Poder y Política

La amenaza de la democracia: los medios de comunicación al servicio del poder

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En varios de nuestros países las últimas elecciones en las que ha ganado la derecha política han contado con intensas campañas comunicacionales basadas en fake news producidas por agencias publicitarias contratadas por corporaciones económicas poderosas.

En países como los nuestros en que se ha debilitado el pensamiento crítico en función de ser masas que consumen la ideología hegemónica, esta cuestión resulta más evidente cuando nos preguntamos en manos de quién está la propiedad de los medios de comunicación. Esto José Antonio Kast lo tiene claro, de ahí la descarada propuesta de abrir la posibilidad de privatización de TVN; ya sabemos quiénes son los capitalistas que podrían darse el lujo de comprar un canal televisivo.

Considero que una ley de medios de comunicación es una batalla política e ideológica que debería ser popularizada. En el país vecino de la Argentina en pleno populismo kichnerista hubo una intensa demanda social y política que logró instalar una ley de medios en defensa de la televisión pública que trajo consigo una «ley de medios» más amplia que posibilitó la consolidación de distintos formatos de información independiente y no neutral.

Tanto en los ejes del programa de gobierno de Boric como en los temas más públicos de la Convención Constitucional hay una grave ausencia de este tema. Hemos visto cómo los medios de comunicación convencionales atacaron la legitimidad de la Convención después de la derrota de la derecha, principalmente en duros atentados racistas y clasistas en contra de su Presidenta Elisa Loncón. Con más intensidad hemos visto los distintos ataques de la prensa en contra del candidato a la presidencia de la república Gabriel Boric.




Hace un mes atrás vimos todo el desplazamiento mediático impulsado por el SERVEL y la fiscalía nacional, encabezados por Andrés Tagle y Jorge Abbott colaborando en el intervencionismo del Gobierno de Piñera para frenar el intento presidencial que asusta a la oligarquía local. Durante esta semana tendremos que estar muy prevenidos frente a los ataques planificados para tratar de impedir el triunfo de Boric frente al debilitamiento de la figura de Kast en las encuestas.

Los medios de comunicación tienen una responsabilidad pública en torno a la información, por eso no pueden hacerse parte de darle crédito a las noticias falsas y muchos de ser partícipes en las estrategias de las grandes corporaciones al servicio del poder.

 

Hace unos días la destacada periodista Mónica González hacía público su respaldo a Boric. Este acto no desmerece a esta periodista al no mantenerse neutral, de hecho es honesto, dado que considerando una fuerte tradición teórica sobre el análisis crítico del discurso: no hay mensajes neutrales. La neutralidad, por lo tanto, es un mito. Sin embargo, no es lo mismo manifestar la ideología o los intereses con honestidad, que hacerlo de manera solapada en un discurso presentado como neutro, pero que juega a favor de una ideología o de intereses.

Hoy a un día del debate televisivo en que quedó en evidencia la falsedad y debilidad de Kast, circula un video en redes sociales en la que un periodista de la Radio Bío Bío se presta para un intento de dejar en dudas el famoso test de consumo de drogas con el cual Boric ridiculizó a su contendor en el debate. El coro de «la radio» reaccionó sin neutralidad en favor de la figura de Kast. Esta actitud está en la misma lógica mostrada con Cristián Warnken previo a la primera vuelta cuando se lanzó con todo en contra de Boric y sus cercanos. Dice una frase cristiana «señor, perdónalos por qué no saben lo que dicen», pero ¿qué hacemos con aquellos que sí saben lo que hacen?

El conocido periodista Tomás Mosciatti, conciencia moral para varios, por ningún motivo puede ser considerado neutral a la ideología o a los intereses. En los últimos días no lo he escuchado decir por quién votará y tampoco le he escuchado algún comentario a favor de Boric, en otras épocas sí ha tratado mejor a candidato/as a la presidencia. Aunque esto no merece un juicio mayor, en democracia estas cuestiones son realizaciones de voluntad libre. Aunque en algunas opiniones se cuida menos de manifestar lo ideológico, por ejemplo cuando intentaba defender la polémica estatua del General Baquedano.

Tampoco haré un énfasis aquí en la sanción que recibió este medio de comunicación por sus prácticas antisindicales, no por no solidarizar con los trabajadores vulnerados, sino porque eso ya es un hecho más conocido. Pero, si quiero instalar algunas cuestiones vinculadas a la neutralidad y la ideología. Cuando Mosciatti se coloca con cierta distancia a Boric podríamos preguntarnos por qué. Una imagen puede servir, podríamos decir que este periodista en su intento de neutralidad no se ha querido sentar a la mesa con Boric, por cierto que no tiene por qué hacerlo. Sin embargo, con quienes se sienta a la mesa, suponemos su familia y amigos, en su vida cotidiana. Para incomodar un poco, las mesas no son todas de cuatro patas y no todas sólo sirven para comer, también pueden servir para negociaciones económicas, grandes firmas necesitan un buen soporte. En esta radio en sus tandas publicitarias he escuchado anuncios de pesqueras, mineras, papeleras, seguro estos contratos se formaron en alguna mesa. Me pregunto y con sospecha, ¿con quiénes se quieren sentar esas empresas en un futuro gobierno?

La ley de medios sin duda debe regular que las corporaciones económicas sean dueñas de éstas, pero también debe velar por asegurarnos no la neutralidad de la prensa sino que el intervencionismo de las mafias económicas a las que la ciudadanía rechaza. Es muy importante mantener los medios de comunicación pública y tomárselos con seriedad y responsabilidad. La experiencia vivida por Elisa Loncon y por Gabriel Boric deben servir para instalar la relevancia de una «ley de medios» que permita las posibilidades a favor de los medios independientes que permitan generar un debate crítico político y cultural en favor de este Chile que hoy demanda nuevas exigencias a sus instituciones para fortalecer la democracia.

 

Alex Ibarra Peña.

Dr. Estudios Americanos.

 

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