
El campo popular debe asumir las dos caras de este momento. Por un lado, existe la posibilidad de sorprender, de que la candidatura de Jara logre articular un voto masivo de rechazo a la ultraderecha. Por otro, incluso en caso de triunfo, la izquierda gobernará en un escenario árido, marcado por la desmovilización social, el desgaste del progresismo














