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Democratizar las FF.AA. o cerrar los cuarteles

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“Exijo a La Moneda incluir a Carabineros y las FF.AA en el pago del bono COVID-19 para los trabajadores públicos de salud” Camila Flores. Diputada (1)

Estamos siendo testigos de la más profunda crisis en el ejército: militares con patente de corso, piratas de los tiempos modernos navegando en tanques.

Cientos de oficiales y clase convertidos en un cartel dedicado al robo, fraude, cohecho mientras las autoridades tímidamente y otros del parlamento, balbuceando piden algún tipo de saludo al honor seriamente caído y deteriorado

El ejército al igual que carabineros deben iniciar un profundo cambio pensando en el país que se necesita para recorrer tranquilos el tercer milenio.




Uniformados sin ética ni principios y con el más absoluto descontrol se farrean los recursos de todos los chilenos.

Y no se trata simplemente de quitarle la chequera y las llaves de las cajas donde las guardan. Hay que hablar de iniciar un proceso el cual solo se anuncia pero nadie quiere instalarlo en el debate político: LA DEMOCRATIZACIÓN DE LA FUERZAS ARMADAS.

En el Chile actual es imposible con los marcados intereses de clase construir un segmento militar diferente. En algunos países de Europa que han tenido conflictos más flagrantes, cuando volvieron los tiempos de paz, discutieron desde el color desde los uniformes hasta en los centros de estudio a los que deberían asistir.

Pero tampoco se puede hablar del purismo con que se visten los uniformados. Irak/Afganistán/Libia/ y otros conflictos de baja intensidad en Africa. No se puede negar que los conflictos armados son el marcado interés de los fabricantes de armamento con millones de beneficios que se transan en el marcado.

Es bueno recordar que el viaje de Pinochet a Inglaterra era además de su problema de salud, los negocios en la compra de armamento para Chile donde el intermediario era el hijo de Margaret Thatcher en Londres.

Los beneficios y granjería de los militares son en realidad un pozo sin fondo.

Sus máximas autoridades en prisión por robar dinero de los fondos reservados, la esposa de un ex comandante también se encuentra procesada al no poder demostrar la fastuosa y regalada vida que llevaba. Las conductas poco dignas en los uniformados han sido prácticas habituales.

Han pasado bastantes años desde que día 1 de mayo de 1981 comenzó a funcionar una máquina para hacer dinero donde los banqueros y grupos económicos encontraron las minas del rey Salomón. Y le colocaron un nombre rimbombante que se conoce como AFP.

“La idea es esa, que no figure que somos excepción, que incluimos a toda la gente en el sistema, pero nosotros no entramos en el” Augusto Pinochet.

No es aceptable a estas alturas de los tiempos, cuando se constata la seguidilla de robos, desfalcos siendo lo más incomprensible que los gobiernos crean lo que los ladrones les cuentan.

Un miembro al momento de jubilar luego de treinta años de servicio su pensión alcanza una cifra superior al millón de pesos, pero los que son oficiales superan los dos millones, a lo que hay que agregar que viven en casas fiscales donde los arriendos promedian los sesenta mil pesos.

Las diferencias entre los civiles y uniformados, es escalofriante, abusiva, y contraria al principio de igualdad frente a la ley.

El Estado chileno entregó en pensiones, montepíos, jubilaciones en Capredena y Dicrepa por 2.399 millones de dólares. El mismo Estado para 1.5 millones de personas del pilar solidario 2.080 millones de dólares

El 2019, 114 funcionarios jubilados de Dipreca percibieron en conjunto $ 4.425 anuales en doble pensiones, es decir $ 38.8 millones por doble pensión para cada uno de estos servidores de la patria.

No es aceptable que Chile con un crecimiento pequeño tenga bajo su amparo a una casta que se acostumbró al delito fácil y su posterior ocultamiento. Los ministros de defensa han mirado siempre para el lado.

O aquí cabemos todos o no cabe ni Dios dice el poeta.

El país está iniciando su anhelado proceso constituyente, que se sabe no resolverá en lo inmediato la vida de los chilenos, pero hará posible que alguna vez todos los chilenos sean iguales frente a la ley. Donde exista un férreo control de los recursos del Estado a cargo de alguna institución integrada por civiles.

No son ni serán creíbles las investigaciones y sumarios entre ellos que los gobiernos lo consideran suficiente. Así como la inmensa mayoría de chilenos no le creen eso de dar la vida por la patria si fuera necesario.

Hasta hace algunos años se decía que ningún general podía detener un cañonazo de un millón de dólares de esos que disparaban desde las embajadas de los Estados Unidos. Ahora basta ir a buscarlos a los recursos que les asigna el Estado chileno con banda de música y aplausos el día 19 de septiembre.

 

Por Pablo Varas

 

(1) Hay que informarse el estado de salud de algunas de sus neuronas.

 

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Escritor

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  1. Alfredo saavedra says:

    La sociedad de la Edad Media estaba formada básicamente por tres grupos sociales: la nobleza, el clero (obispos, curas y monjes) y campesinado. En Chile hoy en función de los privilegios económicos y políticos también tenemos tres clases sociales: la alta compuesta por los dueños del capital y los gestores políticos, la media constituida por militares, policías y profesionales y por último la clase trabajadora con baja calificación y los desempleados. En lo referido a los militares gozan de privilegios en función de su calidad guardianes del sistema social expresado principalmente en la desigualdad en la distribución del ingreso del país. Es por ello que los militares si bien no son dueños de los medios de producción ni de las riquezas naturales ni participan directamente en la actividad económica del Estado, se creen con el derecho natural de usufructuar de una parte importante de las ganancias económicas del sistema y de los recursos económicos del Estado . Y es la razón por la cual la derecha chilena se muestra tan reacia a democratizar los cuarteles, de hacerlo sienten que se quedan sin un aliado importante a la hora de discutir sus privilegios y en que gastamos las ganancias del Estado. Hoy cuando la corrupción inunda los cuarteles la única posibilidad de modificar la situación respecto a los uniformados es a través de una nueva normativa Constitucional, donde se especifique el rol de las instituciones del Estado y en particular el de las FF.AA. y Orden

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