Algo increíble ha sucedido en México

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Este viernes 27 de agosto, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se dirigía alrededor de las 7 de la mañana, a  la VII Región Militar en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, para dar su conferencia de prensa cotidiana “La mañanera” la llaman, que la imparte desde las provincias donde está en gira cada fin de semana. Casi al llegar a la puerta de la VII Región Militar, su vehículo  fue rodeado por unos 600 manifestantes, trabajadores de la educación de Chiapas, que exigían respuesta a ciertas demandas y que se les recibiera de inmediato. Lo tenían retenido y no lo dejaban pasar, a pocos metros de la puerta del cuartel militar. El presidente, con  toda tranquilidad y dignidad, desde  dentro del vehículo expresó que no iba a utilizar la fuerza,  pero que no se me sometería a chantajes. Y por primera vez en México y quizás en el mundo, un mandatario que estaba a las puertas de un cuartel  repleto de soldados que lo esperaban,  no los llamó para que le abrieran paso, lo que obviamente habría resultado una masacre. No. Se quedó en el auto, se comunicaba por teléfono con los militares y les decía que no salieran de su regimiento, que él no aceptaba estas presiones, pero que iba a esperar.

El presidente esperó en su camioneta, mientras se lanzaban diferentes exigencias con megáfonos y le decían  “Hoy no habrá mañanera”,

No importa, contestó AMLO, “No voy a ceder a tu chantaje…Me dejan pasar, me respetan y luego hablamos”. 

Después de casi dos horas, los manifestantes se retiraron. Semejante situación, en cualquier país del mundo habría terminado muy mal. Y sin embargo, dando pruebas de una  tremenda  sangre fría y de su promesa de nunca recurrir a la represión, AMLO  se comportó como un verdadero hombre de convicciones democráticas, que está dispuesto  a jamás  reprimir al pueblo.

Este incidente está provocando la admiración y respeto del mundo entero.

Por Margarita Labarca Goddard

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