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El presidente Boric y el largo conflicto en la Araucanía

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La derrota catastrófica del  4 de septiembre en el plebiscito de salida marca un antes y un después en la labor del Presidente Boric, y del gobierno en general. Con mucho realismo, el Presidente entendió que no podía seguir esperando la aprobación de una nueva Constitución para decidir la puesta en marcha de su programa de gobierno, al menos en tres ejes principales: la reforma tributaria, la reforma previsional y la crisis permanente en La Araucanía, y si se le suma la reforma al sistema de salud, se completaría una parte del programa del candidato Boric, es decir, una parte importante de las reformas estructurales prometidas.

A juzgar por el aumento de ocho puntos en el índice de popularidad del actual  Presidente y su gobierno en la última Encuesta CADEM, la ciudadanía ha apoyado al Mandatario en la decisión de poner en marcha el programa de gobierno ofrecido durante la campaña.

El gobierno entendió que no se puede actuar en un conflicto tan importante como el de La Araucanía, sobre la base del voluntarismo y el “buenismo”: el mismo Presidente reconoció, el domingo último, en su participación en el Programa Mesa Central, en el Canal13, que uno de sus grandes errores en estos primeros ocho meses de su gobierno fue la visita de la ex ministra del Interior, Izkia Sichel, a la comunidad mapuche, Temucuicui.

Así la derecha política critique al Presidente, el hecho de haber preparado en detalle la visita de Jefe de Estado y llevada a cabo la semana pasada, fue un acierto, pues es lógico que un Presidente de la República debe viajar con una numerosa escolta, (entre otros resguardos), a fin de evitar que un atentado condujera a poner en riesgo la vida del Presidente y su comitiva o, al menos, llevar al fracaso dicha visita.




En todo conflicto, (en el caso concreto de los mapuches), el quiebre entre el Estado de Chile y el pueblo-nación de los pueblos originarios, pueden considerarse dos salidas: la primera, el diálogo, que conduce a la paz y, la segunda, es la militarización, que lleva a la masacre y, por consiguiente, debido a la correlación de fuerzas, al exterminio del enemigo.

La definición de la visita por parte del Presidente Boric, como visita de Estado, fue un gran acierto, pues el tema de La Araucanía no puede ser resuelto de la noche a la mañana ya que implica un conflicto de siglos, por consiguiente, su solución exige más de un gobierno de cuatro años.

El Estado chileno, en las pocas veces que está presente en esa Región, ha privilegiado la vía de la militarización  y, en pocos casos, la exigua oportunidad de diálogo que, a pesar de la buena voluntad de las partes involucradas, ha terminado en el fracaso.

El ex Ministro de Desarrollo Social Alfredo Moreno, durante el segundo gobierno de Sebastián Piñera, estuvo a punto lograr un relativo éxito sobre la base del diálogo, sin embargo, el asesinato del líder mapuche Camilo Catrillanca, echó al suelo toda posibilidad de éxito.

El hoy senador por la región, Francisco Huenchumilla define, muy acertadamente, el problema de La Araucanía como un conflicto asimétrico, que tiene varias aristas, (el robo de la madera, el problema de las tierras, robadas al pueblo mapuche, la penetración del narcotráfico, el problema de los colonos y el abuso de las empresas, instaladas en la región), factores todos que entorpecen, dada la realidad del pueblo mapuche, sumada al reconocimiento como la región más pobre del país, a considerar difícil y lenta la solución para estos pueblos originarios.

El diálogo no puede limitarse a los sectores más pacíficos de las comunidades de La Araucanía, al fin y al cabo, el Estado de Chile debe resolver y reconocer la existencia de una minoría armada que, no pocas veces, suele mezclarse con el robo de la madera y  con el narcotráfico. Es evidente que el camino del exterminio por parte de las Fuerzas Armadas no ha sido, (ni lo será), de utilidad para resolver el conflicto, y el ejemplo contundente de la invasión a La Araucanía, (llamada, “Pacificación de La Araucanía”), en el siglo XIX,  avala este aserto.

“Hechos y no palabras, acciones y no diagnósticos”, se han convertido en lugares comunes: el Presidente Boric, en su reciente visita a la Araucanía, propuso una Comisión más, a fin de buscar la paz, sin embargo, dicha comisión se diferencia de las anteriores, pues no se le exigen resultados inmediatos, sino a largo plazo, al menos, equiparables a la extensión del conflicto, agravado en los últimos años.

La derecha política se pronuncia por el viejo tema del “orden precario”, que se arrastra desde Diego Portales, que proponía enjaular a los presos  o colocar un mirador a lo alto del antiguo Cerro Huelén, (hoy Cerro Santa Lucía), que permitiera vigilar a “rotos, chinas, indígenas y mestizos, a fin de que no planificaran asaltos al Santiago de “la gente bien”, y el Barrio La Chimba era el lugar predilecto de visita por parte de oligarcas “puteros”, (entre los más connotados figuran Andrés Bello y Diego Portales).

En camino de los estados de excepción, como pretexto para militarizar la zona de La Araucanía no puede convertirse en un método permanente. Es evidente que la ley antiterrorista, junto  con ser denunciada por Organismos Internacionales, se ha convertido en un mamarracho liberticida, completamente inútil para perseguir delitos, llamados “terroristas”.

El Estado chileno hoy está demostrando incapacidad para combatir el contrabando de armas y el robo de madera,  delito que sólo pueden subsistir cuando existe el poder comprador, incluso, la CAM, (Coordinadora Arauco Malleco), no cabe duda, tiene un poder comprador tanto de la madera, como de las armas y del narcotráfico. Organismos del Estado, entre ellos Servicio de Impuestos Internos y el Ministerio Público, se demuestran incapaces para prevenir y combatir el delito.

El gobierno de Boric debe persistir en políticas públicas exitosas y rentables a fin de lograr una salida airosa en un período muy difícil de la economía chilena, máximo cuando es minoritario en el Parlamento.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

15/11/2022

 

 

 

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Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



Historiador y cronista

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  1. Serafín Rodríguez says:

    Aclaración: El aumento de aprobación en 8 puntos a la gestión de Boric se produjo durante la semana de la tal llamada «reforma» al sistema de pensiones cuado nada se sabía de lo que diría en la Araucanía. Además, dicho aumento en aprobación subió de un 25% a un 33% que es el mismo porcentaje de cuando su aprobación se vino abajo con el rehazo a la propuesta de nuevaConstitución que Boric apoyaba.

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