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Perdónalos porque no saben lo que han hecho

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La ignorancia es hermana de la inocencia. Si tu no sabes no eres responsable si cometes un error grave. Se peca (mea culpa) sólo  si actúas sabiendo, es decir en plena conciencia. Santo Tomás de Aquino decía algo similar.

Los estudiosos de la conducta humana llegan a la conclusión (provisoria, como son todos los postulados científicos) que el cerebro se conforma de manera infinitamente diversa, es decir cada persona que cruza su existencia es un ser único  e irrepetible.

Claro que como la ciencia busca las leyes generales, termina agrupando a los humanos en categorías  semejables.

Así, postulan la existencia de seres dominados por el cerebro reptil (el mas primario, el instintivo, el de defensa y ataque); otros están ubicados en la dominación del cerebro mamífero (cortex), que representa al hombre afectivo, sentimental y altruista, finalmente, el personaje destacado por la dominación del cerebro calculador o neocortex, el cerebro pensante, frío y creativo.




Pero todos los seres humanos tenemos una combinación  de estas conexiones. La más peligrosa es la combinación dominante de neuronas del cerebro primario (reptil) con el cerebro calculador (neocotex). Esos son capaces de las acciones más  atroces, en términos de consecuencias.

La mayoría de la población se las arregla con una combinación  de cerebro mamífero, neocortex modesto y sus impulsos reptilianos aplacados. Es el hombre promedio, es el que representa la “normalidad”.

Pero esta “normalidad” no nos hace muy brillantes ni muy audaces. Es lo que tanto denostaba Nietzsche: el «rebaño”. Esa mediocridad adornada, esa que se deja seducir y arribar a destinos que ni siquiera le agradan. Es aquel al que le flaquea la voluntad, el que vacila, con visión confusa y destino incierto. Pero es la mayoría; se calcula que representan más de dos tercios de la humanidad, mientras que los «necrófilos” y los “biófilos ” (E. Fromm) se reparten el otro tercio. Freud los clasifica como “ Eros y Tanatus, los proclives al amor y los proclives a la muerte.

Lo problemática  reside en que este gran segmento de conducta “normal”, también tiene sus inclinaciones: cuando se convulsiona el clima social, un segmento de estos “normales” se dislocan, se desquician, es decir se salen de sus casillas y saltan a conductas agresivas o preferencias por quienes postulan actitudes combativas. Es decir se inclinan por el lado reptil.

Los menos se quedan inconmovible en el lado altruista o de la sensatez y equilibrio neuronal. Ante el miedo, real o inducido, la mayoría  de los “normales”  se abanderizan con las huestes reptilianas, se les borra momentaneamente el “freno neuronal”. Es un instinto meramente defensivo, de protección, no como el reptiliano auténtico  que es capaz de diseñar una estrategia agresiva, gracias a sus conexiones abundantes entre el neocortex calculador y la Amígdala reptiliana.

Estos conceptos “científicos” nos ponen en un muy mal pie para combatir esta dominante  reptiliana, pues esta gente que planifica su guerra, conoce las debilidades de la masa de “normales”, saben de su propensión a temer al extraño, a suscribir las proclamas nacionalistas, a la xenofobia instintiva, al temor a lo que los pueda desestabilizar (el timorato burgués, que adora sus comodidades, su estatus y sus consumos).

Como estas conductas, según  la ciencia, tienen un fuerte contenido instintivo, es muy fácil  de manipular, a lo Pavlov y su mascota, al reiterado  sonido de la campana.

Así  es que no debemos enojarnos si la “Vox populi, vox Dei” no funciona.

Vivimos en una naturaleza dominada por depredadores y las largas jornadas de cacería les han dotado de garras, dentadura y estrategias muy eficaces.

En cambio los “Altruistas”, viven sanando las heridas que dejan los “depredadores” a los sobrevivientes. Son reactivos no proactivos, son una especie de “Concertación”, esa de los  “paños fríos”, no rebelarse, de “ bajar el perfil” (Kraus, Correa, Tironi),  con lo cual dejan el camino despejado a los “ cazadores”, quienes ya no tienen empacho en exhibirse como bestias, ya no se disfrazan (como “Chile vamos”), nada de lobos con piel de oveja. Ahora tienen a su haber la auténtica  identidad: el Diablo ya puede exhibirse con cuernos y cola.

 

Hugo Latorre Fuenzalida

 



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Hugo Latorre Fuenzalida

Cientista social
  1. «..esta gente que planifica su guerra, conoce las debilidades de la masa ..» ; exactamente, y las conoce de manera cada vez más exacta , usando nuestra permanente «huella » cotidiana en internet; así es como Cambridge Analytica ( la empresa del trumpista Steve Bannon ) creó
    » una herramienta política para introducirse en la mente de cualquier persona en el mundo…» «…una herramienta sicológica para influir en la política (y en las elecciones ) de todo el mundo» ; cf. Carissa Véliz , U .de Oxford, «Privacidad es Poder, Datos , Vigilancia y Libertad en la era digital» , capitulo 3 , páginas 80-87 «

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