Crónicas de un país anormal

La guerra de divisas: el petro-yuan contra el petrodólar

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Photo by Eric Prouzet on Unsplash

El Petrodólar se ha convertido en la moneda dominante de la post guerra hasta nuestros días. El gobierno de Richard Nixon terminó con el patrón oro, y hasta 1971 una persona podía cambiar su dinero en billete dólar por su correspondiente cantidad en oro, pero el gobierno norteamericano gastaba mucho más que las reservas de la de FED en oro, por consiguiente, abandonado el respaldo del oro, el valor del dólar sólo era avalado por el prestigio de Estados Unidos.

 

Ante la situación, se hacía necesario, por consiguiente,  conseguir un producto imprescindible y poderoso como el petróleo que lo respaldara. Estados Unidos pactó con Arabia Saudita que el petróleo se transara en dólares y, como contraprestación, la protección por parte de Estados Unidos.  Arabia Saudita la siguieron todos los países de la OPEC, transando el petróleo en dólares.

 

Charles de Gaulle y, posteriormente, Valéry Giscard D`Estaing, denunciaron la trampa de Estados Unidos, país al que le bastaba poner en marcha la impresora de billetes y pagar sus enormes deudas.

 

El euro ha tratado de competir con el dólar, sin embargo, hasta ahora, no ha logrado desplazarlo.




 

El gran mariscal, a la cabeza de la guerra contra el petrodólar, es Vladimir Putin: Rusia ha vendido un gran porcentaje de la deuda en Bonos del Tesoro para convertirlos en oro, y otro porcentaje en yuan e, incluso, en euros; hoy Rusia tiene el sólo el 26% de sus reservas en dólares, y una muy baja deuda externa.

 

La estrategia para reducir el poder del dólar consiste en lograr que las transacciones del petróleo y gas natural se hagan en las monedas nacionales de cada país, (por ejemplo, ahora Irán e Iraq comercian el petróleo y gas natural con sus respectivas monedas, al igual que Rusia y China; bastaría que se incluyera a Arabia Saudita para que el petro-yuan reemplace al petrodólar). Muy hábilmente, Putin trata de conquistar Europa incluyendo al euro en la compra y venta del petróleo y gas natural.

 

Europa depende del petróleo ruso, y el gobierno alemán ha hecho caso omiso a las amenazas de Trump a fin de que no reciba estos combustibles de los oleoductos rusos, que llegan al Mediterráneo.

 

El Fondo Monetario Internacional, (FMI), reconoce como monedas de reserva al dólar, la libra esterlina, el euro y el yuan, (con el Brexit, la libra esterlina viene en descenso), y el euro es una moneda estable y muy controlada por el Banco Europeo. El yuan, por su parte, recién se está convirtiendo en una moneda de respaldo.

 

El dólar es emitido y controlado por un banco central privado, la FED, por consiguiente, de difícil control por el gobierno norteamericano.

 

China ha entrado en la vorágine de la compra de oro, y el objetivo es el de convertir este metal precioso en respaldo de los billetes, es decir, quien tenga yuan, por ejemplo, podría cambiarlos en oro.

 

El tema de la guerra entre las monedas está íntimamente relacionado con el de la deuda: China, por ejemplo,  es el principal poseedor de Bonos del Tesoro norteamericano a nivel mundial, y está vendiendo parte de sus reservas para convertirlas en oro y en otras monedas.

 

Como se sabe, cuando los Bonos suben su precio, baja la rentabilidad de los mismos, y viceversa; a su vez, estos instrumentos son evaluados por las agencias calificadoras. El Bono del Tesoro norteamericano es un instrumento básico para determinar el riesgo de default de los Bonos de los Estados y Corporaciones: Argentina, por ejemplo, tiene 900 puntos básicos y su rentabilidad  anual es del 17%, pues el riesgo de cesación de  pago de este país se considera inminente; por el contrario, el Bono del Tesoro norteamericano es el más seguro de todos, en consecuencia, es el preferido de los Bancos Centrales de los distintos países, como también de los inversionistas, especialmente, cuando pagan intereses atractivos, como es el caso de hoy.

 

La deuda del gobierno norteamericano llega al 120% de su PIB: Estados Unidos gasta más de lo que produce, y su endeudamiento externo alcanza a 22 trillones de dólares, (en septiembre del presente año alcanzaría el límite, y tendría que lograr el permiso del Parlamento para seguir endeudándose; se da la casualidad de que por esta época el Congreso está en vacaciones); muy hipotéticamente podría ocurrir que los Bonos del Tesoro no puedan pagar los intereses, es decir, caigan en default, pierdan el grado de inversión y se conviertan en Bonos basura, hipótesis casi imposible, por lo tanto, no soñemos por ahora.

 

Donald Trump – equivocadamente según mi entender – centra su estrategia en el déficit comercial con China, que ya alcanza la alta suma de 375 trillones de dólares (miles de millones). En el fondo, la política de los aranceles  altos no logra reducir el déficit de la balanza comercial y, por el contrario, está perjudicando gravemente a la agricultura norteamericana; por otro lado, las empresas chinas centradas en la alta tecnología han terminado por desplazar a las norteamericanas.

 

Estados  Unidos aún tiene un PIB per cápita muy superior al de China, además, el país asiático ocupa el segundo lugar en el Producto Interno Bruto, pero está claro que hacia el 2025 podrá desplazar a Estados Unidos.

 

El proteccionismo y las guerras comerciales perjudican a todos los países, pero es innegable que los impuestos por el gobierno de Trump están afectando la economía  china que, durante diez años, en promedio creció un 10%  y  hoy se redujo a un 6,1 %, pero también daña a Estados Unidos.

 

Trump seguirá presionando al presidente de la FED para que baje substantivamente la tasa de interés, convirtiendo los productos norteamericanos en competitivos, sin embargo, esta guerra comercial hasta ahora está perjudicando al dólar, que se ha valorado enormemente gracias al carácter refugio del dólar como moneda fuerte en situaciones de incertidumbre.

 

Si bien las devaluaciones favorecen las exportaciones, la moneda barata puede atentar contra la economía cuando la deuda externa de un país es muy abultada, pues aniquila sus reservas, (el caso clásico es Argentina, que destruyó su moneda, y el peso argentino vale menos que cualquier moneda africana; algo similar ocurre con la lira turca).

 

El desplazamiento del dólar en la guerra de divisas es ya un hecho, y el yuan tiene muchas posibilidades de convertirse en la moneda de respaldo y, a lo mejor en este caso, a diferencia del petrodólar, en competencia con otras monedas.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

09/08/2019                                 

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