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¿Tienen sentido del humor los militares?

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La carta que han publicado los militares de los más variopintos uniformes para protestar por un chiste donde aparece un general que no ha participado en ninguna guerra, que vive a costa del Estado, que recibe un trato privilegiado, que tienen jardineros y cocineros pagados por el Estado y con bencina gratis. Al ver eso se mandaron un berrinche.

El asunto fue en serio.

El actual ministro de Defensa, un antiguo pinochetista, capa en mano como si de un Manolete se tratara, quebró sus lanzas para defender la honra de tanto traje tan bien planchado, de anchos cinturones y lustrosos zapatos.

Realmente el mejor chiste es la carta que lleva timbre de la familia militar.




La historia los muestra como un segmento que no es necesario. Se sostiene que la inteligencia y el conocimiento, así como países medianamente civilizados, pueden perfectamente prescindir de tantos uniformes y también dejar en el olvido esa mala y desabrida música militar.

Los militares chilenos nunca han sido valientes, eso que se llama ser valientes, colocar el pecho para las balas. El mejor calificativo es: cobardes. Esta afirmación está graficada en las intervenciones en el acontecer político nacional, a pesar de ser consideradas no deliberantes.

De la misma manera que los UDI Orpis/Isasi eran empleado de Corpesca, los militares son mano de obra de la clase dominante cuando está en peligro sus intereses o las calles se llenan de exigencias y demandas justas.

Se debe dejar constancia que luego de haber ejercido por la fuerza y el terror el periodo 1973-1990 en Chile, se acostumbraron al robo, el fraude y exigir a los gobiernos impunidad. Entre los uniformados, hay también corruptos, asesinos, violadores, traficantes. Cuesta entender el trato que todos los gobiernos desde 1990 le han prodigado a ese reducido grupo que tanto le cuesta en recursos del Estado.

Los altos mandos se congratulan en sus clubes de haber salvado a la patria y reafirman que ellos escucharon el llamado del alma de la patria, se vieron compelidos al bombardeo de La Moneda contra un presidente elegido democráticamente.

Con el paso de los años se ha ido desclasificando información que permite conocer la verdad. El alma de la patria no existe, eso es una mentira. Lo que sí tiene la altura de una catedral, fueron las intervenciones de la CIA, el Pentágono, los militares brasileños y también los grupos económicos de aquellos años que se entregaron como jovencitos alocados a los que provenían de la Universidad de Chicago.

No fue la izquierda quien asesinó al Comandante en Jefe René Schneider, ni tampoco al Capitán Araya. Los asesinos del general Prats fueron uniformados. No vengan ahora a sentirse humillados por una muy buena parodia. Colóquense los pantalones para reconocer que son unos parásitos privilegiados mientras millones de chilenos deben tomar micros y metro para ir a trabajan con salarios que están extremadamente lejos de lo que la oficialidad aprovecha.

Constituye una bofetada a la memoria de un país cuando un ex comandante en jefe de las FF.AA. hoy en prisión por ejercer conductas de ladrón y delincuente, pidió que sus compañeros de armas que se encuentran en Punta Peuco deben ser interpretados bajo el contexto histórico de aquellos años.

José Antonio Gómez manifestó su apoyo a los dichos del general Oviedo, también actualmente procesado por ladrón. Extraño asunto es la autodenominada familia militar.

Como justificar que el ex comandante Fuente-Alba haya intentado tener en su casa tanques AUDI para su defensa personal y salvaguardar los intereses de la patria. Un grupo de cámara ejecutaba piezas de compositores italianos mientras las langostas desfilaban a paso de tortuga.

Militares quemaron a Rodrigo Rojas y a Carmen Gloria. Allí no queda espacio para colocar lo que ellos piden. Claman presunción de inocencia y Chile es un país con memoriales de dolor en todas las esquinas.

Cambios sustantivos no se han producido en la relación cívico-militar. Siguen siendo deliberantes y condecorados mientras al interior de sus cuarteles transita sin problemas la corrupción. Todos saben que el sistema de pensiones de los militares es un privilegio. Un pozo sin fondos de los aportes de todos los chilenos.

Comprensible es el silencio de los ministros de la defensa nacional de los gobiernos de la concertación y la nueva mayoría. Una larga fila de lacayos indignos, muchos de ellos amparados en el partido de presidente Salvador Allende. Ministros recorriendo y golpeando puertas como yanaconas para salvar a Pinochet. Esas posiciones concertacionistas son las que con el paso de los años fueron entregando la impunidad que desde los cuarteles militares, que desde los barcos, desde los aviones apuntaban a La Moneda.

No hay en la historia conductas más indignas que las de los ministros de la defensa nacional. Todos unos serviles.

Los militares, actualmente convertidos en un cartel, no han dudado de manera intencionada entrar en la privacidad de las personas, especialmente periodistas que han trabajado en investigaciones sobre corrupción y escándalos financieros.

El desparpajo es abismante al llegar a preparar todo un montaje para eludir el rol de la justicia, mentirle a los ministros, y junto a eso, ser amparados por el ex ministro Espina, actualmente gozando del regalo de Piñera que logró instalarlo en el Consejo de Defensa del Estado, eso es un premio, un detalle no menor del mundo militar y el piñerismo, una guinda en la torta.

Es evidente que hay una evidente debilidad en el Estado de Derecho, especialmente cuando los que tienen el poder militar van saltando las instituciones. Con aquellos asuntos hay que tener cuidado. Los alzamientos populares, las revueltas, los intentos insurreccionales surgen cuando la población civil queda desamparada y quedando en la disyuntiva de hacer el recorrido de la calle hasta el lugar donde se toman las determinaciones del país.

 

Por Pablo Varas

 

 

 

 

 

 

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Escritor

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  1. Gino Vallega says:

    Palabras ciertas del periodista Pablo Varas que desmiente la irresponsable carta de los «milicos ladrones y asesinos» que aunados por el delincuente Piñera y sus lacayos claman por hechos y virtudes que nunca poseyeron : lacra de antichilenos y malvivientes golpistas contra el pueblo todo.

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