
El colapso de El Fasher, tras 540 días de asedio y su toma por las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) el 23 de octubre, condensó la lógica implacable de un conflicto que devora a la sociedad sudanesa: violencia sistemática contra civiles, destrucción de servicios esenciales y desplazamientos masivos.














