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Entre cuecas y encuestas: el inicio de una campaña que aún no mueve el tablero

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Con pañuelos al aire y guitarras en el Bar Victoria, Jeannette Jara inauguró oficialmente su campaña presidencial. No fue un gesto menor ni un cálculo de marketing: la elección del espacio —un lugar cargado de memoria popular en Santiago— y la irrupción de La Cueca de Jara como himno de campaña señalaron la apuesta de la candidata de izquierda y centroizquierda por una identidad nítidamente popular. “Mi presidenta”, coreaban los versos, en un intento de fundir tradiciones, demandas sociales y horizonte político.

La puesta en escena contrastó con la sobriedad —y muchas veces frialdad— de las candidaturas rivales. Mientras Evelyn Matthei intenta sostenerse como “la carta de orden” de la derecha tradicional y José Antonio Kast insiste en el libreto del miedo y la seguridad, Jara se apropia de símbolos nacionales para marcar que su proyecto no es ajeno, sino parte del Chile cotidiano. Una estrategia que refuerza la idea de cercanía, justo cuando arranca la propaganda en todo el país.

Una campaña que comienza sin alterar el mapa

Más allá del colorido inicio, la pregunta central sigue siendo si el despliegue de campaña moverá o no el tablero marcado por las encuestas. Hasta ahora, los números han sido consistentes: Jara lidera con un 29%, Kast le sigue de cerca con 27% y Matthei aparece en un lejano tercer lugar con apenas 13%, de acuerdo con Criteria. Otros candidatos —Parisi, Kaiser y Mayne-Nicholls— juegan en la segunda línea, con márgenes que no superan el 10%, pero que podrían ser decisivos en un eventual balotaje.

Lo relevante es que, pese a los intentos mediáticos de instalar a Matthei como figura competitiva tras el debate, sus números no despegan. El escenario se mantiene: una contienda polarizada entre Jara y Kast, con la derecha tradicional reducida a un rol secundario.




La sombra de la segunda vuelta

El dato incómodo para la izquierda es que, en los sondeos de segunda vuelta, Kast aún aparece como favorito gracias a la suma automática de apoyos desde el resto de la derecha. Ahí se ubica la verdadera interrogante: si la campaña logrará revertir esa ventaja construida más por alineamiento de bloques que por entusiasmo ciudadano.

La obligatoriedad del voto introduce además un factor de incertidumbre. Millones de electores que en el pasado se marginaron ahora deberán pronunciarse, y su comportamiento podría alterar los cálculos que hoy parecen consolidados. La pregunta es si ese voto forzado favorecerá la promesa de dignidad que encarna Jara o se refugiará en la seguridad y el orden que repite Kast.

Recursos, símbolos y estrategia

Los números también revelan diferencias en el financiamiento. Kast ha recaudado más de 32 millones de pesos, Jara cerca de 23, y Matthei, pese a mostrar cifras iniciales más bajas, arrastra un financiamiento de más de 200 millones desde su precandidatura. Las billeteras marcan distancia, pero no siempre determinan la capacidad de conectar con la ciudadanía.

El gesto de Jara en el Bar Victoria no solo es un guiño cultural: es también un intento de suplir con épica popular la disparidad de recursos. La campaña que comienza pondrá a prueba si esos símbolos logran instalar una narrativa ganadora frente a la maquinaria de la derecha.

Un tablero estable, una campaña decisiva

En síntesis, el inicio oficial de la campaña no ha cambiado el panorama que ya dibujaban las encuestas: Jara primera, Kast al acecho y Matthei rezagada. Pero lo decisivo no se jugará en esta primera etapa, sino en la segunda vuelta. Allí se pondrá a prueba si el lenguaje popular de la izquierda logra quebrar la alianza automática de las derechas.

Por ahora, el Bar Victoria entregó la postal de unidad y pertenencia que la candidatura necesitaba. El resto dependerá de si esa cueca puede seguir sonando más allá de Santiago, en las regiones y en las urnas.

Simón del Valle



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Simon Del Valle

Periodista
  1. Serafín Rodríguez says:

    Ya da vergüenza decir algo sobre estos artículos que ningún otro lector habitual de este medio comenta. Y tienen razón! Simplemente no vale la pena. Lo único que queda por verse es si Matthei logra pasar al balotaje. Si lo logra y desplaza a Jara, va a ser entretenido ver a Jara llamando a votar por Matthei. A menos que se amurre como cabra chica, lo que también será divertido. Mientras tanto, a celebrar el 18! Y a no olvidar, mañana la gran Parada Militar Gran! Hay que ir a admirar a los valientes soldados! Por lo menos en la tele si no es de cuerpo presente! Viva Chile! Viva Y viva Pepe Botella también porque sin él, no habría habido nunca un 18 en Chile!

    • Renato Alvarado Vidal says:

      Nunca debemos olvidar que lo que celebramos el 18 de septiembre es la fidelidad al rey Fernando VII, que sería un hijo de la grandísima pero, bueno, era lo que había.

      P.S.- El artículo a mi candidato ni lo menciona.

      • Serafín Rodríguez says:

        El Rey Felón! Dudo que Mateo y sus socios se hayan planteado siquiera eso de que el felón era lo que había. Eran todos pelucones monarquistas de tomo y lomo. Y se demoraron bastante en reaccionar. Napoleón instaló en el trono al Pepe Botella en mayo del 1808 y aunque las noticias demoraban en llegar, pasaron 28 meses para que Mateo y sus socios tomaran la decisión de formar su junta de gobierno. De seguro que estaban enteradosv de la situación en España desde mucho antes. En fin! A estas alturas poco o nada importta!

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