Las movilizaciones en las universidades norteamericanas contra Israel y su guerra en Gaza, que se extienden como reguero de pólvora desde hace dos semanas, fueron una sorpresa mundial.
A Mewes no le gustan las reformas de pensiones y tributaria, a las que acusa de fundacionales, ni tampoco las leyes laborales, que califica de restrictivas y, por cierto, destaca el aumento de la delincuencia.
Los partidos políticos han demostrado ser completamente erráticos tanto en sus ideologías y acciones, por lo que el mapa electoral está poblado de expresiones de muy poca o nada raigambre popular.
La historia se repite dos veces, primero como tragedia y después como farsa. Lo malo es que a veces la farsa llega a ser más terrible que la tragedia, como dicen los que saben.
Hoy, la victoria del PNV es pírrica, por mucho que afanen en presentarla como un triunfo de la moderación, frente al radicalismo de EH-Bildu. Sin embargo, aunque se limite a la aritmética de los resultados, una lectura rápida muestra una tendencia difícil de ocultar.