Jadue, sólo una derrota anticipada

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Parto por decir que voté por Jadue y que lo que expresaré en esta nota, no es una conclusión a la que he llegado “después de la batalla en que todos somos generales”.

Primero que todo, deseo destacar que, desde mi punto de vista, Joaquín Lavín se convirtió en el generalísimo de la campaña de Gabriel Boric: su acendrado anticomunismo y su odiosidad contra Daniel Jadue, lo animaron a estructurar su propia campaña en contra de alguien que ni siquiera era su adversario en esta elección, pues tenía frente a él otros tres candidatos con los cuales tenía que competir y, por lo tanto, buscar los votos necesarios para ganarles. Pensó que, como todas las encuestas aseguraban, tenía la carrera ganada por amplia mayoría. Ahí está el resultado: sus votos se fueron al que sí era el real adversario de Jadue: Gabriel Boric. Como el tiro le salió por la culata, se podría decir que se inmoló por una causa que, en todo caso logró su cometido: terminar con la candidatura de su “cruel enemigo”.

Veamos algunas cifras: Sichel obtuvo 657.395 votos; Lavín obtuvo 420.691; es decir, una diferencia de 236.704 votos a favor de Sichel. En el feudo de Lavín, la comuna de Las Condes, Sichel obtuvo 35.979 (40.63%) y Lavín, 34.398 (38.84%). Hay que recordar, que Daniela Peñaloza, candidata de Lavín a la alcaldía de Las Condes, les ganó lejos a los otros tres candidatos. Entonces, ¿es razonable que en tan poco tiempo, Lavín pudiera perder tantos votos?

Sigamos con las cifras, ahora en el otro pacto; Boric obtuvo 1.051.545 votos; Jadue, 692.862. Es decir, una diferencia de 358.683 votos a favor de Boric. ¿De dónde podía provenir esa abultada cantidad de votos a favor de Boric, si no es de los votantes (sobre todo jóvenes) de Lavín que, atendiendo el clamor de su querido candidato, corrieron en masa, “espada desenvainada”, a cortar la cabeza de tan peligroso enemigo?. Estimados lectores, varios analistas han expresado que Jadue perdió la elección por sus errores no forzados y su pésima actuación en los debates. Claro, no dicen que el acoso canalla al que fue expuesto por los que se dicen periodistas, fue diametralmente opuesto a la actitud que tuvieron hacia Gabriel Boric; bueno, no hicieron más que cumplir las órdenes de sus patrones y están obligados a conservar su pega. En todo caso, si ésta hubiese sido la causa, la diferencia de votos a favor de Boric, no habría sido tan abultada.

Pero para que lo antes dicho no se quede en una especulación o “volada” de servidor, deseo exponer algunos antecedentes: cuando me dirigía a cumplir con mi deber cívico en el colegio Sagrado Corazón sito en la calle Arrieta 8220, comuna de La Reina, a eso de las 16:30, me llamó la atención la gran cantidad de vehículos que se dirigían hacia esa comuna, que no había visto en las elecciones anteriores de este año. Al llegar a la sala de la mesa donde he votado, había una fila de jóvenes de ambos sexos, que no me había tocado con anterioridad, pues sencillamente, en aquellas elecciones, no había votantes. No tuve que hacer fila, pues era el único adulto mayor, por lo que una de las coordinadoras me hizo pasar inmediatamente. Al salir, eran ya muy cerca de las 17 horas, la fila había aumentado. Al fijarme más detenidamente en la composición de la fila de jóvenes, inmediatamente pensé que Jadue perdía la elección. Eran jóvenes de clase media alta o alta, que habían escuchado el clamor  de Lavín, que a esa hora ya se hacía desesperado: había que votar por Boric.

Pero aún hay más: una amiga muy querida, que obviamente votó Jadue, nos contó a mi compañera y a mí, que su hijo, que siempre ha sido de derecha, le dijo a su mamá que él y todos sus amigos, también de derecha, votaron por Boric. Pero no sólo eso, varios amigos de derecha (sí, también tengo amigos de derecha), me confesaron que votarían por Boric, pues “Lavín tiene los votos asegurados y, por último, de todas maneras en esta elección saldría alguno de la derecha”. Suma y sigue: mi parentela, primos y sobrinos, todos de derecha, votaron por Boric ante el cuco de Jadue.

“El error más grande que pudo cometer Lavín, fue centrar su candidatura contra Daniel Jadue. Esto no se trata de hacer campaña contra alguien, ya que eso no es convocante, no genera un proyecto de mayoría, sino más bien genera un proyecto de atrincherarse para tener temor a alguien”. (Pedro Browne, coordinador de la campaña de Sebastián Sichel al comentar el triunfo de su abanderado).

Antes de la elección de primarias, varios analistas comentaban que sería un error de  la derecha  votar por Boric, pues llegaría muy deprimida a la elección de la primera vuelta (incluso uno de los analistas dijo que sería un autogol). Como vemos, el único que no hizo caso a esta advertencia, Joaquín Lavín, además de salir derrotado, contribuyó a la muy baja votación del pacto Chile Vamos: de hecho, Jadue, perdedor, obtuvo 35.467 votos más que Sichel, ganador. Sólo como dato anecdótico: esta cifra es muy parecida a la que le dio el triunfo a Salvador Allende sobre Jorge Alessandri el 4 de septiembre de 1970.

Para terminar con las cifras: respecto de la participación de votantes en la Región Metropolitana:

Comunas con mayor participación:

Vitacura = 52,75%; Lo Barnechea = 47,6%; Las Condes = 45.16%

Comunas con menor participación:

La Florida = 29,09%; Santiago Centro = 23,08%; La Pintana = 17,57%.  (Sin comentarios).

Volviendo al título de la nota “Jadue, sólo una derrota anticipada”, pienso que de todas maneras (mal que nos pese), el triunfo de Daniel Jadue habría sido muy difícil o, mejor dicho, imposible de lograr: hay que tomar en cuenta que la campaña anticomunista se empezó a desarrollar desde muy temprano en nuestro país, a través de los medios de comunicación, a través de las redes sociales, con rumores, etc.; es decir, se sabía que la derecha iba a utilizar todos los medios, absolutamente todos, incluyendo mentiras de las más variadas. Pero obviamente, esto, para Estados Unidos, no era suficiente: había  que armar un espectáculo a nivel internacional que tuviera gran repercusión en todo el mundo y que, además, fuera comunicado urbi et orbi  a través de toda la prensa hegemónica, especialmente de América y Europa; esto, sin preocuparse de la ética y la moral, reproduciendo burdamente imágenes de eventos de otros países: el objetivo en la mira,  qué duda cabe, nada mejor que Cuba y su gobierno comunista.

Era lógico que para el fascismo  y la derecha chilenos, éste era un excelente caldo de cultivo para su campaña anticomunista y, especialmente contra Daniel Jadue. Sin embargo, lo que a estas alturas ya no nos asombra, la centro derecha representada, especialmente por la directiva del Partido “Socialista”, se apresuró a condenar la represión contra los manifestantes por parte del gobierno de Díaz-Canel. Y cómo se iba a perder esta oportunidad la señora Michelle Bachelet,  y restarse de emitir su excelsa declaración condenando la “supuesta” violación a los derechos humanos, cuando se trata de un país que no es del gusto de sus patrones del Departamento de Estado.

Después de las elecciones de Gobernadores, en las que la derecha tuvo un pésimo resultado, ganando una sola gobernación, se elucubraba que el candidato de la derecha no pasaría a la segunda vuelta de la elección presidencial. Esto alegró a muchos compañeros de la izquierda cuyo voto era para Jadue, (pensando que ganaría la primaria),  y también a los así llamados “progresistas”, pensando que la otra persona que pasaría a la segunda vuelta sería Yasna Provoste. Estimado lector, ¿quién cree usted que ganaría en esa  segunda vuelta?  Ahora bien, en esa circunstancia, lo mismo le sucedería a Gabriel Boric, por eso su llamado a ampliar su base de apoyo en ese segmento (votantes dizque socialistas  de Paula Narváez), pero eso no deja de ser una gran ilusión. De parte de la izquierda, “de dónde pecatas meas”.

Tal vez, y lo expreso con mucho dolor, haya sido mejor que su derrota se produjera ahora y no después, ya que esto hace posible que la izquierda pueda  formular un proyecto que contenga todos los ingredientes para ganarle a las dos derechas en esta ardua carrera.

Pienso que  la única esperanza radica en lo que decida la Lista del Pueblo, siempre y cuando, claro está,  logre atraer a los votantes que hicieron posible la elección de sus constituyentes. Otros colegas ya se han explayado en este tema, por lo que no tengo nada más que agregar;  sólo que me sumo a sus deseos.

Por Hugo Murialdo

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