
A través del relato de Tanya Harmer se puede evidenciar con mucha más visibilidad la precariedad e improvisación de la izquierda de aquel tiempo– que ya se podía observar en Altamirano de Patricia Politzer o en Conversaciones con Altamirano de Gabriel Salazar – llena de recursos discursivos, pero falta de cohesión y logística al momento de la verdad.













