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Fantasmas con corbata: habla Frei

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Hay silencios que delatan. Y hay declaraciones que, aunque pretendan ser advertencias, solo exhiben el miedo de quienes ven desmoronarse el país que ayudaron a construir.

Eduardo Frei Ruiz-Tagle ha vuelto a hablar. Esta vez, para atacar la candidatura de Jeannette Jara. Desde su púlpito cómodo de expresidente y empresario, advierte sobre los peligros del comunismo, la inestabilidad que se avecina, los riesgos de un gobierno «extremo». Lo dice con gravedad impostada, como si no cargara sobre sus espaldas una historia de silencios cómplices, negocios discretos y decisiones vergonzosas.

Frei gobernó Chile entre 1994 y 2000, en pleno auge de la transición. Su legado no es el de un reformista, sino el de un tecnócrata obediente que profundizó el modelo neoliberal, estrechó lazos con el gran empresariado y privatizó lo que pudo: agua, puertos, infraestructura pública. Su administración consolidó una promesa rota: democracia sin justicia, crecimiento sin equidad, estabilidad con desigualdad estructural.

Pero si algo marca su paso por La Moneda es la forma en que trató el episodio más delicado de la transición: la detención de Augusto Pinochet en Londres. Mientras miles celebraban la posibilidad de justicia, Frei movilizó todo el aparato diplomático para evitar la extradición del dictador. No defendió a las víctimas; defendió al verdugo. Pinochet volvió impune y, como en una farsa grotesca, «milagrosamente» caminando.




Durante seis años de gobierno, Frei no recibió a agrupaciones de familiares de detenidos desaparecidos. No impulsó políticas de verdad ni justicia sustantivas. Su relación con los derechos humanos fue la del silencio. Su narrativa: la de la impunidad convertida en diplomacia de Estado.

Hoy, ese mismo personaje ataca a Jara. A la candidata comunista que, lejos de los eslóganes del miedo, ha mostrado capacidad de gestión, diálogo y arraigo social. Lo hace en nombre de una moderación que, en su versión, siempre ha sido un eufemismo para conservar privilegios.

El eco familiar no pasa desapercibido. Frei hijo sigue la línea de Frei padre: anticomunismo furioso, discurso democrático en la superficie y una política de acuerdos donde la justicia fue siempre una moneda de cambio. Frei Montalva, opositor a Allende, facilitó el clima para el golpe de 1973 y luego pagó con su vida cuando decidió oponerse a los militares. La historia, en este caso, no se repite: persiste.

Frei hijo intentó volver a la presidencia en 2009. Perdó. Porque el país ya no compraba su relato. Porque su defensa del modelo, su falta de autocrítica, su desconexión con las nuevas demandas sociales lo convirtieron en un símbolo de una transición agotada.

Que hoy reaparezca con los mismos argumentos de hace treinta años —el miedo al comunismo, la supuesta amenaza a la estabilidad— no es solo patético. Es revelador. Revela el temor de una élite desplazada, incapaz de comprender que el país cambió y que ya no basta con invocar fantasmas para frenar el deseo de transformación.

Lo que Frei defiende no es la democracia. Es el club al que no quiere dejar de pertenecer. El país del consenso entre cuatro paredes, de las privatizaciones disfrazadas de modernización, del crecimiento sin justicia. El país donde la gobernabilidad valía más que la verdad, y el olvido era una virtud de Estado.

Chile no necesita más advertencias desde el pasado. Necesita memoria, coraje y voluntad para construir algo distinto. Y eso, precisamente, es lo que incomoda a quienes siempre han confundido gobernabilidad con silencio.

Frei habla de peligros futuros. Pero es su legado el que sigue siendo una amenaza para una democracia real.

 

Félix Montano



Periodista
  1. Asi es Montano . La amenaza de eleccion de Felipe Kast no es
    un pensamiento vacio, sino que es VERDADERAMENTE real.
    Un fulano con antepasado cercano que fue soldado de Hitler
    y perteneciente al partido creado pór este dictador supremo
    no es broma. Es la realidad.
    Ademas Kast es capitalista maderero en La Araucania que
    desea ampliar sus beneficios y seguir la politica de Pinochet
    De esto no hay duda.
    Los que temen al comunismo son gentes con muy poca informacion
    verdaderay que no han evolucionado a la relidad actual..
    Vivir mas de 50 años en Europa ofrece la realidad verdadera.
    No son palabras vacias.

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