Sharp justifica el despido de 44 trabajadores del municipio y sacude el ambiente político del puerto
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El despido de 44 trabajadores a honorarios de la Municipalidad de Valparaíso sacudió el ambiente político en la ciudad. Primero por ser un ataque a los trabajadores municipales sin precedentes y —segundo— por provenir de la decisión del flamantemente reelecto alcalde «ciudadano» Jorge Sharp, quien ha hecho profesión de autoproclamar su condición de demócrata, renovador de la política y respetuoso de los derechos individuales.
Entre los despedidos se encuentran dirigentes del sindicato SITTMUVAL y dos candidatas que compitieron con Sharp en las pasadas elecciones. Natalia Corrales, dirigente feminista que integró la lista a constituyentes de la Mesa Social de Valparaíso (Constituyentes a Toda Costa) desafiante de la Lista del Pueblo que integró la electa convencional constituyente Tania Madriaga, ex Directora de SECPLAC del municipio porteño. También fue despedida Marcela Cortés, quien desafió a Sharp con su candidatura feminista a la alcaldía porteña. Esta última sostuvo su campaña en críticas que fueron orientadas al cuestionamiento de la gestión de Sharp.
La respuesta de los trabajadores no se dejó sentir y desde todas las esferas sindicales y políticas arreciaron los cuestionamientos a los despidos, que fueron unánimemente caracterizados como una represalia patronal y un abuso del poder alcaldicio. Hasta este momento el hecho fue presentado por el municipio como la simple «no renovación» de contratos vigentes y bajo cuerda se echó a correr el infundio de que los despedidos serían gente de Derecha. El mismo 2 de junio la multigremial de trabajadores municipales que agrupa a AFAMUV, SICOAVAL, APROTEC, SITRACEM y AFUMUVAL rechazó los despidos, lo mismo hizo la asociación municipal ADIPROTEJE y la Federación de Trabajadores a Honorarios del Estado UNTTHE. Sorprendentemente, hasta la CUT apoyó a los trabajadores e incluso la ANEF se sumó al repudio a esta acción edilicia.
Sin embargo, el día 4 de junio Jorge Sharp clarificó las cosas y dejó claro, blanco sobre negro, la verdadera naturaleza de los despidos. En efecto, con la finalidad de victimizarse, luego de señalar que era la alcaldía que más había hecho por los trabajadores a honorarios y de convocar a una «mesa de trabajo» (sic), la alcaldía «ciudadana» explicitó que los 44 despidos eran consecuencia del resultado de las elecciones y por lo mismo expresivo del mandato popular de las mismas. El comunicado —textualmente— indica que: «Hemos sido claros en la creación de un espacio de diálogo. Tenemos disposición a examinar las situaciones que no procedan, como el caso de las dirigencias sindicales. Pero se confunden si creen que pueden aprovechar este escenario con pretensiones revanchistas después de haber asistido a una clara derrota en sus aspiraciones electorales».
La declaración pública aludida —armónica con posteos del propio alcalde en las redes sociales— pone a las claras que los 44 trabajadores del municipio fueron despedidos como resultado un acto de represalia política. Acto que justifican en el resultado electoral del que se desprendería un «mandato» para proceder contra los derechos fundamentales de los trabajadores. Es el propio Sharp el que establece una relación directa entre el resultado de las elecciones y los despidos, es el propio Sharp quien se victimiza acusando revanchismo e intenciones políticas. Dice esto porque entiende que lo determinante en la decisión de los despidos no es el ajuste presupuestario, sino que pasarles la cuenta a los trabajadores municipales que no lo apoyaron en su reelección. Desde el poder les habla a los derrotados y los castiga por su insubordinación.
Que ahora proponga una mesa de trabajo y se vista con el ropaje de la defensa de los trabajadores, no es más que la consumación de la impostura. La mesa de trabajo que propone es una torpe maniobra distractiva y una expresa confesión de que esto pudo haberse abordado de otra forma si las motivaciones tras los despidos hubiesen sido meramente presupuestarias. Cuando señalan «disposición a examinar las situaciones que no procedan, como el caso de las dirigencias sindicales» no están haciendo más que anticiparse a la obligada reincorporación de estos dirigentes, que de no mediar esta disposición del alcalde, igualmente deberán ser reincorporados por la Inspección del Trabajo, auxiliados por la fuerza pública. No hay ninguna generosidad ni concesión en este gesto, sólo el cálculo de evitar la humillación pública de una reincorporación forzada.
La declaración del municipio, cuyo texto e imagen ponemos a disposición de nuestros lectores, ha sido bajada de la página del municipio. Esto puede deberse a que la misma pone al alcalde Sharp en una situación jurídica muy compleja, del momento que en la misma se reconoce que los trabajadores despedidos no eran realmente personal excepcional a honorarios, sino que funcionarios municipales. Esta declaración igualmente, explicita la verdadera motivación discriminatoria y vulneratoria de los despidos. Es posible que por esta razón si se busca en google el texto de la declaración no se pueda encontrar más que citado por otros medios. No lo sabemos.
Finalmente, queremos observar el fondo político de estos hechos, porque los mismos resultan de la máxima importancia para comprender la naturaleza de clase del discurso ciudadanista, posmoderno y frenteamplista. En diciembre del 2019, en esta misma editorial apuntamos a este problema, el que llamamos La tragedia de Sharp: con los trabajadores o con los capitalistas. El sharpismo se seguirá victimizando acusando a todos sus críticos de izquierda como funcionales a la Derecha, siguiendo la práctica de los sionistas que acusan a los que denuncian sus crímenes como antisemitas.
Los hechos que denunciamos no sólo tienen relevancia noticiosa, también son muy importantes para comprender que el discurso ciudadanista del posmodernismo no es más que una variable liberal del discurso patronal. Tiene razón Sharp cuando dice que no tiene recursos y que no puede hacer más, porque en términos capitalistas —efectivamente— no puede hacer más que administrar una parcela del régimen. Y es esta última cuestión la que obliga a comprender que aquí no estamos en presencia de una trifulca entre vencedores y derrotados de un proceso electoral. Acá hay un puro y simple conflicto entre el patrón (Sharp) y sus trabajadores. Nada más. No le demos más vueltas. Presenciamos un nítido conflicto de clase y corresponde a todas las fuerzas políticas pronunciarse sobre el mismo con claridad.
Territorios en Red (TER), el grupo político del sharpismo, ha de definirse con claridad de qué lado se encuentra en esta lucha. Sin ambages, claramente, para que los trabajadores sepan en qué territorio de clase se ubica el TER. Lo mismo debe hacer la Lista del Pueblo, espacio electoral que acogió al TER en las pasadas elecciones constitucionales y en las que más de alguna voz propuso al mismo Sharp como candidato presidencial de ese sector.
La izquierda y quienes nos reclamamos de la clase trabajadora, debe superar y sepultar el ciudadanismo, porque tal política postulando estar por sobre el conflicto de clases, en realidad, se pone al servicio del poderoso. La lucha de los 44 trabajadores despedidos es parte integral, por lo mismo, de la lucha de la clase trabajadora en su conjunto en el complejo proceso de formación de una nueva dirección política de los explotados. Los 44 despedidos, mujeres y hombres cuyas familias han sido lanzadas a la calle por el alcalde Sharp, deben perentoriamente ser reincorporados a sus funciones, sin diálogo, sin mesa de trabajo, sin mediaciones de ningún tipo que sólo benefician al patrón y debilitan al trabajador cuya posición se deteriora por el acción del hambre. Esta reincorporación debe realizarse no sólo porque el propio art. 485 del Código del Trabajo lo exige así —estamos en presencia de una grave y flagrante vulneración masiva a derechos fundamentales con ocasión del despido— sino porque políticamente tal reincorporación es imprescindible como presupuesto del proceso de rearticulación de las organizaciones de trabajadores y de debate político que atraviesa a nuestro país. En este proceso la unidad de clase se trata de «el» principio de los principios: luchar contra todo lo que alimente división, desmoralización y recelo en las masas explotadas. No puede haber política socialista y revolucionaria que pase por alto esta exigencia.
Por Gustavo Burgos
Remberto says:
Correa Camiroaga caracterizaba de esta forma al reformismo:
“Esta arbitraria división así planteada no tiene nada de peyorativo, sino que busca entender las opciones políticas que ambos sectores han tomado, ya que quienes optaron por luchar al interior de la institucionalidad para redactar una nueva Constitución es muy probable que obtengan una notoria mejoría en los derechos sociales que la actual Constitución tiene conculcados en materia de salud, educación, pensiones, medio ambiente, paridad de género, como también en relación con el funcionamiento político de las instituciones, fortaleciendo el carácter protagonista del Estado y dejando de lado su rol subsidiario, modificando o reformando de esta manera importantes aspectos del modelo neoliberal actual, pero sin eliminar el sistema capitalista sobre el cual se sustenta la dominación, los abusos y la opresión.
De esta manera se podrán llevar a delante una serie de reformas, que ampliaran la democracia representativa, pero dentro de la actual institucionalidad emanada del sistema capitalista de dominación que nos rige”
https://www.elclarin.cl/2021/05/28/una-mirada-al-panorama-post-electoral/
De ahí el comentario que hice a este pasaje en su artículo. Lo que hace hoy Sharp es una muestra. El reformismo burgués se agrupa al PC, al FA y veremos a cuantos de la Lista del Pueblo. No son «amigos que avanzan demasiado lento», «un paso al adelante pero demasiado tímido», etc. La lógica del companero de Burgos en El porteno, es la misma que cree en la existencia de males menores: terminó en el segundo gobierno de Bachelet y su ataque a las masas.
Hernán Montecinos says:
LOS PUNTOS SOBRE LAS IES
A la hora de deslindar responsabilidades todos se llenan la boca con los trabajadores. Sin embargo, soslayan los contextos para cada situación en particular. Desde este punto de vista hay que partir del hecho que hay trabajadores y trabajadores. No todos los trabajadores por ostentar la condición de tales, ante ese sólo mérito, son impolutos, o unas santas palomas.
En el caso de la municipalidad de Valparaíso hay que partir del hecho que en su interior, debido a las gestiones anteriores de los alcaldes de derecha y de la Democracia Cristiana había un antro de privilegios y prebendas que permeaban no sólo en los directivos municipales, sino también, en grupos de trabajadores cuyos silencios fueron pasto fácil para que esas administraciones pasaran coladas en sus malas prácticas que caían, no pocas de ellas, en corrupción.
Una vez llegado a la alcaldía Jorge Sharp, desde un principio, en la medida que empezó a pisar los callos a todos esos entuertos, lógicamente aquellos que se vieron afectados, empezaron tempranamente a criticarlo. Desde ahí para adelante empezaron desde distinto frentes a darle duro a la gestión de Sharp.
Este ataque se inició, curiosamente, no desde el interior mismo de la Municipalidad, sino desde afuera por un grupo de profesionales y empresarios burgueses, agrupados en lo que se conoce como el Grupo de la Matriz. Este grupo contaba en el interior de la municipalidad con unos muy buenos alfiles en el propio Consejo Municipal, fundamentalmente en los miembros Morales y Reyes. y también, en cargos directivos de funcionarios de planta.
Por cierto, que ante tamaña oportunidad, el Diario de derecha, «El Mercurio» de Valparaíso, ante una oportunidad que se lo daban en bandeja, pasó a convertirse en un diligente agente para dar tribuna a todas las intentonas de desprestigio que ya desde varios frentes, desde adentro y afuera, se empezaban a oir en la comunidad. En efecto, acusaciones iban y venían , cuyos propósitos finales se veían venir, dejar sin piso la gestión ciudadana que desde un principio se propuso la gestión alcaldicia.
Bueno, en fin, a medida que se acercaban las elecciones, la presión en contra de Sharp se intensificaron, para lo cual no había ningún día en que las páginas del Mercurio le dieran cabida a las críticas de los opositores a Sharp, por cierto, amplificándolas, con ese tono mrcurial asolapado como un modo de meter más pelos en la sopa..
Se impuso una estrategia comunicacional del Mercurio despiadada, en que los copucheos tales o cuales, promovidos por sus enemigos políticos, se publicaban y amplificaban en editoriales y bajadas de título en grande en el diario mercurial. La orden del día Mercurial fue la de disparar todos contra Sharp.
En medio de todo este ambiente, se empezaron a gestar en el interior del municipio traiciones, encabezadas en el interior del Concejo Municipal, por los dos concejales ya citados (que habían sido elegidos en la misma lista de Sharp), a los que se sumaron el concejal comunista (ya expulsado), Iván Vuskovich y un concejal bisagra Yuri Zuñiga, conocido en la ciudad por andar en su vehículo con una propaganda ostentosa encabezadas por las figuras del Che y de Allende.
Bueno, en fin, para hacer el cuento más corto, pretendieron desde todos los frentes hacer creer que todo era cuestión de la «pera madura», esto es apostando que la reelección de Sharp era un imposible. Sin embargo, historia ya sabida, Sharp arrasó con todos sus enemigos políticos desde adentro y desde fuera, con una arrasadora victoria de la ciudadanía y de los trabajadores de la comuna de Valparaíso.
Todos aquellos que, desde adentro, se unieron con la canalla aquella de la derecha, de la ex Concertación del diario mercurial y del grupo de La Matriz, , pretenden ahora seguir trabajando en una gestión de la que no estuvieron de acuerdo, y peor aún, de la que criticaron arteramente, aliándose con lo peor de la política, con toda aquella basura de la derecha y la ex Concertación, entre otros.
Repitiendo lo del principio. Hay que saber distinguir: «HAY TRABAJADORES Y TRABAJADORES». No por casualidad se repitió en todo el país un fenómeno político que no puede pasar desapercibido, los supuestos representantes de los trabajadores, con los que todos se llenan la boca, en la reciente elección les fue re que te mal. Para el caso de Valparaíso, los trabajadores de la comunidad se volcaron masivamente por Jorge Sharp, dándoles un tremendo tapabocas a aquel reducido grupo de trabajadores que desde adentro hicieron lo posible y lo imposible para disparar en contra de Sharp.