
Esta no es solo una campaña política torcida, marcada por el miedo y la manipulación, sino que también pone en evidencia el preocupante nivel de desconexión —o incluso ignorancia política— que aún persiste en parte del electorado chileno, que sigue reaccionando ante discursos alarmistas sin contrastarlos con la realidad de los hechos y las políticas concretas.





