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Todavía falta un año más de desgobierno

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Aunque cueste creerlo, al interminable gobierno empresarial de Sebastián Piñera le queda todavía un año completo en La Moneda: cuando muchos advertían que el régimen piñerista se encuentra agónico y en sus estertores, los medios de comunicación han aclarado que este 11 de marzo se cumplió recién su tercer aniversario.

Este gobierno parece eterno porque en todo este tiempo se ha acumulado mucha insensibilidad y lejanía con la gente, desidia frente a sus demandas, sordera para escuchar sus necesidades y absoluto desconocimiento de la sensación de abandono y frustración que está en la calle, en los barrios pobres y poblaciones modestas, en circunstancias que la ciudadanía empoderada ha dicho en todos los tonos que ya está bueno que esto finalice cuanto antes.

En este aniversario no hubo nada que celebrar no solo por tantas victimas de la pandemia sino porque – uno de los tantos ejemplos – nadie podría festejar el hecho de que en el ultimo año 25 mil familias (alrededor de 100 mil personas) pasaron a formar parte del casi 1 millar de campamentos de transito que hay en el país.  A la vez, aun se están contando a los sin casa, los que forzosamente viven como allegados, los participantes en tomas de terrenos, etc., esto es, de miles y miles de chilenos que ahora han quedado bajo la línea de la pobreza.

Las clases populares son invisibilizadas y el anuncio de “clase media protegida” terminó como un volador de luces, en tanto la desigualdad y la represión son los pilares que sustentan el modelo neoliberal que aplica Piñera. Para las mayorías no hay empleos formales ni ingresos ni oportunidades o expectativas, pero las administradoras privadas de los fondos de pensiones ganan 900 millones de pesos al día y la banca comenzó el año con un 24% mas en sus utilidades que en el periodo anterior.




El propio presidente ha respaldado innumerables veces la violenta represión ejercida por la fuerza publica contra quienes hacen uso de su derecho a protestar contra las inequidades y claman por dignidad. La sistemática violación de los derechos humanos ha dejado en esta frágil “democracia” muertos, heridos, victimas de abusos y vejámenes, ceguera total o parcial en muchos manifestantes.

Las leyes represivas contra el mundo popular movilizado y contra el pueblo mapuche que reclama la restitución de sus tierras usurpadas en La Araucanía, han reemplazado al dialogo que pareciera emanar de la unidad nacional a que convoca el mandatario. La letra chica que está en sus proyectos completa este singular “legado” que quedará para las generaciones que vienen.

El verdadero legado que cabria esperar en este tiempo difícil era la implementación de un sistema integral de seguridad social incluyendo una renta universal básica que suministrara a las familias lo necesario para afrontar la crisis sanitaria y económica.  Sin embargo, no se ha querido tocar las enormes fortunas de los poderosos que acumulan dinero a manos llenas y desde La Moneda solo ha habido acotadas ayudas momentáneas, cajas de mercaderías, pequeños bonos e insuficientes ingresos de emergencia, y millones de chilenos han tenido que recurrir a sus propios ahorros previsionales para poder comer y subsistir.

Este gobierno identificado con el mercado que operan los ricachones y su economía de sobrevivencia ha sido tan desastroso como la pandemia – la que también se demora en retirarse – aunque la gente tiene al menos la posibilidad de vacunarse contra el virus.  Para evitar rebrotes el mejor antídoto contra el piñerismo está en la rebelión popular, la protesta social y las muchedumbres manifestándose en las calles.

Pese a que le falta aun un año de ejercicio presidencial, a Piñera ya no le queda tiempo para desplegar sus ultimas fantasías: la “reforma previsional” – sin tocar un pelo de las AFP – y la “reactivación económica” – sin distribución de la riqueza acaparada -. En los próximos meses el foco estará centrado en la instalación de la Asamblea Constitucional enmarcada en un contexto histórico desde el cual emergerá la nueva Constitución Política de Chile.

 

Hugo Alcayaga Brisso

Valparaíso



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