
Qué se juega hoy: por qué estas elecciones pueden sellar un cambio de época en Chile
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La elección de este domingo no es una más en el calendario político chileno. Es, para muchos analistas, un punto de inflexión que puede redefinir el ciclo político abierto en 1990 y dar inicio a una nueva era. En un escenario marcado por el ascenso sostenido de la derecha y la extrema derecha, y por un país profundamente fatigado tras años de crisis política, institucional y económica, el resultado de esta jornada puede decidir no solo quién gobernará los próximos cuatro años, sino el sentido estructural del país por décadas.
Todas las encuestas coinciden: Jeannette Jara llegará en primer lugar, en torno al 30 %, mientras el segundo puesto será disputado con mínimos márgenes por tres candidatos de derecha: José Antonio Kast, Johannes Kaiser y Evelyn Matthei. Cualquiera de ellos, advierten los analistas, podría enfrentarse a Jara en una segunda vuelta. Y quizá más determinante que quién pase a ese balotaje es lo evidente: los tres cerrarían filas detrás de quien resulte elegido para enfrentar a la candidata progresista.
Así, la derecha llega más fragmentada que nunca en la oferta, pero más cohesionada que nunca en su destino.
A pocas horas del cierre de mesas, tres miradas —dos pesimistas para el progresismo y una que abre una rendija de esperanza— permiten entender lo que realmente está en disputa hoy.
1. Alberto Mayol: un segundo lugar estrecho y el fin del ciclo progresista
El sociólogo y director de la encuesta La Cosa Nostra, Alberto Mayol, ofreció esta semana en el Peyo Podcast una de las interpretaciones más crudas de la coyuntura.
Su primer diagnóstico es estadístico: un escenario extremadamente estrecho en la disputa por el segundo lugar. “Lo que veremos”, afirmó, “es Jara en primer lugar y un virtual empate entre Kaiser y Kast por el segundo puesto”. Evelyn Matthei, aunque con menor probabilidad, tampoco está descartada en ese margen estrecho que marcan los indecisos y la volatilidad electoral.
Pero el análisis más duro de Mayol no está en la aritmética electoral, sino en la lectura del ciclo histórico. Si uno de los tres candidatos de derecha ganara esta noche —y para él es una posibilidad real— ello abriría la puerta a un nuevo ciclo de hegemonía de derecha, poniendo fin al ciclo progresista inaugurado con la transición democrática.
Su afirmación es de enorme peso político:
“El ciclo de los gobiernos progresistas, sumado a los liberales de Piñera, estaría terminado.”
Para Mayol, el resultado de hoy podría ser la señal definitiva de que el orden político chileno ingresó a otra fase, una donde la derecha no solo recupera el poder institucional, sino la capacidad de gobernanza y articulación que perdió tras la revuelta de 2019 y el colapso del proceso constitucional.
La derecha, dice Mayol, ha leído el momento político con mayor inteligencia estratégica: ha consolidado su narrativa sobre orden, crecimiento y estabilidad, y ha logrado conectar con el malestar ciudadano mejor que la izquierda, que no ha podido reconstruir un relato creíble tras años de desgaste interno y fragmentación.
2. Marta Lagos: “El domingo comienza la hegemonía de la derecha”
La politóloga Marta Lagos ofrece una interpretación aún más profunda y estructural, anclada en la larga duración.
Para ella, lo que está en juego hoy no es solo un cambio de gobierno, sino el cierre del ciclo político inaugurado en 1990. En su análisis publicado el sábado, Lagos plantea que Chile vive un cambio de época.
Su mirada es contundente:
“Vivimos un cambio de época; el domingo comienza la hegemonía de la derecha.”
Lagos argumenta que, desde la transición, la izquierda gobernó 27 de los últimos 35 años; el piñerismo, ocho. A pesar de los avances institucionales y sociales, la izquierda —dice— no logró llevar a Chile al desarrollo ni desmantelar la desigualdad estructural, el gran obstáculo del país desde hace medio siglo.
Su conclusión es que el proceso de la transición, con sus pactos, equilibrios y límites, se agotó definitivamente.
Pero su advertencia más inquietante para el progresismo está en la caracterización de la nueva derecha:
“Esta derecha que se elige mañana no es la derecha de Piñera. Es la derecha ‘como la conocemos’, la derecha histórica de Chile, que vuelve con todo el poder democrático y las dos cámaras del Parlamento.”
En su proyección, Chile entrará en un largo período donde el desarrollo del mercado reemplazará al desarrollo social como horizonte. La idea de la movilidad colectiva será sustituida por el impulso a la acumulación individual.
Y, como señal de época, Lagos apunta a la encuesta de la OIJ: las nuevas generaciones no aspiran a la equidad, sino a “ganar dinero y ser millonarios”.
La derecha que hoy compite —con Kast y Kaiser empujando los márgenes hacia la ultraderecha y Matthei representando el liberalismo conservador— sería, en esta lectura, más dura y más radical que el piñerismo.
Por eso concluye con una frase que está generando debate:
“Añoraremos a Piñera incluso quienes lo encontrábamos tan insuficiente.”
3. Juan Carlos Gómez Leyton: un margen que aún puede inclinar la balanza
Frente a los diagnósticos sombríos, el politólogo de izquierda Juan Carlos Gómez Leyton ve todavía un espacio de disputa real para las izquierdas.
Ese espacio no es una ilusión voluntarista: depende estrictamente de los números que entregue la elección de hoy.
Gómez Leyton sostiene que el potencial de una segunda vuelta competitiva para Jara se juega en tres variables decisivas:
1. La votación propia de Jara
Mientras más alta sea su ventaja respecto del segundo lugar, mayor será su capacidad de proyectarse en el balotaje con un relato de mayoría y gobernabilidad.
2. La suma del resto de la izquierda
Los votos de Marco Enríquez-Ominami y Eduardo Artés —tradicionalmente despreciados por sectores progresistas— pueden convertirse en un caudal decisivo. Con ellos, la izquierda podría entrar a la segunda vuelta con una base cercana al 40 %, suficiente para articular alianzas.
3. La magnitud del voto nulo y blanco
Gómez Leyton recuerda que en las últimas municipales el 20 % votó nulo o blanco, un fenómeno que expresa desafección pero también potencial movilizable.
De alcanzarse un porcentaje similar este domingo, la segunda vuelta podría abrir un campo más competitivo, donde Jara tenga espacio para capturar parte de ese voto antipolítico.
Su tesis es que aún no está escrito un ciclo hegemónico de derecha.
Si Jara logra una ventaja significativa hoy y si la izquierda más radical obtiene un resultado digno, podría surgir una alianza amplia —incluyendo actores no necesariamente de izquierda— capaz de frenar a la derecha y la extrema derecha en diciembre.
Qué se juega hoy
De las tres miradas surge una conclusión común: hoy Chile decide si entra a un nuevo ciclo histórico dominado por la derecha o si mantiene abierta la posibilidad de un proyecto progresista con capacidad real de gobernar.
No es solo una disputa por el poder.
Es una disputa sobre el sentido del desarrollo, sobre el papel del Estado, sobre el equilibrio entre orden y derechos, sobre el rol de la igualdad y la cohesión social en el Chile de las próximas décadas.
En ese sentido, estas elecciones son importantes porque:
Definirán si el ciclo iniciado en 1990 se cierra definitivamente.
Marcarán si la derecha consolida un bloque hegemónico con apoyo transversal.
O si la izquierda logra articular un nuevo pacto social capaz de enfrentar la desigualdad sin repetir los errores del pasado.
El país vota hoy entre dos horizontes:
uno de continuidad neoliberal ampliada;
otro que intenta recomponer el pacto democrático desde la equidad.
La historia no está escrita.
Esta noche veremos cuál de esos caminos comienza —o termina— en Chile.
Paul Walder






Serafín Rodríguez says:
El cambio de época al cual se refiere el artículo ya ocurrió! De hecho el punto de inflexión de tal cambio fue la derrota de la propuesta de la Convención Constitucional y, con ello, el proyecto del gobierno que enarbolaba Boric desde el ciprés en Punta Arenas. Desde entonces, el cambio en cuestión se ha ido consolidando políticamente en torno a los intereses materiales de la derecha económica y más reaccionaria incluso gracias a la contribución del propio Boric con la aprobación de las múltiples leyes de naturaleza represiva, la mantención del estado de excepción devenido en permanente en el Wallmapu, la aprobación del TPP11 y la consolidación de las AFP. Los resultados de las elecciones de hoy y, en el caso de la presidencial en el balotaje en diciembre próximo, serán un reflejo directo de dicho cambio sustantivo y material.