Crónicas de un país anormal

El tortuoso camino a la paz en Colombia

Advertisement

El Manifiesto de Luciano Marín, (“Iván Márquez”), Jesús Santrich, Hernán Darío Velásquez, (”El Paisa”), y Henry Castellanos, (“Romaña”), alzados en armas, es una ridícula pantomima de guerrilla: la Cita de la “República” de Marquetalia, (mayo-junio de 1964), demuestra lo retrógrado y a histórico que significa este intento de resurrección del foquismo de la guerrilla.

 

Advertisement

 

Advertisement
Advertisement

Rodrigo Londoño, (“Timochenko”), hoy líder del Partido FARC, muy acertadamente afirmó que esta aventura de Iván Márquez y sus compañeros constituía un grave error, y que el 90% de los combatientes de las FARC estaban cumpliendo con los Acuerdos de Paz, firmados entre el gobierno de Juan Manuel Santos y los altos dirigentes de la guerrilla, (ocasión en que Iván Márquez desempeñó un papel fundamental en las previas  negociaciones de paz).

Advertisement

 

Advertisement

El ex Presidente y hoy senador, Álvaro  Uribe Vélez, un delincuente y paramilitar, con innumerables cuitas con la justicia colombiana, y que no está en la cárcel gracias al fuero parlamentario, tiene altas cuotas de responsabilidad en lo que ocurre hoy, especialmente en la débil y tardía implementación de los Acuerdos de Paz. Por su parte, Iván Duque, un inexperimentado político y lacayo de su líder, a través de la bancada del Partido Centro Democrático,  no ha hecho más que boicotear la  puesta en marcha de estos Acuerdos.

 

Advertisement

Los paramilitares – siguen vivitos y coleando – han desempeñado su cometido de asesinar a líderes sociales y  de derechos humanos,  asì como a campesinos y a ex combatientes, (ya suman cerca de mil en lo que va del gobierno de Duque).

Advertisement

 

Advertisement

Los trece mil ex combatientes de las FARC están cumpliendo la entrega de armas a la Comisión de Naciones Unidas, por el contrario, el gobierno de Iván Duque no ha honrado su palabra empeñada durante la campaña a la presidencia, en aspectos centrales del Acuerdo de Paz, como la reinserción de los ex guerrilleros y la reforma agraria y política comprometidas, sencillamente porque no les  conviene a los gamonales de la derecha, dueños de los grandes latifundios.

 

Advertisement
Advertisement

Iván Duque sólo está interesado en buscar la justificación para invadir a Venezuela y derrocar el gobierno de Nicolás Maduro. En el último mensaje a los colombianos culpa a Venezuela de instigar, apoyar y proteger a los rebeldes alzados en armas, pero la realidad muestra todo lo contrario: mucho antes del triunfo de Hugo Chávez la Venezuela de los ADECO y COPEI fue víctima del Estado fallido colombiano, acogiendo en su territorio a la mayoría de los desplazados; Colombia sólo se ha limitado a devolver la mano al aceptar más de un millón de venezolanos de la diáspora.

 

La Aventura de Iván Márquez, que busca hoy una hipotética alianza con el ELN, está condenada a la derrota pues, supuestamente, la reagrupación  de mil guerrilleros no puede hacer frente a un ejército poderoso, como el colombiano, y además, apoyado por la alta tecnología militar de Estados Unidos. Esconderse en la selva hoy es ridículo: la técnica contemporánea permite fotografiar, hasta en la noche, y en lo más espeso de la selva, a cualquier ser viviente, (incluso a los monos y a los papagayos). A Márquez y a sus compañeros no les queda otro camino que recurrir a atentados, fundamentalmente en centros urbanos.

Advertisement
Advertisement

 

Advertisement

Si Iván Duque no fuera tan servil y dogmático debiera privilegiar la implementación de los Acuerdos de Paz y, sobre todo, acercarse al Partido FARC para buscar en conjunto un Acuerdo nacional en contra del terrorismo y el narcotráfico, así como también aplicar mano dura en contra de los paramilitares y la delincuencia, y exigir el respeto irrestricto a los derechos humanos, tan vapuleados en Colombia.

 

Advertisement

Colombia, un país con dos Océanos, con enormes riquezas humanas y naturales, y con un crecimiento del 3% del PIB, no se merece que políticos corruptos, mezquinos y codiciosos se den el lujo de bombardear la paz, tan difícilmente  conquistada, y volver a las eternas matanzas, como si la vida humana no valiera nada.

 

Advertisement
Advertisement

Por desgracia  Colombia, con  la más antigua guerra irregular de América Latina, no ha demostrado, hasta ahora, una disposición a pagar el precio de la paz, que nunca ha sido regalada, sino que buena parte del pueblo está dispuesto a apoyarla y conquistarla.

Advertisement

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

03/09/2019           

Advertisement

Advertisement
Advertisement

Advertisement
Advertisement
Síguenos:
error1
fb-share-icon0
Tweet 20

Related Posts

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

El Clarín de Chile · Aviso legal Privacidad Política de cookies
Danzai Software