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Elecciones en Ecuador: gana Arauz, pero hay segunda vuelta

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Al fin, con trampas y demás, se conoció, a través del conteo rápido, que el primer lugar lo ocupa el joven candidato, representante del Partido Unidos por la Esperanza, del ex Presidente Rafael Correa. El segundo y tercer corresponden a un empate entre Guillermo Lasso, (candidato de los Partidos Creo y Socialcristiano, ´este último, el más reaccionario de los partidos políticos ecuatorianos´), y Yaku Pérez, del Partido Indígena, ambos candidatos con un 20% de los votos.

El conteo rápido sólo tendrá validez una vez conocido el total de los sufragios emitidos que, como sabemos, en Ecuador el voto es obligatorio. El padrón electoral es de 13 millones de electores, de los cuales 410.000 ciudadanos emiten su voto en el exterior.

Las elecciones realizadas el domingo, 7 de febrero, se convirtieron en un caos, muy similar a la situación que atraviesa el país: un número considerable de mesas comenzó a recibir los sufragios hasta pasado el mediodía, sumado a la crisis sanitaria debido a la pandemia.

La nueva estrategia de la derecha es, el llegado el caso de perder la elección presidencial, inmediatamente la declara fraudulenta y, previamente, preparan el escenario sobre la base de múltiples trampas, a fin de eliminar al candidato que nos agrada, (en el caso de Ecuador, al ex Presidente, Rafael Correa). Las elecciones limpias, que alguna vez existieron, ya hace tiempo que no constituyen una esencia de la democracia. El cohecho, como correctivo del sufragio universal, ahora se ha visto sobrepasado, pues son las propias instituciones electorales las que cometen fraude, y a la luz del día. La OEA, que antes controlaba las elecciones, hoy está presidida por un delincuente, Luis Almagro; (se sabe que donde interviene esta institución, habrá fraude).




El actual Presidente de Ecuador, Lenin Voltaire Moreno, (nombres muy laicos para un pueblo tan conservador), ha dejado a Ecuador como una “piltrafa”, aún peor que en el período del “feriado bancario”, que provocó la diáspora ecuatoriana. Lenin Moreno acaba de solicitar un préstamo al FMI, que equivale al ´beso de la muerte´ para cualquier país. Los argentinos, menos tontos, ya anunciaron que ya no van a pagar la deuda, contraída por el reaccionario Mauricio Macri, en el período anterior.

La coyuntura ecuatoriana – válida para también para los demás países de América Latina – se da entre banqueros y progresistas, y como está la situación actualmente, se podría decir entre decencia y ´robo a mano armada ´ -. Baste citar a los Presidentes latinoamericanos de la ola de la ultraderecha para captar que el Continente está en manos, ya no de piratas como en la época colonial, sino de ladrones, corruptos y de retrasados mentales, (deberían pasar desde el palacio de gobierno a la cárcel o al manicomio, y si somos compasivos, invitarlos a tomar vacaciones eternas).

El candidato banquero ecuatoriano a la presidencia de ese país, Guillermo Lasso, no es ni más ni menos ladrón que los banqueros que existen en Chile: año tras año repiten la epístola de los economistas neoliberales, ofreciendo millones de empleos a los ciudadanos muertos de hambre, (como un cura lo hace con la oferta del cielo a sus fieles).

La segunda vuelta, que no sabemos si es entre el banquero Lasso y el indígena Pérez, (“ser indio, pero no tonto”), frente el candidato de la izquierda, Andrés Arauz.

La derecha bancaria va a inventar una maraña de calumnias a fin de evitar el triunfo de la izquierda, mientras tanto Ecuador se debate entre la vida y muerte.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

08/02/2021

 

 

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Historiador y Cronista

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