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“Amarillos” con toques casi pardos

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 22 segundos

Y sacaron una declaración los autollamados “amarillos” para ejercer presión sobre los convencionales. Firman 78. Fue a medida que se aprueban las normas constitucionales y cuando la agresividad, conjuntamente con el miedo y el rechazo visceral a los cambios, se van instalando en los sectores oligárquicos, de derecha y centro-“izquierda” socialdemócrata. Son aquellos que desde los dispositivos tradicionales de poder e información a su alcance se oponen a toda transformación sustancial al modelo económico e institucional que concentra riqueza material en una minoría, y por supuesto mucho poder discursivo en ellos mismos.

Son los que no se atrevieron a denunciar la brutal represión autoritaria del Gobierno de Piñera durante las movilizaciones ciudadanas de Octubre del 2019. Los y las que ni siquiera alzaron la voz de la razón ante el programa neo fascista de Kast. Los y las que se callaron, cómplices en el silencio, ante el deslizamiento notoriamente antidemocrático de RN, la UDI y Evópoli durante la campaña presidencial. Son estos quienes sacan hoy un “Manifiesto Amarillo” donde “encienden las alarmas” ante los debates y votaciones en la Convención Constitucional. Y pese a la moderación de las normas aprobadas por los convencionales.

Es que los guardianes de los privilegios de la oligarquía temen que se les escape el control del futuro y se les desgrane todo el rosario de protección y prebendas que los baña. Aunque la Convención Constitucional ni siquiera haya tocado la base misma del poder de sus detentores reales, la oligarquía empresarial nacional y extranjera. Aún así le temen, e incluso odian la mise à jour constitucional y los pasos mínimos en la democratización de las instituciones. Tienen pánico a la democracia real participativa, ahí donde el pueblo ciudadano podría en el avenir definir cuestiones acerca del reparto de lo sensible y de su futuro en los años difíciles en que habrá que vivir.

 

Sucede que no quieren un pacto legítimo. Quieren seguir engañando con el control y poder de sus medios. Se oponen a un nuevo Contrato Social donde todo esté en el tapete de la discusión como se estipula en la Ciencia Política de la teoría del Contrato. No. Si se rozan sus privilegios, valores y supuestos principios basados en su visión particular y estrecha de la sociedad chilena pierden el sentido de la realidad.




No quieren entender que esto no es “la” Revolución sino que son solo nuevas reglas constitucionales que corresponden a un cambio de mentalidad resultado, eso sí, de luchas reales a partir de una perspectiva de clase social subalterna y sin goce de prebendas que se hizo cargo de los agravios vividos y salió a la calle iracunda el 18/O 2019. ¡Y cómo! Pero es que nadie les toca a sus amos la gran propiedad lucrativa, su sistema financiero, bancario, sus medios, las AFP, sus mineras y forestales, sus cuotas de pesca, sus contratos jurídicos millonarios, sus espacios televisivos. Aunque se les garantizó que no habrá participación en los directorios de empresas de los trabajadores, tal como se dijo en el primer programa-Boric del Gobierno, pues hay que ser tan “gradualistas” como la vieja Concertación que da certificado de conducta. Y que se les dice que el tema de la “seguridad” es prioritario y no la lucha contra la corrupción institucional y de la casta empresarial. Saben bien que en Francia el Gobierno quiere estatizar sectores de la energía nuclear y que la electricidad es también propiedad del Estado en la provincia canadiense de Quebec. Pero ellos están contra el “estatismo” y la nacionalización del cobre y del litio.

Aunque en una buena Constitución habría que redistribuir el poder real pues no se trata solo hablar de las instituciones como poderes, sino del verdadero poder: el que hunde sus raíces en la propiedad económica de los recursos económicos y más encima mal habidos. Los defensores del inmovilismo se ofuscan tanto hasta perder el sentido de las proporciones históricas. Claro. Tienen miedo que se abran otras brechas a medida que estas nuevas normas se hagan carne en las consciencias.

 

Pues saben que no hay una vanguardia de iluminados que “guíe a las masas” y les lleve la consciencia de afuera. Eso les molesta. Intuyen que el 18 de octubre del 2019 el pueblo se esclareció a sí mismo y se potenció con sus afectos. No hay cuco al que achacarle el “desorden, el caos y el retroceso”. Esta vez no hay «violentistas» sino que un pueblo alerta que experimentó con su poder. Que fue por su acción que se movieron las montañas y saltó la esperanza. E incluso el gobierno electo viene de este impulso. Y que de aquella (de la esperanza), otros intentan acapararsela en esta batalla cultural y de las ideas en marcha. Los amarillentos  tienen claro que de ahí salió la posibilidad real de escribir una nueva carta magna y que tampoco apaciguará los ánimos si las prioridades del gobierno electo no son claras. Pensiones y salarios dignos para vivir bien; salud y educación pública y de calidad ya, condonación del CAE y una gran reforma para financiar las otras que instale una política fiscal incisiva basada en la justicia fiscal y que no escatime ir a buscar la plata donde está. Es decir en el 10% de los pudientes y en las grandes empresas que evitan, eluden y evaden pagar lo justo.

Así pues, en la Convención Constitucional hay de todo; unas muy preclaras, otros retorcidos fáciles de presionar, otras de derecha impenitentes, otros y otras con esa deformación profesional del leguleyo constitucionalista apegado por razones evidentemente políticas a la regla de los 2/3 (muy lenguaraces en programas de TV y muy conservadores a la hora de votar). Están también los las que titubean al último minuto y defraudan en expectativas de cambio (tienen miedo de fragmentar el Estado: dixit Marcos Barraza convencional del PC cuando se votan las asambleas regionales). Y los y las irreductibles demócratas que persisten. Con estos estamos expectantes. No se amilanen, son un tigre de papel…amarillo.

 

Por Leopoldo Lavín Mujica

 

MANIFIESTO «AMARILLOS POR CHILE»

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  1. Felipe+Portales says:

    ¡Y cómo estará de desmoralizado nuestro país después de 17 años de terrorismo de Estado y 30 de estafas y engaños sistemáticos, que la autoatribución de un color con la connotación socio-política de ser traidores, cobardes, tibios, hipócritas y rompehuelgas no genera un repudio general ¿Se imaginan que en los 60, 70 u 80 un movimiento se hubiese autodenominado «Amarillos por Chile»? Habría sido impensable.

  2. Ricardoi Bruning says:

    Es dificil entender que los tiempos puedan cambiar,…………… si despues de todo hemos estado durante casi 50 años viviendo en un espacio dominado por aquellos que hicieron de este pais un espacio gatopardista en donde nada puede cambiar, aunque parezca que cambia.
    Los «amarillos» temen que el gatopardismo autobenefactor en el que se desenvolvieron pueda resquebrajarse y eso es -para ellos y otros mas- lo mas doloroso y terrible que pueda ocurrir.

  3. Lo de despreciable es poco, son animalejos rastreros esperando las dadivas de sus amos del norte y los hacedores de golpes de estados, “Para ellos, el espíritu que debe primar en la Convención debe ser el del diálogo, la conversación, el escuchar de verdad al que piensa distinto” Esa misma elocuencia deberían haber usado para los tiempos del cavernario golpe de estado

  4. Curioso que el organizador Warnken, de El Mercurio, los haya convencido de llamarse «amarillos» ,que como dicen los comentarios es una palabra de significado «despreciable» en política : estamos en la política , pero «atornillamos al revés» , somos traidores , hipócritas, terraplanistas….. y orgullosos de serlo?
    Asi entonces, los «amarillos» son una manada que decidió mostrarse tal cual fueron siempre : perversos anti pueblo, obsoletos y miserables intelectualmente. Espero que vuestra próxima comunicación sea vuestro EPITAFIO.

  5. Se trata de un intento (fallido incluso en el corto plazo) de «definir los términos de la política». «Amarillo» es un concepto propio de la teoría marxista, para denominar a las agencias de la patronal en el seno del movimiento obrero; de ahí que Zinoviev hablara de la Internacional Amarilla para referirse tanto a la 2da como a la Internacional 2 y media entre 1919 y 1922. En términos de origen, el color amarillo era el utilizado por los sindicatos dirigidos por la Iglesia (nuevamente, agentes de la patronal en el campo obrero). En el caso de estos DC y su periferia, ni siquiera se trata de miembros de partidos burgueses, sino que militantes de aparatos o maquinarias políticas sin base social alguna (ni siquiera burguesa), financiados por el Estado y los patrones. De ahí que utilizar el término «amarillo» para denominarlos intenta crear la idea de que son «reformistas», cuando no no son ni reformistas burgueses (DC en los 1960s) y reformistas obreros (e.g. Segunda Internacional). Alguien se imagina a estos DC con la posibilidad de quebrar una huelga? Es algo suena traído del planeta marte. Supone, entonces, autootorgarles legitimidad política.

    Mezclar esto con los colores del nazismo (pardo) tampoco cuaja. Porque el nazismo tenía una clara base de masas (lumpenproletariado, sectores de trabajadores, pequenha burguesía alta y baja). Hitler, una vez en el poder, tuvo que liquidar a Strasser y los suyos. De ahí que ni amarillo, ni pardo ni su mezcla: ni siquiera se trata de miembros de partidos burgueses (los partidos patronales hoy no son partidos políticos en el sentido clásico), sino que militantes de aparatos o maquinarias políticas sin base social alguna (ni siquiera burguesa), financiados por el Estado y los patrones.

  6. Patricio Serendero says:

    Entre tantas falsas caricaturas de la realidad que pretenden describir, los amarillos nos dicen que ..”el intento de algunas facciones radicalizadas de la CC de ignorar, e incluso borrar, a un sector politico significativo del país tal como intentaron hacerlo en la Constitución del 80 los maximalistas de entonces…”.
    Intento de los maximalistas de los 80? Solo intento? No! Constitución concretizada e impuesta a sangre y fuego sin consulta cualquiera a nadie. Y sobre la cual ustedes no tuvieron ningún reparo a hacerle durante 40 años. Cuantos de ustedes propusieron cambiar esa Constitución durante cuatro décadas? Como se puede comparar una imposición dictatorial con una decisión democrática de gente que ha sido elegida libre y democraticamente por todo el país como la CC, y que lo ha recorrido de una punta a otra para saber que opinamos todos los chilenos? Toda su verborrea pseudo-democrática queda descalificada solo por ese párrafo.
    Estos auto-declarados amarillos, en su mayoría democrata-cristianos, deberían más bien por comenzar alguna vez a pedir perdón y dar una explicación a todo Chile sobre la participación de su Partido en el Golpe de Estado. Complotaron, participaron y recibieron dinero de la CIA, de acuerdo a los documentos desclasificados del gobierno de EEUU. O no?
    Y todavía un detalle, sepan que ustedes como DC no constituyen un “sector significativo del país”. Cuantos DC hay en la CC? Esa es su influencia en la realidad social y política. De no ser que se estén refiriendo al 44% que votó por el proto-fascismo incluídos varios de ustedes. y llamen a eso “centro-derecha” . Jájá! Centro derecha José Antonio Kast.
    Sí señoronas y señorones amarillos, en democracia la mayoría manda. Aquí y en la quebrada del ají. Y la mayoría, después de conversar y escuchar respetuosamente lo que dice la minoría, aprueba lo que le parezca conveniente. O no funciona así la Democracia?

  7. Renato+Alvarado+Vidal says:

    Es el colmo del descaro que estos personajes pretendan «rayar la cancha» y acotar el trabajo de la CC, que si bien no es la Asamblea Constituyente Soberana que deseábamos, tiene la dignidad de haber sido elegida por votación popular; algo que estos curiosos «demócratas» olímpicamente ignoran.
    Es bueno que sean ellos mismos quienes se desenmascaran e inscriben sus nombres en el muro de la vergüenza.
    Lo muy malo es que es hacia este mismo sector que el nuevo Gobierno dirige sus sonrisas buscando «gobernabilidad».

  8. Hugo Murialdo says:

    Un manifiesto que es una oda a la hipocresía, al cinismo, al tartufismo, al fariseismo.
    Cáfila de farsantes, entiendan: ustedes son los fieles representantes de los «30 años».
    Además, es un himno a la estupidez, la idiotez y la imbecilidad. No han entendido nada, absolutamente nada.
    Y todavía se atreven a poner su nombre. Manden a hacer una gigantografía con este manifiesto y la instalan en la plaza de la Dignidad.

  9. Felipe+Portales says:

    Triste que tantos líderes en los cuales en algún momento generaron altas expectativas en el pueblo chileno terminen autocalificándose de la peor manera posible. Muy triste. En el lenguaje castellano -y más aún en los usos chilenos y hispanoamericanos de éste- la acepción de «amarillo» es política y socialmente lo más despectivo que hay. Sus connotaciones de rompehuelgas, de tibio, de cobarde, de traidor, de quien dice una cosa y hace otra, y otras más, lo configuran como un color de connotaciones sociales despreciable. Y esto, obviamente, lo saben los suscriptores de dicho manifiesto. Por esto es casi increíble que se autoatribuyan tal carácter. Es algo tremendamente penoso. Debe ser difícil encontrar algún símil en la historia…

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