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Jeannette Jara lidera las encuestas, pero la derecha conserva ventaja estructural para 2026

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El escenario presidencial chileno ha dado un giro inesperado tras las primarias oficialistas. La candidata del pacto Unidad por Chile, Jeannette Jara, se ha instalado en el primer lugar de las encuestas de intención de voto, liderando con cifras que no dejan indiferente a ningún sector político. Según el más reciente sondeo de la firma Criteria, Jara alcanzó un 29% de apoyo, lo que representa un alza de 14 puntos respecto a la medición anterior. Un resultado similar arrojó Panel Ciudadano, que la posiciona con un 31,4%.

En segundo lugar aparece José Antonio Kast, del Partido Republicano, con un 22%, seguido por Evelyn Matthei (Chile Vamos), quien continúa su tendencia a la baja y marca un 17%. Más rezagados se encuentran Franco Parisi (8%) y Johannes Kaiser (6%), este último representante del Partido Nacional Libertario.

Pese a esta irrupción de la exministra de Trabajo, las encuestas también muestran que en un eventual balotaje Jara perdería ante Kast o Matthei. El dato es clave: aunque hoy lidera la primera vuelta, la derecha en sus distintas expresiones aún tiene más posibilidades aritméticas de formar gobierno en 2026.

Pero el asunto no es solo de números. Es un proceso en pleno movimiento, con variables políticas, sociales y económicas en cambio acelerado.




Un liderazgo con raíces populares

Jeannette Jara encarna una figura política única en el actual panorama chileno. Nacida en la comuna popular de Conchalí, hija de la educación pública y exdirigenta sindical, representa el símbolo de la meritocracia en un país marcado por la desigualdad. Su biografía contrasta fuertemente con la de sus contendores: Kast, Matthei y Kaiser provienen de las elites tradicionales, con trayectorias políticas y sociales profundamente ligadas a los sectores privilegiados del país.

Esta diferencia es más que simbólica. Jara ha sabido proyectar un discurso que conecta con las demandas de cambio social: un salario digno, pensiones justas y una reforma laboral de fondo. Frente a sus adversarios, cuyo populismo se apoya en el miedo, el autoritarismo y propuestas efectistas contra la delincuencia, Jara ofrece una narrativa de derechos y justicia social.

Su carisma, cercanía y atributos blandos han sido decisivos para captar la atención de sectores populares y jóvenes. Según analistas, ese vínculo podría ampliarse si logra sumar apoyos desde sectores moderados, como la Democracia Cristiana, que hoy debate internamente la posibilidad de respaldar su candidatura.

El Partido Comunista en un trance histórico

El propio presidente del Partido Comunista, Lautaro Carmona, reconoció la magnitud del momento: “El Partido Comunista está sometido a un trance histórico y debe estar a la altura. Ahora debemos ser más unitarios que nunca”, declaró en Radio Nuevo Mundo.

Carmona destacó que la fuerza movilizadora del PC —el partido con mayor militancia y presencia en bases y territorios— será un factor decisivo en la campaña. Durante las primarias, el trabajo territorial del PC fue clave para que Jara se impusiera en 330 de 345 comunas, incluso en lugares donde nunca hizo campaña presencial. Este despliegue es único en el sistema político chileno y podría potenciar aún más su candidatura en los próximos meses.

La derecha y el anticomunismo: un arma desgastada

Como era previsible, la derecha ha reactivado el discurso anticomunista para enfrentar a Jara. Kast y Kaiser, representantes de una ultraderecha sin complejos, apelan al miedo a un supuesto “modelo cubano” o “venezolano”, mientras Matthei —aunque de forma más sutil— insiste en cuestionar la capacidad de la izquierda para gobernar.

Sin embargo, este recurso parece tener un efecto limitado en las nuevas generaciones. La lógica de la Guerra Fría, sin la Unión Soviética como telón de fondo, carece de peso en un electorado joven que más bien hereda la postmemoria de la violencia de la dictadura de Pinochet. De hecho, las propias declaraciones de Matthei justificando violaciones a los derechos humanos han contribuido a su descenso sostenido en las encuestas desde el pico del 29% que tuvo en diciembre pasado.

Además, fenómenos internacionales como el éxito económico de China —dirigido por un partido comunista— han erosionado los estigmas históricos asociados a esta corriente política.

La aritmética y la política en disputa

Pese al ascenso de Jara, la aritmética electoral es desafiante. Kast, Matthei y Kaiser, aunque divididos en la primera vuelta, comparten bases electorales que podrían unirse en una segunda. Si logran una transferencia de votos efectiva, la derecha tendría una mayoría numérica que complicaría las aspiraciones del progresismo.

Pero como la historia reciente ha demostrado, los procesos políticos no se reducen a sumas y restas. En 2021, José Antonio Kast superó a Gabriel Boric en la primera vuelta, pero el actual presidente logró revertir la tendencia en el balotaje con una campaña que amplió su base y movilizó a sectores moderados y abstencionistas.

Hoy, Jara enfrenta un desafío similar. Su campaña está recién en sus inicios, y la construcción de una coalición amplia, con apoyos desde el centro político y una movilización masiva de las bases populares, será clave para dar un vuelco en una eventual segunda vuelta.

El desafío de gobernar desde la esperanza

A cuatro meses de las elecciones, Jeannette Jara se ha transformado en el fenómeno político del momento. Su liderazgo en las encuestas refleja no solo un rechazo a las elites tradicionales, sino también una apuesta por un cambio que combina justicia social y estabilidad.

El camino a La Moneda será difícil. Pero como advierten algunos analistas, el éxito de Jara dependerá de su capacidad para pasar del carisma y la biografía al armado de mayorías sociales y políticas. El Partido Comunista aporta fuerza territorial, pero la candidata debe trascender su origen partidario y convertirse en la voz de una coalición diversa.

El reloj corre y la batalla ya comenzó.

Simón del Valle



Periodista
  1. Serafín Rodríguez says:

    De acuerdo a los datos de la encuesta CADEM, el 26% de apoyo de Jara es inferior al 30% promedio de aprobación de Boric puntos más, puntos menos, pero que esta semana llegó al 36%. Con dichos porcentajes no se llega a La Moneda y se queda a lo mucho por ahí por Estación Central. Además, la derecha va con tres candidatos hasta ahora, una cuestión que se resolverá en primera vuelta. En estas circunstancias, a lo mejor Jara logra pasar al balotaje pero lo que está definitivamente claro es que la derecha se unes iempre en torno a intereses, los que son muy reales y concretos, gane o pierda elecciones.

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