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La Qatarsis de los patriarcas

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Qatar es un pequeño pico o una espinilla que le salió a Arabia Saudita, cuando entre los Ayatolas, los jeques cacharon que el negocio del petróleo y el gas vendría a ser el negocio de fines del siglo XX junto a las armas, las drogas y la trata de personas.

La neoesclavitud qatarí que mató a seis mil trabajadores para construir esta realidad pelotera basada en el dinero duro. Cerca de doscientos mil millones de dólares le costó a la familia real,

comprar esta entretención varonil.

Todo empezó como jugando, en un palacio de Paris el 2010, se sentaron en una mesa Platini, Sarkozy y dos de los señoritos catarís.




Los palos verdes sobre la mesa y ciertas promesas a Sarkozy, fanático del PSG, comenzaron a cambiar el rumbo de la pelota de oro, pese a los informes negativos del chileno Mcnicols y la FIFA sobre el candidato del golfo.

No se preocupe presidente dijo el Catarí y dejo las fotos sobre la mesa de mármol, de Neymar (el fanático de Bolsonaro)220 millones y Mbappé a 180 palitos verdes. Luego vendría Messi, que salió llorando feliz de Barcelona.

Al poco andar casi toda la FIFA cayo por corrupción.

Pero el casino y el espectáculo deben continuar.

En Qatar, la mujer siempre está en segundo plano y la comunidad LGTB debe vivir en los roperos sucios del espejismo neoliberal. Igual que en la rusia de Putin, que ha desplegado su mierda de guerra contra el pueblo de Ucrania, horrorizado en este invierno europeo.

El último avance en Arabia Saudita fue permitirle manejar a las mujeres. Sólo luego de cuatro meses de protestas los ayatolas iraníes deciden eliminar la “policía de la moral”.

Mientras tanto, en la bella lágrima azul que habitamos, entraron a vivir ocho mil millones de seres, de los cuales cerca de mil millones de ellos, literalmente se mueren de hambre y la mitad, cuatro mil millones, son mujeres oprimidas en distintos grados.

La qatarsis millonaria y su ruido infernal, calla el dolor de las nuevas y antiguas hambres. Construyeron en 12 años los estadios y la infraestructura necesaria, sobre los hombros de emigrantes pagados con migas y cuentos falsos.

La qatarsis patriarcal oculta un rato, debajo de la alfombra persa, la guerra de los hermanitos Karamasov. El dolor de la inflación del mundo al instante. La siniestra codicia de los señoritos sobre sus modelos de alta gama.

Cada partido que vemos es un orgasmo del neoliberalismo.

La datología es la musiquilla detrás de los espejos violentos de los lords, que hacen gárgaras sobre la libertad, la seguridad, la democracia y otras palabras, que parecen llegar a este cuarto de siglo vestidas de nuevos significantes, enfrentando miles de muertos por bichos salidos de laboratorios, pero que al poco rato negocian a buen precio.

Los mandarines chinos permiten que el enano coreano se masturbe

frente a su reflejo, de los mares muertos, frente al recuerdo siniestro de Hiroshima.

Mientras tanto a las afueras de chicago y en los hoteles estrellados de Qatar, corre la cocaína y el huisqui, la sangre y el cuerpo de los profetas del desierto, bajo cuyos nombres y supuestas palabras, mantienen sometidos y autoesclavizados al personal digitalizado y veleta, que mira su celular, cuida su marca y su pega, para pagar las cuotas de la angustia.

Eso sí, pondremos zonas donde el personal se pueda poner ciego a base de cerveza y otros aditivos.

Las críticas de los modernos países coloniales sobre derechos humanos, son cínicas y racistas, dicen los patriarcas del golfo,

dando una chupada feliz, a sus pipas de agua y sorbitos fruncidos, a sus cafés con malicia.

Gol, gooool, goooool y suben las apuestas de Ali Baba y los cuarenta ladrones, como diría el maestro Eugenio Lira Massi.

 

Por Jordi LLoret

Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



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  1. ¿Pero que está escribiendo Gino Vallega, pus hombre? ¿Futbol, según usted, caballero, el juego de moda? Desde que tengo uso de la razón, titantos y usados años, el fútbol ha sido «el juego de moda» en Chile y en el mundo y ¿sabe usted por qué, Gino Vallega? Porque este deporte solamente necestiaba y necestia, cuando crecemos, una pelota, de trapo en el tiempo mío, un pequeño espacio y por lo menos otro cabro para que nos chutearamos la pelota, Ahora, en nuestros tiempos todo se «capitaliza», hasta los deportes, la mayoría de ellos, y esto significa que los que practican cualquier deporte profesional son parte de una gigantesca maquína de capitalizar y hacer ganancias, ya que los que compramos el futbol y lo amamos vamos a pagar cualquier cantidad para ir a ver a nuestros equipos jugar y sacarle la chucha a goles, cuando se puede, al equipo contrario. Y asi llegamos al momento actual en que todo, todo en el futbol, hasta la corrupción más evidente, se ha apoderado de los que manejan este deporte, pero no solamente existe corrupción en este deporte, sino que la corrupción es practicada en todo el mundo en el otro deporte, que es más generalizado que el fútbol, LA POLÍTICA, y en este deporte los que jugamos en las canchas de la vida, hasta el momento, siempre, o casi siempre, hemos perdido los partidos. Con los interminables dólares de los países musulmanes, que compran todo, TODO, con ellos, o sin ellos, por favor, don Gino y los demás, mientras no se haga algo para evitar la corrupción de los que manejan el futbol, es decir, la corrupción del capitalismo, putas, por favor, no me amargue el mundial, por la chucha.

  2. La religión es el opio de los pueblos, dijo Lenin….era….ahora, todas mal miradas, se someten al juego de moda , el fútbol soccer,
    con una inversión y gastos suntuosos tan inmensos, que los giles que miramos los partidos somos vulgares ratas de alcantarilla.
    Cuanto vale un gladiador moderno? Mucho! Cuanto vales tu, en la mesiánica carrera capitalista? Catorce rupias…….nada.

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