La disputa por el centro: Kast modera el tono, pero su programa lo delata
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A menos de tres meses de las elecciones presidenciales, el panorama político en Chile se ordena en torno a una paradoja. Mientras las encuestas mantienen a Jeannette Jara en primer lugar, seguida muy de cerca por José Antonio Kast y luego por Evelyn Matthei, la segunda vuelta aparece hoy inclinada hacia el candidato republicano gracias al apoyo asegurado de las derechas. Sin embargo, el desenlace aún está abierto: los especialistas coinciden en que la verdadera disputa se libra en el centro, un espacio codiciado por Jara y Matthei, y que Kast intenta abordar con un tono más moderado que en 2021.
A diferencia de su campaña anterior, marcada por un discurso sin complejos en defensa de la dictadura de Pinochet y un fundamentalismo religioso ultracatólico que compartía con su esposa, María Pía Adriazola, Kast hoy evita esas referencias. El giro responde a una estrategia de ampliación: si en 2021 buscó consolidar un voto duro, ahora su objetivo es mostrarse como un candidato “razonable” para seducir a electores indecisos. Pero esta moderación discursiva contrasta con un programa económico que reafirma, sin matices, la defensa del modelo neoliberal y de las AFP.
El tablero electoral y la batalla por el centro
El sociólogo Alberto Mayol advierte que la carrera aún está abierta: cada semana puede estar marcada por errores de los candidatos o por ofensivas exitosas. Para Mayol, el centro político sigue siendo un terreno en disputa, y es allí donde Jara y Matthei buscan instalar su relato. La diferencia, sin embargo, es que la candidata comunista ha logrado incorporar a su coalición a los partidos del Socialismo Democrático y a la Democracia Cristiana, mientras la derecha tradicional se mantiene dividida.
Esa incorporación no ha estado exenta de tensiones. Medios de derecha como El Mercurio y La Tercera se han dedicado a amplificar las fricciones internas, proyectando la imagen de un bloque en permanente conflicto. Es una estrategia clara: minar la credibilidad de Jara como opción de centroizquierda, mientras se instala a Kast como un candidato de orden.
Kast y el fichaje de Fontaine
En ese escenario, lo que marcó la semana política fueron las declaraciones de José Antonio Kast sobre las pensiones y, sobre todo, su fichaje estrella: el economista Bernardo Fontaine. Exconvencional y rostro visible de la campaña “Con mi plata no”, Fontaine es reconocido por su férrea defensa de las AFP y por haber liderado una cruzada contra la reforma previsional durante el proceso constituyente de 2022.
Su incorporación al comando republicano despeja cualquier duda sobre la orientación previsional de Kast. El programa del ultraderechista, bajo el lema “Chao préstamo al Estado”, propone terminar con el financiamiento solidario contenido en la reforma previsional y reemplazarlo por “inversión en instrumentos financieros en condiciones de mercado”. En la práctica, esto significa proteger el negocio de las AFP y renunciar a una mejora sustantiva de las pensiones.
El propio Fontaine lo resumió en el video de lanzamiento: “Vamos a empezar a recuperar los barrios, terminar con los abusos del Estado y hacer que la economía despegue”. Su retórica reproduce la narrativa del Rechazo en 2022, cuando se convirtió en la cara visible de la desinformación que instaló la idea de que el Estado expropiaría los ahorros de los trabajadores.
Reacciones y críticas transversales
La propuesta de Kast recibió críticas transversales. Jeannette Jara fue clara: “Está poniendo en riesgo la posibilidad de aumentar las pensiones de 1.400.000 personas en el mes de enero”. Desde el oficialismo hasta sectores de Chile Vamos advirtieron que eliminar el préstamo solidario equivale a desfinanciar el sistema y dejar a millones de jubilados con montos insuficientes para cubrir medicamentos o alimentos.
El ministro de Hacienda, Nicolás Grau, advirtió que la idea no es viable: “Uno no puede decir que va a eliminar una fuente de financiamiento tan importante sin explicar cómo la reemplazará. Hasta ahora, Kast nunca ha llegado a un acuerdo con nadie respecto a nada”. Economistas como Claudio Agostini fueron más duros e incluso el exministro de Hacienda del gobierno de Sebastián Piñera Ignacio Briones descalificó de plano la propuesta de Kast. El diputado del Frente Amplio Andrés Giordano se refirió al programa como “terraplanismo económico”.
Un retroceso disfrazado de cambio
El mensaje que deja el fichaje de Fontaine es inequívoco: un eventual gobierno republicano consolidará el poder de las AFP y perpetuará un modelo que entrega pensiones de miseria a la mayoría, mientras asegura ganancias millonarias a unos pocos. Bajo el lenguaje de la eficiencia y el mercado, Kast ofrece en realidad un retroceso en derechos sociales.
Al mismo tiempo, su moderación discursiva en temas de memoria y religión no alcanza para ocultar la esencia de su proyecto. Kast puede evitar mencionar a Pinochet o al catecismo ultraconservador, pero la estructura económica que defiende responde a la misma lógica: privilegiar a los grandes grupos privados por sobre el bienestar colectivo.
El centro como terreno decisivo
La elección de noviembre se definirá en el centro. Si Jara logra sostener el apoyo de su coalición ampliada y proyectar un mensaje de estabilidad, podría neutralizar la ventaja de Kast en segunda vuelta. Si, por el contrario, la derecha consigue instalar el miedo a la izquierda y mostrar a Kast como un candidato confiable, el republicano podría imponerse sin mayores contrapesos.
Lo cierto es que la moderación de Kast es más estética que programática. Su apuesta por Bernardo Fontaine lo confirma: detrás del discurso de orden y sensatez, el verdadero plan es blindar a las AFP y debilitar la seguridad social. El desafío para la centroizquierda será desnudar esa contradicción y disputar con fuerza el voto de un electorado que no quiere volver al pasado, pero tampoco resignarse a la precariedad.
Simón del Valle
