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Sencillamente de patio

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Pasará mucho tiempo para que la derecha entienda que esos notables días de octubre no salieron del sombrero de un mago para hacer temblar la paz social.

Es que fueron muchos años los que la clase política, esa que se acomoda y trabaja en la cocina de forma permanente, no escuchó las demandas justas de millones de chilenos postergados.

Para la derecha todos eran delincuentes y mal nacidos. Destrozadores de todo lo lindo de las ciudades. Cuatreros que intentaron robar el alma de la patria para convertirla en cenizas. Posiblemente más de un millón de mujeres no le dijo nada a Piñera, sus ministras y su fortuna. No la vieron venir con esa fuerza que exige derechos de la misma forma que lo hiciera hace setenta años la que ganaron el derecho a voto.

El presidente Piñera comía pizza en un restaurant del barrio alto.




Octubre, ese mes que abría una nueva oportunidad para empezar a desmontar el modelo, excluyente y clasista heredado de la dictadura civil/militar, fue arrebatado por los mismos de siempre, esos que vemos todos los días en la tv entregando luces que no alumbran y no sirven para nada.

El presidente Piñera abandonó La Moneda ese día de octubre.

No es asunto de todos los días que la justa rebeldía se lance a la calle para enfrentarse a las injusticias, para intentar el desmoronamiento del oprobioso modelo que lo hace esclavo. Chile se convirtió entonces en las consignas más elementales, salud, educación, un sistema de seguridad social y una nueva constitución.

No estaban los partidos, ni sus dirigentes, ni sus banderas ya amarillentas, sencillamente el pueblo puro y duro. Se debe reconocer que salió el lumpen a la calle. De aquello se aferra la derecha para la descalificación de las urgencias colocadas en la mesa.

Faltaron unos cuantos miles más y dos cuadras para que la historia hubiera tomado otro mejor rumbo.

Es un asunto natural que en las ocasiones en que los presidentes como Piñera se compraron su poltrona presidencial, el pueblo en su infinita razón intente volver hacia el natural curso de la historia.

Piñera está entre las mil personas más ricas del mundo.

De público conocimiento es su precariedad cultural. En sus periodos los errores históricos hacen asegurar que fue un mediocre estudiante. Falto de historia e instalado mirando el mundo desde la vereda de la ganancia, el beneficio y el lucro.

Por estos tiempos Piñera anda vociferando que esos días de octubre fueron el intento de un golpe militar no tradicional. Se deja constancia que hablo de 600 guerrilleros venezolanos y cubanos que habían llegado a Chile para crear el caos. Aquello recuerda la noche del triunfo del NO cuando Pinochet habló de encapuchados en una micro de carabineros.

Los golpes militares se hacen presente cuando la clase dominante necesita alcanzar la paz social para defender sus intereses. Entonces la burguesía llega a la puerta de los cuarteles a pedir ayuda. Lo de octubre fue una rebelión que dejó constancia de Chile como país subdesarrollado. Promesas incumplidas y un modelo que urge alterar

Llegará el momento de la huelga general y esa será el verdadero examen de todo los aprendido.

Piñera y Duque viajaron a Cúcuta para coronar a Guaidó y derrotar a Maduro, pero fracasaron. El líder coronado por los Estados Unidos y ensalzado por los gobiernos de Europa y algunos latinoamericanos, salió arrancando por alguna puerta trasera antes que sea medianoche. Hubo muchos políticos chilenos que pagaron el peaje que cobraba la derecha para darle un rinconcito en sus altares previa condena a la dictadura de Maduro, que hoy goza de buena salud.

Piñera hace algunas semanas firmó un manifiesto junto a otros ex presidente que reconoce y valora a la democracia, condena los golpes militares y las violaciones a los derechos humanos. Aquello es falso, durante sus dos periodos su gobierno estuvo formado por militantes de la derecha que durante la dictadura fueron estrechos colaboradores de nefasto régimen 1973-1990.

Posiblemente esté de patio pero debemos decir que durante esos meses de justa rebeldía ordenó reprimir de forma violenta. Cuentos de chilenos con trauma ocular, una senadora de la república ciega y nuestro buen compañero Gatica. Para ellos no ha existido una justa reparación que es fundamental y esa es tarea del actual gobierno. Muchos viajes al cementerio como tantas veces.

Durante el régimen piñeirano hubo violación sistemática los derechos de quienes justamente salieron para obtener respuestas concretas que hasta el día de hoy no se encuentran.

Sabemos que en diciembre convertiremos el votar en contra de una buena batalla. Y será así porque aunque en septiembre nos derrotaron, hay que seguir reivindicando el proceso constitucional rechazado.

Piñera necesariamente debe volver al patio del cual nunca debe salir.

 

Por Pablo Varas.

 

 

 

 

 

 

 

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Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



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