligados a presentar nuevas Contribuciones Nacionales (NDC). Será en esa instancia donde se verá si este acuerdo de mínimos se transforma en un punto de partida o en un lastre para la acción climática global.
Fuentes: Reuters, AP, Le Monde.





